MENORES DE EDAD QUE VIVEN DE LA LIMOSMA
Los vemos en las calles aglomeradas del centro de la capital, alrededor de las estaciones de tren y a las entradas de los supermercados. Desde el punto de vista de la edad biológica son niños, pero desde el de la experiencia de vida, rebasan a muchos adul
Christine Leșcu, 20.09.2013, 18:35
Los vemos en las calles aglomeradas del centro de la capital, alrededor de las estaciones de tren y a las entradas de los supermercados. Desde el punto de vista de la edad biológica son niños, pero desde el de la experiencia de vida, rebasan a muchos adultos. Son los niños mendigos, desgraciadamente muy numerosos en Rumanía. ¿Por qué llegan estos niños, vestidos con trapos, a pedir limosna cuando hay canícula o hace un frío crudo en vez de estar al amparo de un hogar acogedor?
A esta pregunta tratarán de contestar la Asociación llamada El Teléfono del Niño, la Agencia Nacional Contra el Tráfico de Personas y el Instituto para la Investigación y Prevención de la Criminalidad. Su proyecto titulado “Donde comienza la mendicidad termina la infancia”, financiado por la Embajada de Francia, persiguió identificar las causas de la mendicidad juvenil y los métodos de prevención de la proliferación del fenómeno. La investigación referente a las causas de la mendicidad incluye opiniones de las autoridades locales acerca del fenómeno y no es un mero estudio estadístico. Acerca del modo en que es percibido este fenómeno nos hablará el comisario jefe, Constantin Stroescu:
“La principal causa de la mendicidad infantil la representa, en un 85,4%, la pobreza. Las demás causas son la influencia negativa de la familia, la falta de vigilancia y, más de una vez, los padres que determinan a sus hijos a vivir de la limosna. Otra causa sería la falta de implicación de la escuela y de las autoridades locales. Si nos referimos a los beneficiarios de las ganancias obtenidas de la mendicidad infantil, estos son en primer lugar los demás miembros de la familia, seguidos por otras personas que obligan al niño a mendigar. Las autoridades locales consideran que los niños mendigos son los últimos en beneficiarse. A la pregunta “¿de dónde proceden los niños mendigos?” cabe mencionar que un 75% de ellos proceden de familias pobres. Siguen luego las familias donde se consume alcohol, familias marcadas por la violencia doméstica, que descuidan a sus hijos.”
Es difícil de contabilizar el número de los niños que piden limosna pero, en opinión del embajador de Francia en Bucarest, Philippe Gustin:
“No las cifras despiertan interés, sino el propio fenómeno. Ya es demasiado un solo niño que mendiga en las calles. En consecuencia, 200, la cifra de menores de edad que viven de la limosna en París, es inmensa.”
A través del número 116.111, la Asociación “El Teléfono del Niño” tiene la posibilidad de escuchar a los niños con problemas. La idea del proyecto llamado “Allí donde comienza la mendicidad termina la infancia”, les fue sugerida por los niños que llamaron a este número. Al micrófono, Cătălina Florea, directora ejecutiva de la Asociación “El Teléfono del Niño”:
“Nos fueron señalados muchos casos en este número. Desgraciadamente la legislación no nos permite hacer más de lo que se hace, porque los equipos móviles quitan a los niños mendigos de la calle.”
Identificados por los departamentos de protección del niño, los mendigos menores de edad son llevados a los centros de acogida en régimen de urgencia, pero no se quedan mucho tiempo allí. Cătălina Florea nos amplía detalles:
“Según la ley, estos niños llegan nuevamente a la calle al día siguiente. Las direcciones de Asistencia Social declaran que no tienen el derecho de privar de libertad a un menor de edad. Este puede salir del centro de acogida en régimen de urgencia cuando quiera, pero es obvio que hay un problema si volvemos a encontrarlo en la calle, pidiendo limosna. En este caso deberíamos sancionar a los padres, porque el niño no está en la calle por buena voluntad. A este respecto existen lagunas legislativas.”
¿Qué nos queda por hacer en semejantes condiciones para que el fenómeno no se amplíe? Una solución sería presentarles a los niños, en la escuela, las causas del fenómeno. Ellos tienen que aprender a negarse cuando son obligados a mendigar. Nuevamente Cătălina Florea:
“Desde este mes de septiembre empezamos a aumentar las actividades educativas, principalmente en las clases de orientación. Por otra parte, es importante que haya sanciones firmes para los padres que obligan a sus hijos a mendigar. No me refiero solo a multas, porque en mi opinión obligar a un niño a salir a mendigar debería conllevar la pena de cárcel. Los padres que viven de la mendicidad de sus hijos deberían ir a la cárcel.”
Según el Ministerio del Interior, el nuevo Código Penal que entrará en vigor en el mes de febrero del 2014 prevé sanciones duras para el padre o tutor que cuida de un menor de edad que vive a su vez de la limosna. Las autoridades esperan que, de esta forma, la mendicidad juvenil disminuya.