Los adolescentes, una categoría especial en las escuelas
En los últimos años en Rumanía se ha hablado también sobre la capacidad de la escuela de fomentar ciertas habilidades y hábitos. Y aún más recientemente sobre su papel en el desarrollo de la inteligencia emocional.
Christine Leșcu, 30.08.2017, 12:14
Desde hace mucho tiempo, la escuela ya no es considerada una institución donde los niños y los jóvenes van solo para recibir algunos conocimientos. En los últimos años en Rumanía se ha hablado también sobre la capacidad de la escuela de fomentar ciertas habilidades y hábitos. Y aún más recientemente sobre su papel en el desarrollo de la inteligencia emocional. La inteligencia emocional se manifiesta mediante ciertas habilidades no cognitivas, habilidades a las que vale la pena que el sistema educativo asigne un papel tan importante como a las cognitivas. Esta es la conclusión de un estudio elaborado por la Universidad Babeş-Bolyai de Cluj-Napoca en colaboración con la Asociación ROI y el Instituto de Ciencias de la Educación, con el apoyo de UNICEF.
Eduard Petrescu, miembro de la oficina de UNICEF en Rumanía, ha hablado sobre cómo se definen estas habilidades:
“Se definen en resumen como aquellas habilidades que no se pueden medir mediante ninguna prueba estándar de inteligencia u otras pruebas de conocimientos. Relevante para el sistema educativo son las que tienen una dimensión personal. Me refiero a la manera en que uno consigue referirse a sí mismo como persona, consigue controlar o corregir ciertos tipos de comportamiento, encuentra su motivación o usa su creatividad. Existe también una dimensión social y comunitaria. Se trata de las habilidades vinculadas con la manera de relacionarse o la pertenencia a un cierto tipo de grupo. Hay también habilidades cívicas en las que interviene también la capacidad de participar en un proyecto o en un proceso de decisión.
Debido a su dimensión individual, pero también social, las habilidades no cognitivas son esenciales para el desarrollo armonioso de una persona y es necesario fomentarlas sobre todo en la adolescencia, cuando se forma el carácter. Por ello, el estudio sobre estas habilidades se ha centrado en los adolescentes, según ha afirmado Simona David-Crisbăşan, representante de la asociación ROI:
“Durante la adolescencia suele pasar lo siguiente: las habilidades físicas y mentales se desarrollan igual que en el caso de los adultos, mientras que la parte emocional se queda un poco retrasada. Justamente por ello existe esta posibilidad de que el adolescente tome en este periodo todo tipo de decisiones arriesgadas. Estas habilidades socioemocionales tienen varias dimensiones. Algunas dependen del desarrollo personal, la motivación, la disciplina, la perseverancia, la confianza en sí mismo, la iniciativa. Aquí está también la parte que tiene que ver con la comunicación con los demás, la relación interpersonal, la resistencia al estrés, cómo nos entendemos y cómo expresamos las emociones. También está la implicación cívica: la implicación en varios proyectos comunitarios y la pertenencia a la comunidad.
Los investigadores han constatado que en la sociedad rumana las habilidades no cognitivas se desarrollan únicamente a través de actividades extraescolares o acciones organizadas por los institutos en el marco del programa La Escuela Diferente. Incluso los adolescentes disfrutan más de los proyectos de voluntariado que de los cursos propiamente dichos. Según los investigadores, la explicación sería que en Rumanía, el sistema educativo se basa solo en la transmisión de conocimientos. ¿Cómo podría la escuela estimular las habilidades no cognitivas y cómo contribuiría esto a los resultados de los alumnos? Simona David-Crisbăşan:
En la escuela, deberíamos utilizar más estas habilidades y no solo las cognitivas, destacando los resultados, que es lo que ocurre ahora en el sistema educativo… No hay mucho enfoque sobre la comunicación, las relaciones interpersonales o la motivación aunque y este es el colmo, todos critican a los adolescentes por no manifestar interés por la escuela. Esto sucede porque no se sienten involucrados en el proceso. Para los adolescentes, lo más importante es sentirse involucrados y participar en el proceso educativo. Durante la escuela de primaria, se enfoca más la parte de relaciones, ya que hay solo un maestro que se encarga de los niños durante 4 años. Recientemente, se ha cambiado el currículo y se ha introducido incluso en la escuela de primaria, aunque no mucho, el elemento de desarrollo personal. Pero a partir del quinto grado, en la secundaria y en el instituto, el estudiante se siente excluido. Ya no hay tiempo y espacio suficiente para su implicación y por lo tanto, aparece la falta de interés y de motivación.
Las habilidades no cognitivas son importantes y no solo para aumentar el nivel de motivación, sino también en general, para el desarrollo posterior de los jóvenes, un desarrollo que también debería ser enfocado por la escuela.
El representante de UNICEF, Eduard Petrescu:
El sistema clásico de educación, que ahora está funcionando en Rumanía, fue concebido para otra época. Deberíamos tener en cuenta el ritmo más rápido del desarrollo de la sociedad en su conjunto, a nivel informativo, de la capacidad de comunicar y relacionarse y el hecho de que todos estos aspectos pueden afectar al mercado laboral. En definitiva, la formación escolar de un joven debe tener como objetivo mejorar su capacidad de integrarse a la vida social y profesional. Hay que encontrar la mejor manera posible, estimulando las habilidades no cognitivas, para poder ayudar al joven a adaptarse y a resolver los desafíos diarios.
Primero debemos formar a los profesores para que sepan como estimular estas habilidades en sus estudiantes. Luego tenemos que rehacer el currículo para incluir este elemento. Ahora se está analizando el nuevo currículo para la escuela de secundaria y los expertos creen que podemos desarrollar las habilidades no cognitivas sobre todo utilizando métodos pedagógicos especiales y animando a los estudiantes a trabajar en equipo.