Lo que los padres no saben
Muchos padres no saben lo que hacen ni cuánto tiempo pasan los menores de edad en internet.
Christine Leșcu, 14.02.2024, 13:03
Muchos padres no saben lo que hacen ni cuánto tiempo pasan los menores de edad en internet. Esta observación empírica, asumida por la mayoría de los adultos, se ha visto claramente confirmada recientemente por una encuesta sociológica realizada por la organización Save the Children de Rumanía. Centrado en la percepción que tienen los adultos del uso que hacen sus hijos de internet, el estudio se comparó con otro similar realizado hace un año desde la perspectiva de los niños. Y la conclusión de la comparación se resume de la siguiente manera: «desgraciadamente, niños y padres, estamos en dos mundos diferentes en cuanto a la percepción tanto del riesgo como del tiempo que pasamos en línea». Esto es lo que ha afirmado el sociólogo Ciprian Grădinaru, quien ha entrado en detalles:
«Vemos que 3 de cada 10 padres nos dicen que su hijo o hija pasa aproximadamente una hora al día en internet. Es sorprendente porque, de hecho, los niños dicen que solo un porcentaje marginal —el 2 % o el 3 %— pasa menos de una hora al día. Vemos una primera diferencia, ya que muchos niños, casi tres de cada diez, dicen que pasan más de cuatro horas en línea para actividades extraescolares. No les preguntamos sobre las tareas escolares porque estamos en un contexto pospandémico en el que lo más probable es que los comportamientos de aprendizaje hayan quedado anclados en el ámbito en línea. Las principales cosas que los padres dicen que sus hijos hacen en línea son jugar y ver contenidos de vídeo con todo lo que ello conlleva. Solo me centraré en un tema: las redes sociales, donde casi un 30 % de los padres dicen que su hijo o hija tiene un perfil. Si nos fijamos en los padres que tienen hijos mayores de 10 años, esta cifra se eleva al 40 %. Pero si incorporamos las opiniones de los niños de la encuesta de febrero de 2023, vemos que un 90 % de los niños dicen que tenían un perfil en una red social».
Las diferencias entre lo que los padres creen saber y lo que los hijos dicen que hacen realmente en línea se vuelven dramáticas en el contexto del ciberacoso o de otros incidentes. Ciprian Grădinaru:
«En cuanto a los incidentes en línea, me referiré apenas a dos elementos: un 9 % de los padres afirma que su hijo o hija ha sufrido un incidente de este tipo recientemente. Aquí hay dos cosas que vale la pena analizar un poco. Hace casi 11 años, en 2013, en otra muestra de padres, el porcentaje era idéntico, del 9 %. Desde 2013 hasta ahora, las redes sociales han explotado. Han surgido montones de redes nuevas, muchas de ellas de alto riesgo. Se han multiplicado los dispositivos en los que los niños se conectan y ha aumentado el tiempo que pasan conectados. Sabemos que en los últimos 10 años la edad a la que los niños se conectan a internet ha descendido unos 4 años. Sin embargo, el número de incidentes y la falta de concienciación siguen siendo constantes. Es un tema de investigación, porque en las muestras de niños, casi un 40 % de ellos dice haber tenido un incidente de este tipo, pero sólo un 20 % de ellos dice también haber hablado con alguien al respecto. Ese alguien puede ser el amigo, no necesariamente el padre. Así que estimamos que uno de cada cuatro incidentes en internet no se denuncia a nadie, no solo a los padres».
De hecho, el principal problema sigue siendo la falta de comunicación entre las generaciones, que hace que los padres ignoren las preocupaciones de sus hijos y que los niños se escondan de los adultos. Sin embargo, hay intentos de conocer por parte de los adultos, como nos cuenta el sociólogo Ciprian Grădinaru:
«Hace diez años, en 2013, los padres realizaban un seguimiento participativo mucho más importante del comportamiento en línea de sus hijos. Un porcentaje mucho mayor de padres afirmaba realizar actividades en línea junto con su hijo. Por ejemplo, jugaban juntos. Estos índices han disminuido al menos entre un 10 % y un 20 % en los últimos 10 años. En cambio, como algo positivo, ha aumentado el uso de programas de control parental. Probablemente también ha aumentado su número. Si hace 10 años dos de cada diez padres decían tener instalado este tipo de programas en los dispositivos de sus hijos, hoy el porcentaje se ha duplicado. Ahora queda por preguntar cuán eficaces son y qué hacen los que no utilizan estas aplicaciones».
La falta de diálogo y de conocerse crea situaciones dramáticas para los niños acosados en línea, algunos de los cuales incluso acaban en clínicas de psicoterapia. La estudiante Bianca Joiță habla de una experiencia de este tipo:
«Estaba en octavo grado. Recuerdo que estaba muy estresada por la evaluación nacional y que mis padres también estaban estresados. La primera vez que oí hablar de la pandemia y de las dos semanas de vacaciones, me alegré mucho de poder quedarme en casa y tener tiempo para estudiar. Pero sabemos muy bien que esas dos semanas se convirtieron en meses y meses de estar en casa con mis padres, en los que podía estar cerca de ellos, hablar con ellos y llegar a conocerlos. Debido al estrés de los estudios y a mi desorganización, mi reacción a esta sobrecarga emocional fue alejarme de ellos. Así que me conectaba muchísimo a internet y me convertí en víctima de acoso. Empecé a hablar con gente de mi edad, pero me hirieron emocionalmente porque empezaron a hacer bromas sobre mí y mi aspecto. Y como ya estaba tan lejos de mis padres y me había aislado al usar el teléfono e internet, me resultaba difícil contarles lo que estaba pasando. Fue una lucha por la que pasé sola y de la que aprendí. Ahora, como estudiante en un instituto pedagógico, sé lo importante que es hablar con los padres, lo importante que es la relación familiar, qué errores cometí y cómo podría haber evitado esta mala situación».
En conclusión, además de vigilar más de cerca la actividad en línea y limitar el tiempo de pantalla, otra forma de evitar los peligros en internet es la comunicación personal entre hijos y padres, señalan los expertos de la organización Save the Children.
Versión en español: Monica Tarău