Las perspectivas de la jubilación en Rumanía
Aproximadamente el 54% de los europeos espera permanecer activo en el mercado laboral después de la edad de jubilación.
România Internațional, 20.03.2019, 17:04
Aproximadamente el 54% de los europeos espera permanecer activo en el mercado laboral después de la edad de jubilación, según una encuesta realizada recientemente por un importante banco europeo en el que participaron encuestados de 15 países, incluidos 13 en Europa. A nivel europeo, se espera que solo una cuarta parte de la población tenga el mismo nivel de vida después de la jubilación.
Como es habitual, Rumanía registra valores aún más pesimistas. En nuestro caso, el 63% de los encuestados piensa que tendrá que trabajar después de la edad de jubilación para pagar sus facturas. Para comprender estos porcentajes, Manuela Stanculescu, socióloga del Instituto de Investigación de Calidad de Vida, aclara que partimos del hecho de que representan opiniones y expectativas. Se trata del tipo de opinión que encaja en el patrón de respuestas a las expectativas sobre la dirección en la que va el país (bueno o malo) o el nivel de felicidad personal. Y a este respecto, los rumanos siempre han estado en los últimos lugares de Europa, mostrándose muy pesimistas. Además, las encuestas de este tipo revelan ciertos comportamientos o mentalidades, dice Manuela Stanculescu.
Los rumanos tenemos cierto tipo de comportamiento. Solo en los últimos años hemos comenzado, algunos de nosotros, a planificar a largo plazo. Por ejemplo, algunos planean su jubilación. Debido al pasado comunista, todavía pensamos: «la pensión nos llega», «esperamos que venga la pensión». Como si la pensión viniera sola. En cambio, en el extranjero las personas suelen preocuparse por sus propias pensiones. Además, hay muchas más herramientas y posibilidades financieras en el extranjero para pensar y planificar la pensión. Es un tipo de comportamiento que el occidental aprende en la escuela. En Rumanía, esto no se aprende ni en casa, ni en la escuela. Solo recientemente, y solo entre la población de nivel medio alto, hay una tendencia a formar este tipo de comportamiento. Comienzan a planificar sus vacaciones, comienzan a hacer planes de financiación de los estudios de sus hijos en el extranjero. Eso no existía antes.
En otras palabras, gran parte de los rumanos, así como los otros europeos del este que han sido marcados por el comunismo, deben entender que la planificación de las pensiones es una responsabilidad por su propio destino. Este tipo de comportamiento heredado del comunismo también se observa cuando se mide el nivel de ahorro. También es cierto que esto depende en gran medida del nivel de vida muy bajo de muchas personas. Alrededor del 69% de los rumanos afirman que no pueden ahorrar debido a los ingresos demasiado bajos. Pero, además de la pobreza y la mentalidad, también existe una causa concreta: la oferta de las instituciones bancarias y financieras, considera Manuela Stănculescu, en referencia a las causas reales del bajo ahorro.
Un alto nivel de pobreza. Muchas personas no pueden ahorrar porque viven de un día para otro. En segundo lugar, tampoco se desarrolla ningún comportamiento de ahorro. ¿Por qué? Porque no hay educación al respecto. El problema de los países que salieron del comunismo es la falta de educación financiera en las escuelas. En tercer lugar, no hay una variedad de productos financieros para fomentar el ahorro, porque en Rumanía, los bancos no ofrecen esta diversidad de productos bancarios o financieros, como es el caso del resto de Europa.
Sin embargo, las percepciones y expectativas empíricas de la población están respaldadas, al menos en parte, por datos concretos. Ya en 2009, el Banco Mundial advirtió que el déficit en el sistema de pensiones rumano superaría el 5% del PIB en 2020 y seguiría una tendencia al alza, después de lo cual se reduciría al 6,2% del PIB para 2050. Los déficits son causados por el envejecimiento de la población, así como por el costo de la transición de parte de las contribuciones del Pilar I (pensiones aseguradas por el Estado financiadas con cargo al presupuesto de seguridad social) al Pilar II (pensiones proporcionadas por contribuciones obligatorias a fondos de pensiones de gestión privada).
En 2009, cuando se hicieron estas predicciones, Rumanía recientemente había reformado su sistema de pensiones estructurándolo en tres pilares: el Pilar I, donde las contribuciones obligatorias están gestionadas por el Estado, el Pilar II, obligatorio para las personas menores de 35 años y opcional para el grupo de edad de 35 a 45 años, en el que un porcentaje de las contribuciones de los empleados son de gestión privada y el Pilar III, que es un plan de pensiones voluntario gestionado por empresas privadas. Actualmente más de 7 millones de rumanos contribuyen al Pilar II de pensiones y a fines de 2016, alrededor de 410.000 personas optaron por el aporte voluntario al sistema privado de pensiones. Por lo tanto, solo unos 400.000 rumanos entendieron que la planificación de las pensiones también depende de una elección individual. También puede significar que solo un número reducido de rumanos se permite depositar una cantidad mensual en un fondo privado de pensiones. Por lo tanto, el pesimismo con respecto a la necesidad de continuar trabajando después de la jubilación se explica por el nivel de vida actual, pero también por la amenaza demográfica que pone en cuestión el futuro de las pensiones. Manuela Stănculescu:
Los grandes problemas relacionados con las futuras jubilaciones provienen de tres fuentes. La primera se refiere al envejecimiento de la población. Estamos pasando por un proceso de envejecimiento. Esto implica entre otras cosas que tiende a haber menos trabajadores en activo por jubilado, porque aumentan las personas en edad de retiro y disminuyen las que integran la fuerza laboral. Y esto ejercerá presión sobre el fondo de pensiones. Además, hay otras dos fuentes. Primero, la economía informal, todavía muy desarrollada en Rumanía. Esto significa, por un lado, una fuente de supervivencia, pero por otro lado, a la larga, será el instrumento que nos matará. Trabajamos ilegalmente, y no registramos nuestros ingresos, y eso significa una pensión muy baja o ninguna pensión. La tercera fuente es la emigración internacional que funciona de la siguiente manera: alguien está trabajando en el extranjero por un período sin formas legales claras, regresa al país donde tiene por un tiempo el ingreso mínimo garantizado o no tiene ningún ingreso, y luego sale de nuevo para el extranjero. Actualmente, tiene algo con lo que vivir, pero no aporta nada al fondo de pensiones, ni en el extranjero, ni en Rumanía. Debido al envejecimiento de la población y la migración es posible que los jubilados se conviertan en la categoría más afectada por la pobreza. Hoy en día no lo es. Los niños y los jóvenes han alcanzado un nivel de pobreza inadmisible para cualquier sociedad moderna.