Las mujeres, un caso aparte en tiempos de pandemia
Como ya se sabe, la pandemia y las consiguientes restricciones han afectado todavía más a grupos que ya eran vulnerables como, por ejemplo, los adultos y niños de zonas rurales desfavorecidas.
România Internațional, 21.07.2021, 17:07
Como ya se sabe, la pandemia y las consiguientes restricciones han afectado todavía más a grupos que ya eran vulnerables como, por ejemplo, los adultos y niños de zonas rurales desfavorecidas. Así, las mujeres que, en cualquier caso, ya soportaban la carga de la desigualdad salarial y del «turno doble» que implica trabajo en el hogar, se han sentido aún más desbordadas que antes. Un estudio reciente de la empresa de estudios de mercado FRAMES ha revelado que siete de cada diez mujeres encuestadas han afirmado que la pandemia ha cambiado su estilo de vida, mientras que el 64 % han indicado que se sienten afectadas por el aislamiento impuesto por las medidas de restricción. He hablado sobre el resto de los datos que se desprenden del estudio con Adrian Negrescu, representante de la empresa:
«El 58 % de las mujeres han declarado que trabajar desde casa ha sido un fastidio durante esta época porque nadie estaba demasiado preparado para trabajar desde casa. No hemos tenido ordenadores o cámaras web. No hemos tenido la velocidad de Internet necesaria para realizar este tipo de actividades. Además, trabajar desde casa, en un apartamento muy pequeño, con la familia y los niños al lado, dificulta la concentración y la posibilidad de hacer que el trabajo sea eficiente. Curiosamente, tan solo el 26 % de las mujeres han considerado el teletrabajo como una medida positiva.»
En el mundo rural y otras zonas desfavorecidas, sin embargo, el aislamiento en las casas no ha conllevado la imposición del teletrabajo, sino una escalada de la inseguridad económica y, por qué no, psicológica. El centro FILIA, organización dedicada a proteger los derechos de las mujeres, ha supervisado su situación durante la pandemia, tal y como comenta su directora general, Andreea Rusu:
«Respecto a las mujeres con las que trabajamos en las zonas rurales, se han visto obligadas a regresar del trabajo en el extranjero o no han tenido la posibilidad de trabajar durante el día. Han tenido que quedarse en casa con los hijos, quienes han dejado de poder al colegio. Además, las parejas o los maridos dejaron de poder ir a trabajar, ya que, como se sabe, muchos habitantes de zonas rurales trabajan sin contrato de trabajo o con contratos temporales. (…) Así, su capacidad para comprar productos de higiene o alimentos ha sido mucho más complicada que antes. A escala nacional existen estudios que ponen de manifiesto que, durante el estado de alerta, dos tercios de los solicitantes de prestaciones por desempleo han sido mujeres. Esto nos muestra que, cuando se da una crisis sanitaria así, trae consigo una crisis económica y social, y que las mujeres son las primeras en verse afectadas. (…) Si los niños dejan de ir al colegio o si tienen familiares que enferman, las mujeres son las que se encargan de cuidarlos, por lo que no tienen tiempo de acceder al mercado laboral y encargarse, a la vez, de los cuidados de la familia. Esto significa que la situación de las mujeres se ha vuelto todavía más precaria desde el punto de vista económico, y dependen todavía más de sus parejas.»
De hecho, en algunos casos, la relación de las mujeres con su marido o pareja se ha puesto a prueba durante el último año. Adrian Negrescu nos lo detalla:
«El 64% de las mujeres dijo que el hecho de quedarse en casa les ha hecho conocer mejor a sus compañeros de vida. ¿Por qué? Ya se sabe que antes de esta crisis sanitaria, tanto hombres como mujeres estaban preocupados por el trabajo desde la mañana hasta la noche. Por lo general, coincidían por la noche y el fin de semana. La interacción estaba limitada, de algún modo, mientras que, al trabajar y vivir en el mismo entorno las 24 horas del día, se han dado cuenta de cosas que antes no les preocupaban, y esto ha influido en el modo en que perciben a la pareja. A algunos los han unido más, pero para otros, lamentablemente, las cosas han evolucionado de manera negativa. (…) Por eso se dieron tantos divorcios en 2020, y en 2021 la tendencia continúa. Los ciudadanos rumanos se divorcian más que antes de la pandemia debido a los problemas generados por la crisis y a las diferencias de percepción entre hombres y mujeres.»
La pandemia también ha afectado a la relación de las madres con sus hijos, dado que la educación formal se ha llevado a cabo, sobre todo, en casa, la cual se ha convertido de repente en colegio, oficina y hogar. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, para algunas mujeres ha sido beneficioso estar todavía más cerca de los pequeños, ha advertido Adrian Negrescu:
«Las mujeres que ya son madres se han acercado al mundo de los niños. Los críos han trabajado en línea y han hecho sus deberes. Padres e hijos han pasado más tiempo juntos que antes de la pandemia. Además, algunas madres han descubierto prácticamente a sus hijos, han descubierto algunas cosas en los niños que antes no veían porque, lamentablemente, tenían muy poco tiempo disponible. (…) Por otro lado, hemos advertido que el 54 % de las mujeres sin hijos que han participado en la investigación dicen que les gustaría quedarse embarazadas incluso en condiciones de pandemia severa. Esto significa que las mujeres han acentuado todavía más sus ganas de ser madre.»
Por otro lado, la investigación realizada por el centro FILIA revela que una ayuda adicional no habría estado de más. Andreea Rusu:
«Las mujeres a las que les costaba mucho trabajar desde casa con los hijos tendrían que haber tenido otra opción. Debería haber existido una alternativa para ellas. Ha habido varias ayudas de las autoridades (como la posibilidad de estar en paro temporalmente), pero estas han sido insuficientes. Ha habido muchas mujeres que, en el cuestionario, nos han indicado que han tenido que trabajar de noche o que han optado por tomar una baja por enfermedad durante este período porque no podían hacer frente a sus obligaciones desde casa. Por esta razón, en el caso de las mujeres, durante la pandemia, el estrés ha incrementado y el trabajo ha aumentado, por lo que el equilibrio entre la vida privada y profesional ha sido muy difícil de encontrar para muchas de ellas.»
La salud ha sido otra de las preocupaciones, y es que el acceso a los servicios médicos también se ha visto obstaculizado, ya que se ha dado prioridad a los casos de COVID-19. Sin embargo, si vemos el vaso medio lleno, la pandemia ha puesto de relieve la importancia de la prevención, un aspecto desatendido por la mayoría de los rumanos, indica Adrian Negrescu:
«Las mujeres prestan cada vez más atención a la salud. Esto es algo bueno. Curiosamente, antes de la pandemia, el 61 % declaraba que iba al médico solo cuando era necesario, el 21 % solo una vez al año y solo el 11 % acudía a los controles médicos trimestrales. Ahora, en 2021, el estado de salud ha pasado a ser prioritario. El 83 % de los encuestados considera que esta es la prioridad principal en 2021. Nos referimos a los controles periódicos. En un contexto de pandemia, las mujeres se han interesado más en ir al médico para comprobar si tenían algún otro problema de salud aparte de los conocidos.»
Por supuesto, además de todos los problemas que se acaban de presentar, se está dando un aumento de los casos de violencia doméstica, sobre todo en épocas de cuarentena, fenómeno que se observa en toda la Unión Europea.
Versión en español: Víctor Peña Irles