La vivienda como derecho humano fundamental
El coste de la vivienda supone el mayor gasto en los hogares en la Unión Europea y el aumento del precio de la vivienda y de los alquileres, los elevados costes de construcción y la subida de los tipos de préstamos hipotecarios son solo algunos de sus efectos. ¿Dónde encaja Rumanía en este panorama?
Iulia Hau, 22.01.2025, 12:59
El coste de la vivienda supone el mayor gasto en los hogares en la Unión Europea y el aumento del precio de la vivienda y de los alquileres, los elevados costes de construcción y la subida de los tipos de préstamos hipotecarios son solo algunos de sus efectos. ¿Dónde encaja Rumanía en este panorama? «La vivienda debe tratarse como un derecho fundamental, por el que todos los europeos, incluidos los jóvenes y los grupos vulnerables, puedan disfrutar de una vivienda digna y sostenible». Esta es la conclusión unánime del primer foro sobre vivienda celebrado en Bruselas a finales del año pasado.
Un informe de 2023 mostraba que casi la mitad de los residentes europeos que pagan alquiler sienten que viven con riesgo de tener que abandonar su casa en los próximos tres meses porque ya no pueden permitírsela. Mientras tanto, la falta de vivienda se está convirtiendo en uno de los mayores problemas del continente, con casi un millón de personas sin techo.
Según Sorcha Edwards, secretaria general de Housing Europe, la actual crisis de la vivienda tiene muchas caras. Además de las zonas superpobladas, que contrastan con las regiones infraocupadas, nos enfrentamos a la pobreza energética, es decir, viviendas que no se han modernizado ni aislado, lo que empuja a la gente a vivir en condiciones precarias, con demasiado calor en verano y demasiado frío en invierno. Otro problema son las viviendas para personas mayores y con discapacidad, que no están adaptadas a sus necesidades.
«Luego están las víctimas de la violencia doméstica, que no tienen adónde ir, y las personas sin hogar. Sin embargo, en determinadas zonas las causas de estos problemas son más complejas y las autoridades locales y los gobiernos no disponen de los recursos necesarios para solucionarlos porque, a menudo, carecen de experiencia para gestionar este complicado sector. Se esperaba que el mercado lo resolviera, pero cuando dejamos un sector como el de la vivienda solo en manos del mercado, prevalecerá el oportunismo y la obtención de beneficios».
Pese a que según las estadísticas de Eurostat de 2023, Rumanía es el país con mayor porcentaje de propietarios de viviendas (el 93 % de los rumanos son propietarios de la casa en la que viven y solo el 7 % la alquila), los hogares rumanos figuran entre los más hacinados (40 %), solo superados por los de Letonia, con un 40,9 %. Las viviendas de Rumanía y Eslovaquia son las que tienen menos habitaciones por persona: 1,1 habitaciones frente a una media europea de 1,6. En el otro extremo se sitúan Malta y Luxemburgo, con 2,3 y 2,2 habitaciones por persona, respectivamente. En 2023, solo el 1,5 % de la población de la UE vivían sin baño, pero la gran mayoría estaba en Rumanía, con más del 20 %, seguida de Bulgaria y Letonia, con un 7 % cada una.
A la pregunta de qué soluciones podría adoptar Rumanía inspirándose en los proyectos de éxito de otros Estados miembros, Sorcha Edwards responde:
«Obviamente, en materia de vivienda no es posible copiar y pegar soluciones. Hay que tener en cuenta, entre otras cosas, las necesidades locales, los escenarios específicos, las tendencias y la renta media de la población. ¿Cuáles son las previsiones en cuanto a tendencias demográficas y oportunidades de empleo? ¿Hay zonas en las que se prevén más oportunidades laborales? Por lo tanto, hay que tener en cuenta una amplia gama de factores. Sin embargo, una solución muy eficaz sería aumentar el número de viviendas públicas, sociales o de renta limitada, según el modelo que mejor se adapte a la cultura y las necesidades locales. Las ventajas de este planteamiento son minimizar el riesgo de exclusión residencial, reducir el índice de hacinamiento en las viviendas y ofrecer opciones a la gente».
Aunque el panorama difiere de un Estado miembro a otro e incluso de una zona a otra, las principales dificultades para paliar la crisis de vivienda a escala europea no difieren demasiado de las que afronta Rumanía. Sorcha Edwards:
«Estamos asistiendo a un aumento significativo del precio de los materiales de construcción, lo que ralentiza el proceso de entrega, y no tenemos acceso suficiente a las superficies de terreno necesarias. Además, si hablamos del potencial de rehabilitación sostenible de los edificios existentes, una gran solución para reducir la huella de carbono (ya incorporada a las nuevas viviendas), uno de los principales escollos es conseguir los permisos de los propietarios. Todos estos problemas pueden superarse si contamos con una visión clara, una voluntad política firme y unos objetivos bien definidos».
Aunque Rumanía todavía tiene que recuperar terreno, en comparación con los demás Estados miembros, y los alquileres y los precios de la vivienda también han aumentado en nuestro país, las subidas han sido menos drásticas que en la mayoría de los demás países. Mientras que desde 2010 hasta el último trimestre de 2024 los precios subieron un 230 % en Hungría y Estonia, un 181 % en Lituania, un 113 % en Portugal y un 110 % en Bulgaria, en Rumanía el aumento fue inferior al 30 %.
Además, en palabras de la experta Sorcha Edwards, «el sector inmobiliario juega al son de los inversores», por lo que, a menos que su interés vaya más allá de maximizar el beneficio en el plazo más corto posible, el acceso a la vivienda para todos los ciudadanos europeos seguirá siendo un problema.
Versión en español: Victoria Sepciu