La Unión Europea respalda las empresas sociales de Rumanía
Las empresas sociales, un segmento de la economía que persigue más bien ayudar y lograr la coagulación comunitaria en torno a una actividad que sacar provecho financiero, se benefician desde hace varios años de apoyo por parte de la UE.
România Internațional, 21.09.2016, 17:17
Para adaptarse a la legislación europea y satisfacer unas necesidades sociales reales, las empresas sociales han venido desarrollándose poco a poco también en Rumanía, dado que en nuestro país funciona también, desde el año pasado, una Ley de Economía Social. Al principio, muchos de estos proyectos se benefician de financiación a través de fondos europeos, y porque sus ideas merecen ser divulgadas, la representación de la Comisión Europea en Bucarest les ha dedicado este verano la campaña titulada “Yes, we care” (Sí, nos importa). La campaña organizada en 2016 ha incluido una serie de visitas de los embajadores de los Estados miembros a empresas que desarrollan proyectos sociales financiados por la UE. Monica Loloiu, miembro de la representación de la Comisión Europea en Bucarest nos amplía detalles sobre la campaña:
“Rumanía empieza a recuperar los retrasos. El hecho de que exista una Ley de Economía Social, que ha sido votada recientemente por el Parlamento, es muy importante. Existen ya organizaciones y empresas que aplican proyectos relacionados con la economía social, lo que significa que en Rumanía, las personas informadas saben que a través de proyectos las cosas pueden cambiar. ¿Qué significa “economía social”? Significa idear un proyecto para solucionar las desigualdades sociales o para integrar en el mercado laboral a personas desfavorecidas para que tengan acceso a un buen puesto de trabajo.”
Es el caso del proyecto “MamaPan”, una panadería donde el pan se prepara conforme a las reglas tradicionales, sin aditivos, conservantes o levadura industrial. Irina Sorescu, gerente de este negocio nos informa que la empresa social, beneficiaria de una financiación europea, ha sido abierta especialmente para ayudar a las madres solteras. Escuchémosle:
“El proyecto fue iniciado en 2014, con la financiación que recibimos y a raíz de una idea nacida en la Fundación ”Asociación para la Igualdad”, dedicada especialmente a las mujeres con vulnerabilidades. Tras entrar en contacto con estas mujeres hemos comprendido que lo que ellas más necesitan es tener un lugar de trabajo estable. De estos grupos vulnerables hemos apreciado que las madres solteras se hallan en una zona de riesgo máximo. Porque para los contratantes ellas no representan un empleado deseable por razones que atañen a su responsabilidades de familia y por no estar disponibles a todas horas.”
Aunque en Bucarest el mercado de los productos de panadería es grande y la competencia a la altura, la empresa social “MamaPan” se ha apañado bien porque los clientes han sido atraídos también por la idea de ayudar a las seis madres solteras que trabajaban allí. El negocio lleva un año desde que finalizó la financiación europea. Irina Sorescu nos dirá a continuación cómo obtuvo el centro “Asociación para Igualdad” los fondos europeos:
“Cuando elaboramos el proyecto propiamente dicho no tropezamos con dificultades porque teníamos una idea clara y nos beneficiábamos de experencia en gestionar los proyectos con financiación europea. Pero sí, hubo dificultades de índole burocrática, causadas por el atraso del dinero. Mucho más difícil nos resultó cerrar el proyecto, en el momento en que tuvimos que desenvolvernos igual que cualquier otra empresa, sin ningún apoyo del exterior, en las condiciones en que ofrecemos a nuestras empleadas mucho más de lo que se ofrece en el marco de un negocio habitual. Es difícil crear un mercado de venta en Bucarest, donde en la zona de productos de panadería la competencia es grande. En general es difícil mantenerse uno en el mercado y hacer sostenible un negocio social.”
Otra empresa social de éxito, basada en la artesanía y el renacimiento de las tradiciones es “Clay Play”. En este caso todo partió de la pasión por la cerámica de la iniciadora del proyecto, Gabriela Hobeanu. Escuchémosla:
“Es un proyecto financiado con fondos europeos. Nos beneficiamos de una financiación de 25.000 euros que nos ayudó mucho en la adquisición de todo el equipo. Desde el principio contratamos a dos empleados con jornada de trabajo completa. Una de las condiciones del proyecto era que al menos uno de los empleados tuviera menos de 30 años de edad. Por lo demás colaboramos con estudiantes, personas no ccualificadas pero que tienen maña y mucha pasión. “Clay Play” es una combinación entre la producción de cerámica decorativa y utilitaria, y la organización de talleres de modelado en barro para adultos y niños.”
Y porque comiendo viene el apetito ha sido suficiente que la gente sepa de la existencia de estos talleres para que el interés vuelva a despertar. Escuchemos a Gabriela Hobeanu:
“Un número cada vez mayor de personas acude a estos talleres con mucha alegría. La actividad es relajante y se parece a una terapia y como en todas las industrias creativas cuando uno realiza algo con sus propias manos el sentimiento es extraordinario.”
En el marco de la campaña “Yes, we care” las empresas sociales rumanas han sido presentadas a los embajadores de los Estados miembros en Bucarest como ejemplos de historias de éxito hechas realidad con ayuda de dinero europeo.