La tienda de las buenas acciones e implicación cívica
“Un niño sonríe por término medio 370 veces al día, un adulto sólo 7 veces, y un niño enfermo 10 veces al día, según ha destacado la asociación humanitaria “Mercy Charity Boutique.
România Internațional, 27.06.2018, 18:01
“Un niño sonríe por término medio 370 veces al día, un adulto sólo 7 veces, y un niño enfermo 10 veces al día”, según ha destacado la asociación humanitaria “Mercy Charity Boutique”. Esta tienda de buenas acciones se ha propuesto que las sonrisas de los niños enfermos, pero no sólo suyas, sean lo más lindas posibles. Esto es más difícil de cumplir en el caso de aquellos que tienen enfermedades oncológicas, para quienes la salud dental es vital. Pero es también difícil de cumplir en el caso de los niños del entorno rural. Allí donde ya no hay ningún consultorio dental público, en las condiciones en que de todas formas, más de un 75% de los niños de Rumanía con edades de entre 6 y 11 años tienen caries en los dientes temporales.
Por ello, Alina Ţiplea y Daniela Staicu, representantes de la asociación “Mercy Charity Boutique”, se han propuesto suplir los consultorios fijos mediante algunos consultorios móviles. Y mediante el proyecto “Zâna Merciluţă” (“El hada Merciluţă”) han conseguido dotar una furgoneta y convertirla en un consultorio dental móvil. Alina Ţiplea ha ofrecido más detalles:
“El proyecto empezó en 2014, bajo una forma extremadamente incipiente. Los niños del Instituto Oncológico, para quienes un tratamiento de este tipo es vital, eran llevados del hospital a un consultorio dental colaborador situado en otra parte de Bucarest. A partir del año pasado funciona el consultorio móvil. Hemos llegado a esta solución justamente porque es difícil sacar del hospital a los niños del Instituto Oncológico y llevarles cada vez al dentista. Pero las consultas son vitales para ellos. Por esto hemos pensado sobre todo en ellos. Pero también porque hemos desarrollado varios proyectos educativos en las zonas rurales y sabíamos que allí era muy necesario tener servicios sanitarios. Es decir que pensamos también en cómo llegar a las aldeas con el tratamiento dental para niños. Así llegamos a la idea de un consultorio móvil: un coche dotado como cualquier otro consultorio dental.”
El proyecto “Zâna Merciluţă” no ha tenido hasta ahora una región preferida. Ha recorrido el sudeste del país , del distrito de Iaşi, al centro, al distrito de Mureş, y ha llegado también al sur, al distrito de Dolj. Así se ha constatado que en las aldeas hay más consultorios sobre el papel que en la realidad. Pero el equipo del proyecto “Zâna Merciluţă” vio que no había ningún consultorio o que sólo había un punto de trabajo donde de hecho no trabajaba nadie. Además, como son comunidades rurales pobres, muchas veces la gente no se puede permitir desplazarse muchos kilómetros para ir a la clínica más cercana. Daniela Staicu ha continuado la descripción:
“En las aldeas no hay consultorios en las escuelas, a veces porque las escuelas tampoco lo permiten, dado que son edificios con una o dos habitaciones. Y si hay clínicas, en las conversaciones que hemos tenido con los directores de las escuelas hemos entendido que estas clínicas han disminuido en los últimos años, así que los consultorios dentales han dejado de existir. O el médico ya no tuvo motivación para quedarse, porque el tratamiento dental es caro y la gente en el campo no se lo puede permitir. Si hay dentista, se plantea de nuevo el problema del dinero. Hay un programa nacional mediante el cual los niños de hasta los 18 años tienen acceso a una serie de intervenciones dentales gratuitas, pero sólo si el dentista tiene contrato con la Caja Nacional o Distrital de Seguros de Salud. En caso contrario, no puede recuperar el dinero de esas intervenciones, es decir que los padres de los niños las tienen que pagar.”
A la falta de asistencia sanitaria se añade la falta de educación en este ámbito. Daniel Staicu:
“Muchos no tienen pasta y cepillo de dientes, sin tener en cuenta que el cepillo se debería cambiar cada tres meses. En un determinado momento pensamos: como hay un programa nacional denominado “Cruasán y leche”, sería necesario que por lo menos al principio y al final del año escolar, los niños reciban cepillo y pasta de dientes, sobre todo en las zonas rurales, donde los ingresos son muy bajos. Yo personalmente nunca he visto dientes con tantas caries a una edad tan temprana, y niños sin algunos dientes desde los 8 o 9 años. Ni hablar de las desviaciones dentales, con dientes que salen de la encía por donde no deberían salir. Esos son casos quirúrgicos. Además, nadie ve a estos niños, nadie les dice lo grave que es y no les facilita el acceso a estos servicios sanitarios básicos.”
Ahora el proyecto “Zâna Merciluţă” y los médicos voluntarios ofrecen parte de estos servicios dentales. Alina Ţiplea.
“Tenemos médicos voluntarios de Bucarest. Y ahora han empezado a ponerse en contacto con nosotros algunos médicos del resto del país. Así los médicos están en contacto con la gente de las aldeas cercanas: es posible que sean niños que necesitan tratamiento de larga duración y entonces los padres y el médico permanecen en contacto para que el tratamiento pueda continuar. Tendremos también un segundo consultorio dental para cubrir una zona mayor, y esto es difícil de hacer con un solo coche. El coche que tenemos ahora ha sido dotado por una institución bancaria. Todos nuestros patrocinadores están en la página web y además de ellos, hay también personas físicas que nos apoyan. El médico es voluntario, pero para que pueda llagar a la aldea y asegurar la prevención o el tratamiento, nuestra asociación le ofrece todo lo que es necesario para estar allí. En el consultorio tiene todos los materiales necesarios. El consultorio móvil es también al fin y al cabo un coche que necesita revisión y gasolina.”
Por estas razones, Alina Ţiplea y Daniela Staicu continuarán recaudando donaciones y enviando peticiones para que sean equipados otros consultorios como el del proyecto “Zâna Merciluţă”.