La sociedad civil apoya la educación en los pueblos
Allí donde la intervención institucional y oficial de las autoridades estatales llega con retraso, los rumanos consiguen compensar esta ayuda tardía.
Christine Leșcu, 18.09.2024, 15:40
Han aprendido recientemente a hacerlo a través de organizaciones no gubernamentales que, a su vez, consiguen movilizar a diversos patrocinadores.
Un ejemplo es la asociación Bookland, que ha logrado mejorar una situación que los rumanos llevaban muchos años lamentando: el estado de las escuelas rurales, llenas de humedad, sin instalaciones modernas y situadas en edificios inadecuados. En sólo cuatro años, Bookland ha renovado y equipado 80 escuelas y guarderías. El impulso surgió de las estadísticas de abandono escolar masivo en las zonas rurales. Y las razones del abandono escolar se combinan con el descuido de los edificios escolares, según considera Mihaela Petrovan, presidenta de la asociación Bookland:
«Desde el punto de vista educativo, la situación en las zonas rurales es grave. Por ejemplo, uno de cada dos alumnos no va a la escuela secundaria después del 8º grado. Y, de todos modos, en Rumanía, uno de cada cuatro alumnos del pueblo no hace el bachillerato. Así que es difícil, pero no nos rendimos. Con el espíritu de cualquier activista cívico, como somos nosotros, seguimos luchando y avanzando, teniendo un sueño, siendo quizá un poco ingenuos, un poco locos, valientes y creyendo que se puede hacer, aunque no sea fácil. Y por eso estamos empezando, después de cuatro años de renovar escuelas en todos los distritos del país, excepto Ilfov, donde, por cierto, llevamos mucho tiempo buscando una escuela, pero parece que absolutamente todas, animadas por la Inspección Escolar Distrital, han solicitado fondos europeos ¡Bravo por ellas! Pero en Bookland tenemos una fórmula especial. Y creo que, si hemos conseguido hacer lo que hemos hecho con dinero rumano donado por empresas locales e internacionales o multinacionales, creo que podemos arreglárnoslas».
Pero el mayor logro de Bookland ha sido unir a las comunidades locales, a menudo aletargadas, cuenta Mihaela Petrovan, presidenta de Bookland, que explica cómo se ha trabajado en cada zona:
«Tenemos entre 1 y 6 escuelas renovadas en cada distrito. La media es de dos por distrito, pero hay distritos como Vrancea con seis escuelas y guarderías renovadas. Nos alegramos de que allí hayamos tenido un cambio que se perpetúa. Es decir, de donde en el momento de nuestra llegada toda la comunidad estaba quizá en un estado de letargo, harta de mentiras y promesas, resignada, al hecho de que conseguimos implicar a absolutamente todo el mundo allí. Los padres cocinaron una comida caliente para los trabajadores, los estudiantes se implicaron y pintaron la valla, las paredes, creando diversos diseños. Así que nos implicamos de pequeños a grandes, los curas, el médico del pueblo, el panadero. Todo el mundo contribuyó».
Y de estas actuaciones se percatan, en primer lugar, los lugareños, como una madre del distrito de Neamt, a la que también recuerda Mihaela Petrovan:
«Una mamá dijo algo tan bonito: «¡Qué bonito ver Rumanía unida por nuestros hijos!» cuando vio la placa con los nombres de todos los patrocinadores que contribuyeron directamente a esa escuela, unos 40-50 nombres. Es una madre de Păstrăveni, en el distrito de Neamț. Me impresionó y me di cuenta de que tenía razón, porque llevamos a la escuela entre 150 y 200 paquetes de bienes procedentes no solo de Neamt, sino también de Arad y Bihor. Los bienes llegaron allí y pudimos movilizar a las empresas para que redirigieran productos o dinero para poder pagar la mano de obra. Movilizamos a los ayuntamientos locales para que contribuyeran. Y deben saber que la mayoría de ellos contribuyeron con el dinero que recaudaron de los impuestos locales, así que ni siquiera dinero del presupuesto estatal, la parte del ayuntamiento fue en realidad contribución de los miembros de la comunidad. Estamos orgullosos de que este trío de éxito –empresas, ayuntamientos y comunidad– funcione sin dinero europeo».
El siguiente paso que prepara Bookland es apoyar la enseñanza profesional dual, es decir, aquellos cursos que forman a trabajadores en diversos campos requeridos por empresas o agentes económicos dispuestos a invertir en la formación de estos estudiantes. Según Mihaela Petrovan, este sería el primer campus preuniversitario del sistema dual y podría construirse en el distrito de Argeș, en la aldea de Vulturești. Este tipo de espacios son necesarios en nuestro país.
Según el más reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la enseñanza profesional y técnica es más popular en Rumanía que en otros países: el 32% de los alumnos rumanos de entre 15 y 19 años está matriculado en este tipo de enseñanza secundaria.