La pandemia y sus efectos psicológicos en los estudiantes
La pandemia ha tenido un impacto psicológico generalmente negativo en los adultos y tampoco ha dejado un efecto beneficioso en los niños, cuya mente es aún más sensible.
Christine Leșcu, 13.04.2022, 13:17
La pandemia ha tenido un impacto psicológico generalmente negativo en los adultos y tampoco ha dejado un efecto beneficioso en los niños, cuya mente es aún más sensible. Ya desde hace dos años, expertos en educación, psicólogos y padres de familia llevan llamando la atención sobre los cambios que atravesarán los estudiantes, principalmente a causa del aislamiento. Y poco a poco han ido apareciendo estudios que confirman este hecho, siendo el más reciente una encuesta realizada por la organización Save the Children. Nos enteramos por el sociólogo Ciprian Grădinaru sobre las conclusiones del mismo.
“Toda la situación debe ser vista en un contexto más amplio. Efectivamente, estos dos años han cambiado el ritmo a los niños y, de hecho, no solo a los niños. Vemos que buena parte de ellos, casi la mitad, se sienten solos, aislados, estresados. Pero se sienten así porque han estado aislados de sus grupos de amigos durante este tiempo. Se vieron obligados a entrar en un sistema educativo completamente nuevo, que nunca antes habían probado. Recibieron menos información y conocimientos y se redujo el acceso al sistema educativo. Porque, no olvidemos, una buena parte de los niños probablemente no tuvo acceso en absoluto o tuvo un acceso limitado a la educación durante este periodo. Y todo este cúmulo de cosas nos lleva a resultados en los que casi la mitad de los niños dicen que no están preparados para los exámenes. Los niños de 8° y 12° grado, es decir, los de los últimos años de secundaria y bachillerato, respectivamente, nos comentan que están muy estresados, que no se sienten seguros con los exámenes que se acercan y, de hecho, los resultados confirman la situación anticipada por los expertos en educación y en los campos relacionados”.
A su vez, los niños parecen evaluarse a sí mismos con objetividad. Solo un tercio de los alumnos de octavo grado dicen sentirse preparados para los próximos exámenes nacionales. El 31 % de los niños de educación secundaria inferior y superior afirman que están rezagados en la escuela, mientras que casi uno de cada dos niños dice que la tarea es más difícil que en años anteriores. De ahí viene también la necesidad de ayuda, que sienten los pequeños que es mayor que en el pasado. El 51 % de los niños considera que este año escolar necesitaron más ayuda de los profesores de clase, el 13 % más ayuda a través de tutorías y el 9% más ayuda de la familia. Los alumnos de octavo grado afirman en un grado significativamente mayor que sintieron la necesidad de tomar clases particulares en comparación con sus compañeros de otras clases. Debido a que son conscientes de que se quedan atrás, los estudiantes se sienten frustrados con razón. Y este no es el único sentimiento negativo que tienen. Según un estudio de la organización Save the Children, los estudiantes de secundaria se describen a sí mismos como enfadados, tristes o cansados. Sin embargo, los estudiantes de octavo grado también son los que se caracterizan a sí mismos en un grado mucho mayor como estresados, asustados y cansados. Y esa autopercepción puede propagarse también a la familia extensa, considera el sociólogo Ciprian Grădinaru.
“Y los padres, no solo los niños. A los padres también se les sacó del ritmo de vida cotidiano. Y para ellos fue un periodo estresante, con mucha tensión. Y su trabajo ha cambiado, y su interacción ha cambiado, y sus salidas han cambiado, bueno, se han reducido. Esta es una receta perfecta para las tensiones en la familia, para varios problemas en la familia que, por supuesto, no pueden dejar de afectar a los miembros más jóvenes”.
¿Cuáles serían las causas de estos sentimientos? Ciprian Grădinaru también responde.
“La falta de interacción y el aislamiento son las principales razones por las que los niños se sienten así. Imagina que la vida del niño ha cambiado en estos dos años, no solo en lo relacionado con la educación, sino también en otros aspectos de su infancia. Piensa que las vacaciones, tal y como las conocían, han desaparecido. Atrás quedaron las interacciones diarias con amigos: han cambiado y se han mudado al entorno en línea. De hecho, los niños pasaban ya mucho tiempo en línea antes y nuestras cifras de otros estudios eran bastante preocupantes al respecto. Ahora el tiempo que se pasa en línea se ha disparado, con las ventajas, pero sobre todo con las desventajas que esto conlleva. Entonces, todas estas cosas (la falta de interacción, el aislamiento, el estar mucho tiempo en casa, la falta de vacaciones, la falta de la mayoría de las actividades que se hacen en una infancia normal) generan tensión, tristeza, etc. Y más que eso, vemos que algunos de los niños están más afectados que otros. Por ejemplo, los adolescentes dicen en mayor medida que están tristes en comparación con los niños más pequeños, las niñas en comparación con los niños, etc.”.
La investigación se realizó en marzo sobre una muestra representativa de unos 1900 niños de 9 a 18 años, repartidos equitativamente entre ciclos educativos preuniversitarios.