La necesidad de la educación para la salud
El Instituto Nacional de Estadística ha publicado recientemente algunos datos alarmantes: de los casi 200 000 nacimientos registrados en 2019, más de 700 madres fueron niñas menores de quince años y casi 18 000 tenían de quince a diecinueve años.
România Internațional, 24.03.2021, 11:57
El Instituto Nacional de Estadística ha publicado recientemente algunos datos alarmantes: de los casi 200 000 nacimientos registrados en 2019, más de 700 madres fueron niñas menores de quince años y casi 18 000 tenían de quince a diecinueve años.
En estas condiciones, casi una cuarta parte (23 %) de las madres menores de edad de la UE son originarias de Rumanía. Sin embargo, estas estadísticas no son una sorpresa. Tan solo vuelven a confirmar la existencia de un fenómeno al que se enfrenta la sociedad rumana desde hace mucho tiempo. Y es que una de las causas es la falta de educación sexual, aunque esté incluida en un curso optativo de educación para la salud que se imparte desde hace muchos años, incluso desde el primer curso. Estos cursos optativos los imparten profesores, aunque en algunos casos lo hacen especialistas de asociaciones no gubernamentales. Una de ellas se llama Tineri pentru Tineri (jóvenes para los jóvenes, en español) y desde hace casi treinta años se implican en la promoción de la educación para la salud entre los estudiantes de Rumanía, como nos cuenta su presidenta Adina Manea:
«En cuanto a los programas que llevamos a cabo en Tineri pentru Tineri, trabajamos, sobre todo, con estudiantes de los últimos ciclos de secundaria, precisamente para cubrir esa laguna del sistema educativo nacional. En los centros de secundaria, en torno a los quince, dieciséis o diecisiete años, las estadísticas nacionales nos muestran desde hace muchos años, que a esas edades empieza la vida sexual de los adolescentes, por lo que es importante que sepan todo esto antes de comenzar. Aunque nosotros les hablamos también sobre autoconocimiento y comunicación, valores, decisiones, comportamientos responsables, sobre la forma de comunicarnos… Después hablamos de anticonceptivos y, obviamente, sobre la prevención del VIH y cuál es la problemática del sida.»
Aunque la ley está en vigor desde 2004, el número de estudiantes que han cursado esta asignatura optativa sigue siendo muy reducido. Por ejemplo, en 2019, solo se apuntaron 140 000 estudiantes, es decir, el 4,6 % del total. A su vez, ese mismo año, se presentó en el Parlamento una iniciativa para modificar la Ley 272/2004 sobre la Protección y Promoción de los Derechos del Niño. Las enmiendas prevén, principalmente, la sustitución del concepto de «educación sexual» por el de «educación sanitaria» y la introducción de la obligatoriedad del consentimiento por escrito de los padres o representantes legales de los niños para que se lleven a cabo programas de educación sanitaria en los centros educativos. Estas dos modificaciones no auguran nada bueno, según los representantes de la sociedad civil, tal y como detalla Adina Manea:
«Introducir la fórmula “consentimiento obligatorio de los padres en una ley de protección de la infancia constituye una reglamentación excesiva. El Ministerio de Educación, para todo lo que se hace en los colegios, tiene metodologías específicas mediante las que estipula cómo se lleva a cabo todo: tanto el plan de estudios, que incluye las troncales comunes, es decir, las asignaturas obligatorias, como las optativas, como ocurre con Educación para la Salud. Esta optativa de Educación para la Salud la imparten profesores, no personas ajenas al sistema. Aunque a su vez, los colegios pueden establecer protocolos de colaboración con organizaciones no gubernamentales a las que supervisan, conocen y en las que confían. Todo esto requiere el consentimiento de los padres, ya que nadie ajeno al colegio puede impartir nada sin el consentimiento de los padres.»
Además, tal y como consideran Adina Manea y otros representantes de la sociedad civil, «la terminología de educación sanitaria no se utiliza en Rumanía desde hace mucho tiempo. Y a escala internacional, la terminología correcta es “promoción y educación para la salud.» Pero hay mucho más. Los cursos y actividades que lleva a cabo la organización Tineri pentru Tineri en las escuelas no se resume a nociones sobre la reproducción, sino que también tratan temas como la prevención de embarazos e infecciones, información que sería útil para los padres, dice Adina Manea:
«Observamos en las estadísticas que los adultos de Rumanía, es decir, los padres de los niños escolarizados, podrían beneficiarse de estos cursos, ya que no saben lo suficiente como para enseñar a sus hijos. Ha surgido el argumento de que este tipo de educación se realiza en familia. ¡Muy bien! ¡Que se haga también en la familia! Pero en los casos en que la familia no tenga conocimientos o quizá esa familia no exista, ¿qué hacemos?»
Y en los casos en los que existe una familia que se implica en la vida del alumno, ¿qué opinan los padres sobre este asunto, es decir, acerca de cambiar la fórmula «educación sexual» por «educación sanitaria»? Esto es lo que responde Iulian Cristache, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres:
«Es cierto que esta denominación levanta reticencias entre los padres, también en nuestro caso, la Federación de Asociaciones de Padres, quienes opinamos que sería bueno hablar de educación para la salud, y que incluya de verdad un módulo de educación sexual. No cabe duda que la educación sexual debe existir, pero, por supuesto, debe hacerse en función de la edad del alumnado. Una cosa es enseñar educación sexual en la escuela primaria, otra es hacerlo en la escuela secundaria y otra totalmente distinta es hacerlo en los últimos años de instituto. Aunque, en general, sin lugar a dudas, necesitamos que haya educación sexual, ya que hay gran cantidad de niñas que tienen hijos. Lamentablemente, también somos de los primeros en Europa en este sentido y obviamente necesitamos este tipo de educación.»
En cuanto a la iniciativa de enmienda legislativa, no se convocó a la Federación de Asociaciones de Padres a las consultas del Parlamento, tal y como nos ha contado Iulian Cristache:
«No nos incluyeron. Yo fui expresamente a la comisión parlamentaria, por lo que estuvimos presentes. Conocen nuestro punto de vista, lo enviamos por escrito y emitimos comunicados. Aunque no nos quisieran allí, nosotros fuimos igualmente. Ya saben cómo es, si allí no nos quieren, allí estaremos. Hicimos lo que teníamos que hacer, en este aspecto. Aunque, en general, es cierto que existen reticencias, ya que hay muchos padres que consideran que la educación sexual es un tema tabú, lo que no es nada normal.»
En opinión de la Federación de Asociaciones de Padres, debería fomentarse todavía más la optativa actual de Educación para la Salud. Lo cuenta Iulian Cristache:
«Desafortunadamente, si no se notifica a los padres y los directores siguen viendo las asignaturas optativas tan solo como un modo de completar la jornada laboral de ciertos profesores, no habremos conseguido absolutamente nada. La condición de base es que, incluso en el ámbito de la Educación para la Salud, se dé la posibilidad de elegir ese módulo de educación sexual. Nos hemos leído el programa y se adapta muy bien a las necesidades actuales, por lo que no creo que se tenga que añadir mucho más. Respecto al nuevo proyecto, sí, es necesario contar con profesionales en los departamentos que impartan estos temas. Además del profesor de biología, pueden venir enfermeras o médicos de las consultas de planificación familiar. Necesitamos profesionales para que la información se transmita correctamente y no de forma distorsionada.»
Actualmente, la iniciativa de modificación de la Ley 272/2004 se ha devuelto al Parlamento, tras la negativa del presidente del país a promulgarla.
Versión en español: Víctor Peña Irles