Envejecimiento de la población en Rumanía
România Internațional, 05.12.2014, 21:47
El envejecimiento de la población está al alza. Esta es la conclusión de los estudios que advierten que el número cada vez mayor de personas de avanzada edad constituye un reto significativo para los sistemas de asistencia social, de pensiones y de salud, tanto en los países en vías desarrollo, como en los países desarrollados. Los jóvenes del mañana, en número cada vez más reducido, tendrán que soportar una carga de inactivos cada vez mayor. EUROSTAT destaca que en los próximos decenios, más de una tercera parte de la población de Europa superará los 60 años de edad. En Rumanía, el ritmo de envejecimiento de la población se acentuará también con la baja de la natalidad y el aumento de la longevidad, según destaca el Informe “ Rumanía está envejeciendo-Retos y Soluciones”, presentado recientemente por la Fundación “Friedrich Ebert Rumanía”.
El peso de las personas en Rumanía que superan los 65 años de edad es de un 16,1%, según destaca el censo del año 2011.Las previsiones evidencian que hasta 2050, el número de estas personas aumentará mucho más. La Fundación Friedrich Ebert, a través del proyecto “Rumanía está envejeciendo”, trata de descubrir qué se esconde detrás de las cifras y los datos estadísticos y cuáles son las historias de la vida de las personas de la tercera edad.
Ioana Paunescu, la primera mujer ingeniera de electromecánica de Rumanía, tiene 101 años de edad. Atravesó dos guerras mundiales y a los 73 años de edad se casó en segundas nupcias para no estar sola.
“Ambos éramos viudos y acordamos casarnos en segundas nupcias para no estar solos. Llevamos juntos 28 años desde entonces. Ambos tenemos 101 años. En el presente, las cosas van peor porque mi marido tiene Alzeimer y yo tengo que cuidar de él. Es difícil porque no puede hablar. Yo tampoco puedo desplazarme sin apoyo porque no puedo mantenerme el equilibrio.”
Otra categoría de ancianos la representan los que son atendidos por los miembros de la familia. Laura Tudor tiene 52 años de edad y su vida ha cambiado completamente cuando su madre, de 83 años de edad, se cayó y sufrió una fractura de cuello femoral y ahora está inmovilizada en la cama. No se puede permitir el lujo de emplear a alguien que cuide de su madre y por ello divide su tiempo entre su propia familia y la madre enferma.
“ Me resulta bastante difícil porque además de trabajar tengo que cuidar también de mi propia familia. Afortunadamente, vivimos en dos apartamentos vecinos en el mismo edificio. No nos permitimos el lujo de emplear a alguien porque no nos alcanza el dinero. Todo esto me afecta más psíquica que físicamente, porque soy testigo de una degradación progresiva, lenta e irremediable que tiene un solo final”
En Rumanía existen solamente 131 centros de acogida para personas de la tercera edad con una capacidad total de 7.152 plazas. Petru Rotarciuc tiene 63 años de edad, y vive en un centro de cuidado de ancianos en la aldea Leorda, del departamento de Botosani. El personal de esta institución cuenta con una asistente médica y dos enfermeras que cuidan de casi 70 personas.
“Primero me quedé sin un lugar de trabajo. Allí donde iba para conseguir trabajo me decían que mi edad no correspondía al puesto. Sin un salario no pude pagar los servicios del apartamento y me arrojaron a la calle donde viví casi un año y medio. Afortunadamente, un empleado del Consejo departamental me hizo los papeles y me llevó a este centro de acogida donde tengo un techo.
El informe “Rumanía está envejeciendo” presenta también datos optimistas: el nivel de pobreza de las personas de la tercera edad de Rumanía ha disminuido del 65% en 2007, a un 35% en 2013, pero sigue siendo el doble en comparación con el promedio de la UE que es del 18%. Otro aspecto positivo lo representa la introducción de la pensión mínima garantizada en 2009 de 356 lei, la cual beneficia a medio millón de personas, de las que 123.000 son exagricultores jubilados que vivían al límite de la subsistencia. Pese a ello, hay motivos de preocupación, opina Victoria Stoiciu, coordinadora de programas en la Fundación Friedrich Ebert
“La pensiones de vejez garantizadas por el estado siguen siendo unas de las más bajas de la UE. Otra razón preocupante la representa la polarización muy grande dentro de las categorías de jubilados. Un 81% del total de los jubilados tenía en 2009 pensiones menores de mil lei mensualmente. Una cuarta parte de los jubilados recibe pensiones que están por debajo del coste de la cesta de la compra mensual, es decir pensiones menores de 444 lei. Un 40% de los jubilados, es decir dos millones, tienen pensiones inferiores al nivel mínimo de subsistencia cuyo valor calculado en 2014 por el Instituto Nacional de Estadística es de 587 lei. Otra categoría sumamente vulnerable la representan los jubilados procedentes del sector agrícola donde un 98% de éstos recibe pensiones por debajo del nivel mínimo de subsistencia.”
El cuidado a domicilio de ancianos casi inexistente, la falta de plazas en los centros de acogida para los ancianos, de personal especializado en los centros del estado, los precios demasiado altos para los jubilados enfermos interesados en vivir en estos centros pero en sistema privado, son sólo algunos de los aspectos que caracterizan el nivel de vida de los ancianos de Rumanía.