El sistema sanitario, entre las expectativas y la realidad
Christine Leșcu, 01.03.2017, 17:20
Afectado últimamente por varios escándalos mediáticos y
legales, como aquellos vinculados a los desinfectantes diluidos y varias
acusaciones de corrupción contra algunos directores de hospitales, el sistema
sanitario rumano se debe repensar y reformar. Ésta es la opinión unánime. ¿Cómo
y cuándo se creará esta reforma? Aquí están las diferencias. Lo primero es
conocer las opiniones de las personas directamente afectadas e implicadas: los
pacientes y el personal sanitario. La Fundación Europea de Estudios
Progresistas de Bruselas, la Fundación Ebert Stiftung de Rumanía y la Fundación de la Izquierda
Democrática han hecho recientemente un estudio sobre este tema. Según el
estudio, un 54% de los rumanos están contentos con los hospitales públicos y un
46% se han declarado descontentos. Las más contentas son las personas con
edades de entre 50 y 80 años. Solo un 43% de los jóvenes se han declarado
contentos con el cuidado en los hospitales públicos. El sociólogo Iulian
Stănescu ha hablado sobre las principales causas del descontento:
La primera es la limpieza y
la desinfección, que representan un problema para más de un 80% de los
participantes en el estudio. Un 80% de ellos han hablado también sobre el
problema de la calidad del cuidado en los hospitales públicos que sería escasa.
A esto se añade también el problema de los pagos informales. Aunque menos de
una quinta parte de los participantes en el estudio están totalmente o
parcialmente de acuerdo con la afirmación de que está bien para un enfermo
hospitalizado ofrecer propina o regalos al personal sanitario, los datos de la
investigación cualitativa han indicado que el fenómeno es muy frecuente y que
la población acepta tácitamente esta situación considerando que ya es un
hábito.
Los debates con los participantes en la encuesta han
destacado también sus percepciones sobre los problemas del sistema sanitario y
sus causas. Iulian
Stănescu:
De la investigación
cualitativa han resultado varios problemas: la falta del personal sanitario y
su motivación, la falta de equipos, la aglomeración, el tiempo de espera, la
burocracia, la mala administración y los salarios. Todos estos problemas tienen
también una causa, según los encuestados: la escasa financiación. En el último
año, un tercio de los pacientes que necesitaron análisis exámenes médicos no
han podido recibirlos porque el laboratorio no tenía plazas libres o fondos.
Parte de estos problemas se pueden resumir mediante el sintagma
falta de acceso al acto médico, según ha confirmado Vasile Barbu, presidente de la
Asociación Nacional para la Protección de los Pacientes:
Los problemas más importantes
suelen ocurrir cuando, estando enfermos, buscamos proveedores de servicios médicos
y deseamos tener acceso al acto médico. Éste es el mayor problema del paciente.
Muchos médicos se han ido del país y han quedado pocos especialistas. Después
de la consulta de un especialista, tenemos que continuar los análisis y los
exámenes en otro especialista. Y en este caso hace falta tener dinero, y muchas
veces las cifras superan nuestras posibilidades. El acto médico está
automáticamente afectado.
Mediante el sistema público de seguros médicos, los
rumanos tienen derecho a un cierto paquete de servicios médicos a cambio de una
cotización pagada parcialmente por los empleados (un 5,5% del salario) y
parcialmente por los empleadores (un 5,2%). Desgraciadamente, el dinero
procedente de estas cotizaciones no es siempre suficiente. Sin embargo, tampoco
el cambio de este sistema es la solución deseada por las asociaciones de
pacientes. Nuevamente al micrófono Vasile Barbu:
Tenemos un paquete de
servicios lo más generoso posible, en teoría. En realidad, no es accesible. Hay
varias barreras, de tipo burocrático, financiero, a las que se enfrenta el
paciente y que le impide tener acceso a estos servicios asegurados. Es muy
importante tener un sistema social de seguros médicos basado en primer lugar en
la solidaridad social.
A su vez, el personal médico tiene
ciertos deseos.
El doctor Eleodor Carstoiu, representante del
sindicato ROMEDICA menciona a algunos de ellos:
El
primer problema tiene que ver con nuestra actividad, con la creación de normas
para médicos y enfermeros. En Rumanía no existen semejantes normas. En el
presente nuestra actividad se desarrolla en función del número de camas, cosa
que no tiene nada ver con las actividades médicas de Rumanía. La actividad
médica ha evolucionado en los últimos 30 años y en los
últimos 10 años se ha añadido la actividad burocrática que hace que nuestro
trabajo sea cada vez más difícil. El número de documentos que hay que completar ha aumentado mucho en los últimos 3 años.
Según los sindicatos del sector sanitario, este tipo
de problemas podría solucionarse si cambia la legislación y se aclara también
el concepto de la mala praxis.
Nuevamente
ante los micrófonos de RRI, Eleodor Carstoiu:
La legislación actual permite la presencia de
situaciones abusivas en las que el personal médico vive bajo amenaza. Por eso
hace falta una legislación para la mala praxis adaptada según las normas
europeas. Al graduarse en la facultad tras 6 años de estudio, el graduado no
recibe ninguna calificación. Un graduado en medicina sólo
recibe un diploma con el que no puede ejercer su profesión. Queremos cambiar
esto. Después de la facultad sigue un período de preparación de 3-7 años en un
cierto sector de la medicina. También esta preparación es insatisfactoria. Por
lo tanto, el médico estudia toda su vida. Esta preparación profesional continúa
a lo largo de la vida y por eso tiene que estar mejor
organizada.
Indistintamente de los cambios legislativos que podrían
producirse o no, los pacientes consideran que éstos no deberían afectar a la
modalidad de financiación del sistema médico. Según el estudio realizado por la
Fundación Europea de Estudios Progresistas, un 44% de
los entrevistados consideran que lo mejor sería que ésta fuera preponderantemente pública. Una forma
preponderante o completamente privada del sistema sanitario es apoyada por
menos de una cuarta parte de los entrevistados. El resultado entre las dos corrientes de opinión es de 3 a 1 a favor de un
sistema preponderante o completamente público