El reto de ser voluntario
El programa educativo Seremos Grandes (Ajungem MARI) fue creado hace un año y tiene por objetivo ayudar a los niños de los centros de acogida de la capital de Rumanía a convertirse en adultos responsables, independientes y confiados en su propia persona
Corina Sabău, 30.04.2015, 18:09
El programa educativo Seremos Grandes (Ajungem MARI) fue creado hace un año y tiene por objetivo ayudar a los niños de los centros de acogida de la capital de Rumanía a convertirse en adultos responsables, independientes y confiados en su propia persona. A través de los programas educativos desarrollados a largo plazo y adaptados a sus necesidades, ellos pueden superar el trauma de haber llegado a los centros o de tener una vida familiar desorganizada, marcada por los abusos y la injusticia. He aquí la declaración de Iarina Ştefănescu, creadora del programa educativo Seremos Grandes:
«El programa educativo Seremos Grandes nació después de haberme visto implicada en un proyecto de enseñanza del ingés en los centros sociales. Y me di cuenta de que dos horas de educación por semana a través de los juegos, junto a los voluntarios que los estimulan y les enseñan de manera creativa, significa muchísmimo. Tanto a través del conocimiento como de los valores adquiridos, a través de la confianza y de la apertura que logran obtener.»
Desde que se implicaron en el programa Seremos Grandes, Iulia Blaga y Andreea Dumitru no se han limitado solo a los talleres de cine y de escritura creativa. Han llevado a los niños al cine, han visitado juntos museos, librerías, han plantado flores y han pintado, los han llevado al parque, les han enseñado la ciudad que muchos de ellos no habían tenido la oportunidad de descubrir. Las dos voluntarias opinan que la falta de motivación tanto por parte de los niños como del personal de los centros es uno de los mayores problemas que hay en el sistema. He aquí lo que ha afirmado Andreea Dumitru:
«Los niños no están motivados a dar pasos hacia el futuro, tal vez porque no tienen muchas alternativas ni en el centro, ni fuera de él. A los 18 años de edad se van del centro hacia lo desconocido. Nosotros, los voluntarios, estamos intentando mostrarles que cada uno de nosotros ha conseguido hacerse la vida, que, al final, cada uno de nosotros ha escogido su camino. Quisiera que estos niños entiendan también que no todo está predestinado, que también existen otras cosas además de lo que ven en las instituciones, que se pueden desarrollar fuera de este sistema. A veces tenemos la impresión de que nosotros, los voluntarios, somos una gota en el océano y que todo lo que estamos haciendo con los niños durante una hora se deshace después.»
Ser voluntario supone muchas calidades. La perseverencia es seguramente una de ellas. Ante el micrófono, Iulia Blaga:
«Hay mucho trabajo con ellos, pero tengo la sensación de que son muy receptivos. Y a veces me parece que lo que uno les dice hoy, mañana se olvida, al igual que derribaron los vasos con semillas que plantamos un fin de semana, pero, por otro lado, tengo la sensación de que lo que les decimos nosotros se queda para siempre en algún lugar. Un día vieron la película «El chico» dirigida por Charlie Chaplin, les gustó muchísmimo, y uno de ellos dijo: «¿señora, usted también estuvo en la película?» No supe qué contestar, pero es probable que cuando uno les enseña una película, para ellos es como si hubiera estado allí, con Charlie Chaplin y con las personas que la rodaron.»
Nuevamente ante el micrófono Andreea Dumitru:
«El mayor problema ha sido la actitud del personal y de los niños que se puede resumir así: «Tú no sabes nada, tú no puedes nada, tú no serás nada.» Y me ha alegrado cada mínimo gesto contrario. A algunos niños del centro en el que soy voluntaria les he cogido cariño, pero sobre todo a dos niños que casi no tienen familia y quiero trabajar con ellos a largo plazo justamente porque me parece un reto trabajar con un niño al que al principio no se le da ninguna oportunidad. Del que te dicen que tiene un CI tan bajo que no podrá hacer nada. Asimismo, quiero sacarles de los centros cuanto más posible, y llevarles a tantoslugares como sea posible para verles florecer. Porque estoy segura de que dentro de unos años florecerán y se recuperarán.»
Nuevamente ante el micrófono Iulia Blaga:
«Incluso los pequeños progresos respecto a la gramática se pueden considerar progresos. Si los corriges varias veces, entienden. Y yo intento ver las pequeñas cosas que me salen. Por ejemplo, estoy enseñando a un chico a leer y escribir. Le he pedido que respete las horas establecidas juntos y he notado que ha empezado a cumplir su palabra. Hemos ido al Museo Nacional de Historia Natural Grigore Antipa y a la librería Cărtureşti Carusel. Cuando vio tanta gente y tantos libros se asustó, no sabía cómo reaccionar, le parecía que todos los niños eran más inteligentes, más guapos, más amados y más apreciados que él. Finalmente nos sentamos en un lugar y miramos un álbum de motos y le gustó muchísimo. Y cuando fuimos juntos al Festival Internacional de Cine NexT Kids noté que trabajaba bien con las manos. Una artista enseñaba a los niños a hacer vestidos de alambre partiendo de los personajes de las películas, y él hizo uno y me lo regaló. Y estoy pensando en ayudarle a desarrollar este talento.»
Iarina Ştefănescu, creadora y coordinadora del programa educativo Seremos Grandes, ha declarado:
«Me parece muy útil que una vez que conocemos a los niños entrando en los centros a través del proyecto de voluntariado «¡Difunde tu pasión!» («Dă-ţi pasiunea mai departe!») creemos también algunas actividades de orientación profesional para descubrir su vocación, sus habilidades, para ayudarles a largo plazo. El siguiente proyecto sería «¡Atrévete a soñar» («Îndrăzneşte să visezi!»), para llevarles a varias fábricas, a varias compañías, para que hablen con personas de varios ámbitos. En muchos casos, los niños no tienen modelos y no saben mucho de lo que supone una profesión, y entonces es normal que sea difícil para ellos encontrar su camino. Por esto necesitan personas que les diga que ellas también se han enfrentado a la incertidumbre, pero finalmente la han superado.»
Una buena noticia es que el programa educativo Seremos Grandes se está extendiendo también fuera de Bucarest. Timişoara, Iaşi, Cluj, Buzău son las próximas ciudades a donde llegarán los voluntarios que participan en el programa.