El lugar de las mujeres en la economía
Las últimas estadísticas de la UE siguen indicando la persistencia de las brechas de género en la economía.
Christine Leșcu, 23.10.2019, 18:11
Las últimas estadísticas de la UE siguen indicando la persistencia de las brechas de género en la economía. Y quizás el aspecto más doloroso es el acceso al mercado laboral y el acceso a los ingresos. En 2017, en la UE, la brecha salarial entre mujeres y hombres fue del 16% a favor de estos últimos, mientras que las pensiones de los hombres fueron un 37% más altas que las de las mujeres. Estos datos indican que los ciudadanos de la UE se encuentran en una posición económicamente vulnerable. Esta situación no ha mejorado en los casi 25 años transcurridos desde que, en 1995, en Beijing, la ONU adoptó la Plataforma de Acción para eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres, según destaca Jakub Caisl, estadístico del Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE) con sede en Vilna. Jakub Caisl:
“Hay muchos desafíos a largo plazo que desafortunadamente siguen siendo de actualidad. Por ejemplo, existen los desafíos económicos que enfrentan las mujeres: el nivel de empleo entre las mujeres o la distribución del trabajo no remunerado en el hogar. Esto significa que hay menos mujeres en el mercado laboral y que, en el ámbito privado o familiar, son ellas las que realizan la mayoría de las actividades no remuneradas. Este último es un problema que ha persistido durante mucho tiempo.”
Las «actividades no remuneradas» que realizan las mujeres son aquellas que tradicionalmente han sido suyas durante siglos: las responsabilidades del hogar y las de la familia. Obviamente, nadie plantea la cuestión de su remuneración, sino de compartir equitativamente las tareas del hogar con sus compañeros de vida para que la carga no sea unilateral. Además, este desequilibrio en la división de las responsabilidades del hogar se refleja claramente en las estadísticas sobre el mercado laboral de la UE. Jakub Caisl del Instituto Europeo para la Igualdad de Género:
“Actualmente, en la UE, todavía tenemos alrededor de 7.700.000 mujeres que no están en el mercado laboral debido a responsabilidades domésticas, todavía tenemos 9.000.000 de mujeres trabajando a tiempo parcial debido a las mismas responsabilidades. En comparación, hay solo 500.000 hombres en la misma situación. La diferencia es clara y esto lleva a una diferencia de empleo similar a la brecha salarial. Actualmente, la diferencia en el empleo es de 11,5 puntos porcentuales para los hombres. Con respecto al progreso, podemos decir que ha habido algún progreso en el sentido de que la tasa de empleo tanto de mujeres como de hombres ha aumentado como resultado de la recuperación después de la crisis económica. Pero las diferencias de género mencionadas anteriormente se han mantenido.”
Según el último estudio sociológico lanzado por EIGE a principios de este mes, el índice de igualdad de género en el mercado laboral ha obtenido un promedio de 72 puntos en la UE. Según los cálculos realizados en esta investigación, esto significa que de 100 puntos posibles, se logró un acceso equitativo al mercado laboral y a las condiciones de trabajo en una proporción de 72 puntos. En Rumanía, el puntaje para el mercado laboral es de casi 68 puntos, que está por debajo del promedio de la UE. La tasa de empleo es del 61% entre las mujeres y del 79% entre los hombres. Al mismo tiempo, Rumanía también tiene la brecha salarial de género más baja de tan solo un 3% a favor de los hombres. Sin embargo, la brecha de género en las pensiones fue mucho mayor en 2017: en promedio, las pensiones de los hombres fueron un 63% más altas que las de las mujeres entre 65 y 79 años. Además, la situación material de las personas mayores de ambos sexos fue objeto de gráficos estadísticos realizados dentro del proyecto Social Monitor, iniciado por la Fundación Friedrich Ebert Rumanía, en base a los datos proporcionados por Eurostat. Victoria Stoiciu, representante de la Fundación Ebert en Rumanía tiene detalles:
“Las cifras de Eurostat muestran que en Rumanía, en 2018, el 36,7% de las personas, mayores de 65 años, estaban en riesgo de pobreza. Las personas más afectadas por la pobreza en Rumanía en 2018 fueron las mujeres. El 43% de ellas se encuentran en esta situación en comparación con el 19% de los hombres. Nos referimos solo a los ancianos. El 36,7% indica el nivel más alto de pobreza desde 2009 para esta categoría de edad. Los gráficos muestran que desde 2009, la pobreza entre las personas mayores disminuyó gradualmente hasta 2014, cuando comenzó a aumentar nuevamente, y en 2018 ya había superado el nivel de 2009 cuando ya estábamos en plena crisis económica. Este es un fenómeno preocupante. Aunque se dice que las pensiones aumentaron, las estadísticas nos muestran que todos estos aumentos no satisfacen las necesidades de las personas mayores y su pobreza se está expandiendo.”
¿Cuáles son las explicaciones de la precaria situación de los ancianos en Rumanía? No difieren mucho de las otras razones encontradas en toda la UE, afirma Victoria Stoiciu:
“Se explica por las diferencias de género que existen en el mercado laboral rumano. A su vez, son el resultado de desventajas estructurales que enfrentan las mujeres en Rumanía y se reflejan en sus ingresos una vez que alcanzan la edad de jubilación. ¿Cuáles son estas desventajas estructurales? Primero, se reduce el acceso de las mujeres al mercado laboral. Sistemáticamente, el porcentaje de mujeres empleadas es menor que el de los hombres. Esto también se debe a las mentalidades tradicionalistas que dicen que la mujer debe quedarse en casa y ocuparse solo del hogar. Periódicamente consiguen algún empleo pero acumulan menos años de antigüedad en el trabajo. Y por último, pero no menos importante, los salarios que las mujeres reciben en Rumanía siguen siendo, consistentemente, más bajos que los de los hombres. Obviamente, esto trae consigo una diferencia de nivel entre las pensiones de hombres y mujeres, porque las pensiones se calculan de acuerdo con el nivel de las contribuciones. También trae una capacidad reducida para ahorrar, porque muchas personas mayores también dependen de los ahorros realizados durante los años de trabajo. Estos factores son acumulativos y la discriminación sistemática de las mujeres en la economía se ve mejor cuando alcanzan la edad de jubilación.”
Traducido por Irina Calin