El emprendimiento femenino en Rumanía
Según las estadísticas, en Rumanía, más de un 29% de los emprendedores son mujeres, dado que su número aumentó un 7% en los últimos años.
Christine Leșcu, 20.09.2017, 00:58
El emprendimiento como una manifestación de la independencia de las mujeres contemporáneas parece haber empezado a desarrollarse últimamente. Según las estadísticas, en Rumanía, más de un 29% de los emprendedores son mujeres, dado que su número aumentó un 7% en los últimos años. Según el índice de emprendimiento femenino calculado por el Instituto de Emprendimiento y Desarrollo Global (GEDI), Rumanía ocupa el lugar número 33 entre los 77 países analizados, con 49 puntos (de cien posibles) respecto al ambiente y las condiciones generales para fomentar los negocios iniciados por mujeres. Se trata de mujeres que, acumulando una larga experiencia profesional como empleadas de varias compañías, desean también tener éxito por sí mismas. O de mujeres que siendo madres, desean trabajar desde casa para administrar solas su tiempo de tal manera que puedan dedicarle más a sus hijos. O son simplemente mujeres que convierten una pasión o una afición en un negocio. Hemos hablado con Adina Filculescu, emprendedora que tiene un taller de arreglos florales, sobre los negocios iniciados por las mujeres de Rumanía. He aquí lo que ha afirmado Adina Filculescu sobre los sectores prioritarios del emprendimiento femenino:
Los servicios incluidos en las industrias creativas, la educación, las actividades médicas, el turismo, el comercio o la organización de acontecimientos. En general, parten de la afición por un sector o según han mostrado ciertas investigaciones, las mujeres tienden a abrir negocios en el sector en que han hecho sus estudios. Evidentemente, el aspecto financiero es muy importante, pero conozco los casos de algunas mujeres que han renunciado a unos trabajos muy bien pagados en varias compañías privadas para abrir sus propios negocios, con todos los riesgos que conlleva.
Y los riesgos, al igual que las dificultades, ocurren desde el principio, desde el intento de obtener un préstamo de los bancos que siguen siendo bastante reticentes a financiar negocios iniciados por mujeres. Adina Filculescu:
Las mujeres están orientadas más hacia las industrias creativas, suelen hacer emprendimiento más por afición y no se centran necesariamente en las maneras de aumentar de manera acelerada el beneficio del negocio. Por lo tanto, la devolución del préstamo es considerada arriesgada.
Tal vez por esto existen varias iniciativas de las instituciones de la UE para fomentar y financiar el emprendimiento femenino o las pequeñas y medianas empresas dirigidas por mujeres. Adina Filculescu ha hablado sobre la utilidad de estas herramientas:
Son sobre todo fondos que proceden de los programas estructurales y de cohesión de la UE. Existe también el programa SRLD (es decir SRL debutantes), que ofrece una financiación de 10.000 euros al principio de un negocio y varios alicientes, como la eliminación de la contribución al presupuesto de seguros sociales para los empleadores. Pero es bastante difícil acceder a todos estos programas, porque supone muchísima burocracia. Por ello, hay muchísimas señoras que inician con sus propios medios el camino del emprendimiento.
Una de ellas es Bibiana Stanciulov, dueña de la empresa que fabrica, la mermelada de Topoloveni el primer producto rumano en conseguir en 2011 el certificado de Indicación Geográfica Protegida. Bibiana Stanciulos sobre los comienzos de este negocio :
Compré en 2001 lo que había quedado de una fábrica de Topoloveni tras su liquidación judicial. Estaba en pie solo la sección de mermeladas deshidratadas y aguardientes. El comienzo fue horrible porque yo esperaba que funcionara algo de lo que había comprado, por poco que fuese. Ahora me pregunto cómo conseguí seguir adelante. Realmente no sé de donde saqué fuerzas. Supongo que el temor a que algo muy grave me pudiera pasar me determinó trabajar con inmensa energía para recuperar aquella sección. Todo esto en las condiciones en que yo era una graduada de la Facultad de Sociología y Filosofía y nunca había tenido conexión alguna con los negocios o con la industría alimenticia.
La idea salvadora se le ocurrió cuando volvió a descubrir su afición por la tradición. Encontró una receta de mermelada de ciruelas que tiene más de cien años de antigüedad, receta específica de la región de Topoloveni. Pero la tradición no fue suficiente. Necesitaba dinero para que la mermelada cumpliese los estándares de un producto con Indicación Geográfica Protegida. Claro que no fue nada fácil conseguir la financiación. Bibiana Stanciulov
Al principio me prometieron que podría consenguir fondos europeos a través del programa El Granjero con un interés de tan solo el 2% o el 3%. Pero como yo era independiente, no afiliada a ningún partido político o grupo de interés, no conseguí financiación a través del fondo El Granjero. Entonces el banco me ofreció un crédito en euros con un interés del 7% – 8% y mi contribución tenía que ser del 20%. Esto para mi suponía un esfuerzo sobrehumano. No tiene nada que ver con que sea mujer. En Rumanía lo único que cuenta es estar afiliado a un partido político o a un grupo de interés. Paradójicamente tuve éxito sin este tipo de apoyo. También es cierto que aquel crédito casi me llevó a la ruina, pero yo nunca he pensado mucho en el beneficio. Mi principal objetivo era continuar una tradición de 100 años.
Hoy en día ha superado aquellas dificultades y otras nuevas han aparecido. No obstante Bibiana Stanciulov anima a las mujeres a que no reununcien al empresariado si esto es lo que quieren hacer.
Si comienzan un negocio, lo deben hacer suyo. Deben dejar su impronta personal en lo que hacen y deben creer en lo que hacen. Si no creen, mejor no empezar. No es nada fácil hacer negocios pero tienes esta satisfacción inmensa de ser independiente y poder decir:
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