El acoso sexual en las universidades
Luana Pleşea, 27.02.2016, 09:34
Para los rumanos, el acoso sexual es más bien un tema que aparece en las películas estadounidenses y no un problema de la realidad cotidiana. Aunque forzar a una persona a elegir entre someterse a los requerimientos sexuales o perder o ver perjudicados ciertos beneficios o condiciones del trabajo es considerado un delito penal en Rumanía, y el acoso sexual es castigado, hay pocos casos de denuncias. De hecho, no hay ninguna estadística exacta sobre la dimensión de este fenómeno ni tampoco sobre los casos concretos.
El Centro FILIA, una organización feminista que lucha contra la desigualdad de género, ha iniciado un estudio en el ámbito universitario para investigar el acoso sexual. Más de 600 estudiantes, aspirantes al doctorado, catedráticos y personal auxiliar procedentes de 42 universidades nacionales han enviado cuestionarios por internet. Aunque el estudio no es representativo, las respuestas aportan algunos indicios sobre la amplitud del fenómeno así como sobre la actitud general al respecto. Una primera conclusión indica que este problema afecta al entorno universitario donde también se manifiesta un temor a enviar denuncias contra el acoso sexual. Además, algunos encuestados han destacado la necesidad de definir el acoso sexual en el marco del código ético universitario, y de aplicar sanciones por delitos de acoso sexual. Andreea Bragă, la presidenta del Centro FILIA:
El acoso sexual se define según la Ley 202/2002 sobre la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Se trata de un acta normativa que regula el mercado laboral. El acoso sexual también está incluido en el Código Penal, pero no existe una definición clara para el ámbito universitario. Los códigos éticos difieren en este ámbito y en algunos casos la definición es más clara mientras que en otros, solo se prohíbe el acoso sexual. Una definición más clara o una que ponga ejemplos más concretos podría simplificar los procedimientos legales y podría animar a las víctimas a denunciar estos abusos. Uno de los resultados de nuestro estudio indica que al preguntarles si alguna vez habían sido sido víctimas de acoso sexual, un 20% de los encuestados han dado respuestas afirmativas. Pero, al ponerles ejemplos concretos de acoso sexual, el porcentaje de respuestas afirmativas aumenta. Los que inicialmente declaraban no haber sufrido acoso sexual, a la hora de elegir ejemplos concretos, optan por al menos uno. Así, el porcentaje alcanza un 50%. También existe el problema del acoso sexual asociado con los casos más graves, que en algunas ocasiones aparecen en la prensa. Estos casos se refieren al acoso sexual en el ámbito académico, sin hablar de los casos considerados menos importantes.
Por ejemplo, podemos mencionar los casos ”más leves” como chistes y comentarios de connotación sexual, que evidentemente no se manifiestan solo en el ámbito universitario, sino que siguen presentes en toda la sociedad, incluso en el transporte público. Andreea Bragă nos amplía más detalles:
”Incluso se ha dicho que ya no se pueden contar chistes porque lo vamos a denunciar como conducta de carácter sexual. Pero estas bromas de contenido sexual podrían convertirse en chistes de violadores que justifiquen un comportamiento no deseado. Lo mismo sucede en el caso de los tocamientos. Se suele decir ”¡Pues, no te ha hecho nada, te ha tocado un poco, no pasa nada! ”. Pero, este es mi cuerpo, mi intimidad personal y estoy aquí para estudiar, para desarrollarme y no para cerrarme en mi misma y pensar que tal vez es mi culpa porque llevo una blusa que les hace creer a los hombres que tengan derecho a tocarme”.
Pero ¿qué sucede en este ámbito cuando las cosas se salen de lo normal? Andreea Braga, presidenta del Centro FILIA:
”Unas 380 personas de las 668 encuestadas han dicho que sí hay acoso sexual en las universidades. 165 personas declaran haber sufrido al menos una vez chistes de contenido sexual y 129 encuestados han sido víctimas de comentarios de carácter sexual o de apelativos con connotaciones sexuales. 13 personas han sufrido amenazas y restricciones en el ámbito académico o laboral .”
¿Quién es el acosador en estos casos? Andreea Bragă.
”La mayoría de los acosadores, según han declarado los encuestados, son ”un estudiante” y ”un profesor”. También hay otras respuestas como ”un aspirante al doctorado” o ”una aspirante” o ”una profesora”, pero hay pocos casos de este tipo. Casi todas las respuestas indican a ”un estudiante ” o ”un profesor”, lo que significa que el acoso se manifiesta tanto entre los compañeros como en la relación con la autoridad evaluadora. Es posible que en esta situación tengas miedo a denunciar a una persona de la que depende tu futuro.”
En estas condiciones, las universidades deberán condenar el acoso sexual de manera explícita y crear un entorno justo para las víctimas y no para los acosadores. Andreea Bragă:
”Cabe destacar la cultura o el entorno donde estudiamos o trabajamos, así como la reacción de nuestros compañeros ante los casos de acoso sexual. Hay situaciones en que los actos de violencia contra las mujeres se ven ignorados o minimizados. Cuando se trata de acoso sexual es más difícil superarlo y salir adelante. Hay muchos factores que intervienen aquí y la confianza en la capacidad de las instituciones de hacer justicia en caso de abusos, se puede consolidar solo aplicando políticas adoptadas por todas las universidades que pretenden modificar el código etico con el fin de demostrar su deseo de mejorar la legislación en las facultades. Además, debemos crear programas y sesiones informativas sobre los derechos y las obligaciones de los estudiantes y los profesores.”
El Centro FILIA espera que el estudio de investigación sobre el acoso sexual en el ámbito universitario sea una señal de alarma y también una oportunidad para realizar una investigación exhaustiva sobre este fenómeno.
(versión española: Simona Sarbescu)