COVID-19 y la violencia de género
Ya desde el comienzo de la pandemia y la imposición de las primeras restricciones de circulación la primavera pasada, ha habido señales de que la violencia doméstica se ha incrementado en todo el mundo.
România Internațional, 13.01.2021, 10:16
Ya desde el comienzo de la pandemia y la imposición de las primeras restricciones de circulación la primavera pasada, ha habido señales de que la violencia doméstica se ha incrementado en todo el mundo. Los Estados miembros de la UE, incluida Rumanía, no han sido la excepción, y las mujeres han soportado, en algunos aspectos, dificultades aún mayores de lo habitual, según señala Andreea Rusu, directora ejecutiva del Centro FILIA, una asociación dedicada a la protección de los derechos de la mujer. Andreea Rusu.
En Rumanía, en los primeros nueve meses del año pasado se registraron más de 20.000 casos de violencia doméstica. El número de llamadas al número de emergencia único 112 también fue un 18% mayor que en el mismo período de 2019. Al mismo tiempo, el número verde proporcionado por la Agencia Nacional para la Igualdad de Género, donde las mujeres pueden obtener información sobre los servicios a los que pueden recurrir en caso de violencia, se duplicó bajo el confinamiento. Además, las mujeres se vieron obligadas a enfrentarse a otros obstáculos. Por ejemplo, para solicitar una orden de protección desde casa, necesitaban acceso a Internet, ordenador e impresora. Pero es bien sabido que en Rumanía el acceso a Internet es muy restringido en las zonas rurales y en las desfavorecidas. Por lo tanto, muchas mujeres simplemente no disponen de los recursos tecnológicos necesarios para solicitar ayuda y denunciar al agresor.
Durante el estado de emergencia, entre marzo y mayo de 2020, cuando la libertad de circulación estuvo ampliamente restringida, muchas mujeres se encontraron prácticamente encerradas con sus abusadores, sin posibilidad de irse y sin apoyo. Además del hecho de que la solicitud de una orden de restricción debía presentarse en línea, algunos tribunales se cerraron o trabajaron según un calendario reducido. En la mayoría de los casos, las mujeres maltratadas se quedaron con la impresión de que, en ese momento, la prioridad era la salud pública, y la seguridad e integridad de las personas víctimas de abuso habían llegado a ser irrelevantes para las autoridades. Es la conclusión a la que llegaron las organizaciones no gubernamentales. Andreea Ruse nos aporta más detalles.
Varias mujeres volvieron con sus abusadores o se quedaron atrapadas en la misma casa, sea porque tenían miedo de salir debido al virus o simplemente porque debido a la presencia del abusador no podían hablar con nadie. Otros países encontraron nuevas formas para que las víctimas de la violencia doméstica alertaran a la policía o a los servicios sociales, como, por ejemplo, llamar a determinados números de Whatsapp o ir a una farmacia y presentar un código específico. Cuando estás encerrada en casa con el abusador, es muy difícil ponerte en contacto con una ONG o centro de servicios sociales para denunciar lo que te pasa. No siempre una víctima puede llamar al 911 y su llamada no siempre es considerada una emergencia.
En estas circunstancias, sin embargo, las víctimas recibieron la mayor ayuda posible a través de la tecnología digital. ¿Cómo lograron las asociaciones cívicas o no gubernamentales ayudar a estas mujeres? Andreea Rusu nos amplía detalles.
En la mayoría de los casos, los debates se mudaron en línea en el caso de las víctimas que tenían acceso a esta opción. Por esta razón, aumentaron las visitas a los sitios web especializados. También se lanzaron varias campañas en internet que ayudaron a las víctimas. Lamentablemente, las mujeres que viven en entornos vulnerables y no conocen las organizaciones no gubernamentales especializadas estuvieron solas.
Aunque toda la UE se ha visto afectada por un mayor número de casos de denuncias de violencia doméstica, los Estados miembros reaccionaron de manera algo diferente cuando intervinieron contra los abusos. El Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE), una agencia de la UE con sede en Vilna, llevó a cabo un estudio sobre el impacto de la epidemia de COVID-19 en las víctimas de violencia doméstica. Seguidamente, Veronica Collins, representante del EIGE nos amplía detalles sobre los datos registrados poco después de establecerse la cuarentena en muchos países de la UE.
En Francia, sólo en la primera semana, aumentaron un 32 % las denuncias de violencia doméstica. En Lituania, el número de denuncias presentadas por víctimas de la violencia doméstica subió un 20 % en tres semanas en comparación con el mismo período de 2019. Son los primeros datos que tengo. En el caso de Lituania, los datos provienen de la policía, y en el de Francia, las cifras salieron en la prensa. Todavía no tenemos pleno acceso a información sólida de las autoridades de los Estados miembros, y nuestro estudio se centra más bien en las iniciativas gubernamentales para proteger a las mujeres de la violencia y proporcionarles acceso a servicios de apoyo como refugios y líneas telefónicas específicas. Inicialmente, en algunos Estados, incluso hubo una disminución en los informes de violencia, probablemente porque las víctimas estaban aisladas con los abusadores y no podían salir ni llamar.
El estudio realizado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE) destaca asimismo por qué los casos de violencia doméstica se multiplican en situaciones de crisis. Verónica Collins.
Las razones que llevaron al aumento de la violencia doméstica son numerosas. Una de ellas es la incertidumbre económica que conduce mayores tensiones dentro de la familia y en el hogar. Si la víctima no es financieramente independiente, se hace aún más difícil para ella salir de una relación abusiva en condiciones de inseguridad económica general. Además, el estrés generalizado y la ansiedad pueden determinar el aumento del consumo de alcohol, otra causa del incremento de la violencia. Igualmente, en tiempos de crisis y restricciones, la víctima ya no tiene acceso a la red de apoyo formada por amigos o conocidos.
Aunque algunos Estados miembros de la UE han adoptado medidas especiales para proteger a las víctimas de violencia doméstica durante este período, el estudio del EIGE revela que las intervenciones circunstanciales son insuficientes y requieren una estrategia integrada que pueda aplicarse en cualquier tipo de crisis.
Versión en español: Victoria Sepciu