¿Cómo hacer que los osos sigan refugiándose en los bosques?
Los bosques rumanos son, desde hace siglos, un hogar acogedor para los osos pardos.
România Internațional, 26.05.2021, 18:09
Los bosques rumanos son, desde hace siglos, un hogar acogedor para los osos pardos: según World Wild Fund Rumanía, de los aproximadamente 18 000 ejemplares existentes en toda Europa, alrededor de 8000 viven en los Cárpatos y más de 6000 lo hacen en Rumania. Es la mayor población de osos pardos del Viejo Continente. Livia Cimpoeru, especialista en comunicación de esta organización no gubernamental sobre proyectos relativos a grandes carnívoros, nos pone al corriente:
«El oso es un patrimonio natural de Rumanía. No podemos ignorar este aspecto y creo que todo el mundo coincide en que estos patrimonios naturales hay que protegerlos, porque se pierden y, de algún modo, debemos asumir la responsabilidad de que nuestras acciones, lo que consumimos o lo que hacemos afectan al bienestar y viabilidad de estos recursos naturales.»
Pasa que el desarrollo de infraestructuras de transporte, urbanas o rurales, la deforestación legal o ilegal, o la sobreexplotación de los recursos naturales, como setas o frutas del bosque, han hecho que el oso, omnívoro, con el tiempo sienta atracción por zonas de fácil acceso a fuentes de alimentación de zonas pobladas por humanos. En consecuencia, algunos osos se convierten en una amenaza y muchos creen que es necesario matarlos. No hay nada menos cierto que esto, según Livia Cimpoeru y la organización que representa, WWF Rumanía, ya que encontrar un equilibrio entre el hombre y el animal es totalmente posible:
«Este equilibrio solo se podrá garantizar cuando entendamos, como nación, como pueblo que ocupa este espacio afortunado por su biodiversidad extraordinaria, que somos los únicos, repito, los únicos, que podemos proteger esta riqueza. Mientras culpemos al oso o al lobo o a otros animales por estos conflictos entre el hombre y la vida silvestre, no llegaremos a ninguna parte. El oso es un animal salvaje, no tiene la noción de “bueno” y “malo”, por lo que no puede tomar decisiones, no puede hacer políticas, etc. Somos la especie pensante, la que puede abordar inteligentemente, digamos, estos inconvenientes o conflictos, y encontrar soluciones. Nuestras actividades tienen un efecto evidente en los osos y la gran mayoría de los conflictos entre los humanos y los osos los provoca el hombre.»
En la Unión Europea, los osos están protegidos por la Directiva Hábitats, la cual los incluye en la lista de especies de animales protegidos que no se pueden cazar con fines recreativos o, como también se dice, en la modalidad de trofeo. Sin embargo, algunos países, incluida Rumanía, se acogen actualmente el artículo 16 de la Directiva, que permite emitir excepciones para la caza de un número limitado de ejemplares, en particular, de aquellos peligrosos para los seres humanos.
El reciente disparo al oso Arthur, considerado el rey de los osos en Rumanía debido a su tamaño y silueta impresionantes, ha dado la vuelta al mundo. En Rumanía vuelve a debatirse el modo, para muchos incorrecto, en que las autoridades nacionales protegen a estos mamíferos de la cima de la cadena alimentaria. De hecho, Arthur habría sido asesinado en una cacería en la modalidad de trofeo, basándose en una exención emitida para matar a otro ejemplar que habría causado daños en hogares habitados. ¿Qué se debería hacer para que estas prácticas pasen a la historia? De nuevo, nos lo cuenta Livia Cimpoeru, de WWF Rumanía:
«Nosotros, desde 2009 y durante los años siguientes, pedimos que mejore la legislación que dicta estas excepciones para el reasentamiento y la “recolección” (este es el término técnico para disparar a los osos), ya que desde que se emiten estas órdenes de excepción, desde 2017, si no me equivoco, las órdenes no indican claramente qué sucede con los cadáveres del oso, quién está implicado en el proceso de “recolección” o reasentamiento, cuál es el destino y quién es el beneficiario final de los animales muertos. En 2019, pedimos que en las acciones de “recolección” las únicas personas implicadas sean el personal técnico de las asociaciones de caza, para eliminar así las sospechas de que el proceso de “recolección” sea, de hecho, una caza de trofeos encubierta. Asimismo, hemos solicitado que los ejemplares problemáticos se marquen y monitoricen activamente para eliminar cualquier sospecha en relación con la retirada del ejemplar que provoca problemas. Así, el caso del oso Arthur es muy ilustrativo en este debate. Una vez más, no entendemos por qué, durante años, no se han creado equipos de intervención rápida que actúen en casos así. Es decir, antes de disparar a ese oso, veamos qué otras opciones pueden ser efectivas y dispongamos de estos equipos de intervención en todas aquellas partes donde, obviamente, haya una población de osos significativa. Actualmente, no solo no disponemos de una monitorización real, con una base científica, de la población de osos en Rumanía, ni siquiera de la población de osos habituada, término que en nuestra jerga usamos para hablar de osos que, debido a la negligencia humana, han llegado, con el tiempo, a asociar al hombre con su fuente de alimentación y se dirigen siempre a zonas habitadas.»
Mientras tanto, en pleno escándalo Arthur, el Ministerio de Medioambiente de Bucarest ha anunciado la modificación de la legislación sobre el sacrificio de osos que representen un peligro para las comunidades. Así, si antes había un período de 60 días desde la emisión de los documentos de aprobación de la «recolección» hasta su puesta en práctica, y la legislación no establecía con claridad quién podía disparar al animal, ahora los ejemplares peligrosos pueden «extraerse» en un máximo de 15 días, y solo se puede encargar de ello el personal técnico de la asociación que obtiene la excepción. La decisión es positiva, pero no lo suficiente, tal y como comenta Livia Cimpoeru
«Además de estas medidas, que de algún modo pretenden apagar fuegos, para calmar la opinión pública hay que tomar otras, para que haya, a la larga, una convivencia armoniosa con los osos. En este caso, me refiero a la implementación de ayudas económicas para los agricultores y los hogares de las zonas pobladas por osos, para que esos vecinos puedan comprar cercas eléctricas, perros guardianes que protejan a sus animales y hogares, etc. Estas medidas las anunció el año pasado el exministro Alexe, nos alegramos mucho cuando anunció que el Ministerio iba a lanzar un programa de financiación de esas medidas de prevención, pero esto nunca ha llegado a pasar y no entendemos por qué.»
Desde World Wild Fund Rumanía también dicen que, actualmente, el Ministerio de Medioambiente dispone de datos suficientes para comenzar a desarrollar mapas de áreas de riesgo, que podrían ponerse a disposición de especialistas, gobiernos locales y el público en general, de modo que puedan localizar con mayor claridad los problemas de mayor relevancia. A su vez, la ONG forma parte de un proyecto internacional financiado con fondos europeos, Euro Large Carnivores, que se propone mejorar la coexistencia de humanos y animales mediante la cooperación y la comunicación transfronterizas. Aunque no todas las medidas tomadas en otros países se puedan aplicar en Rumanía, sin duda podrían adaptarse a las especificidades del país. En otras palabras, existen ideas y no son pocas. Sin embargo, se necesita voluntad política para ponerlas en práctica.
Versión en español: Víctor Peña Irles