Cómo conciliar familia y trabajo
El Ministerio de Trabajo, Familia y Protección social ha desarrollado un proyecto que se llama Equilibrio. Familia y carrera profesional, con el apoyo financiero procedente del programa europeo POSDRU y de sus socios de “Global Commercium. Con el objetiv
Christine Leșcu, 31.10.2013, 23:21
En Rumanía la baja por maternidad dura un año y se puede optar por alargar este período hasta un año más. Una vez terminado este período aparecen los problemas. En primer lugar porque la oferta de guarderías y jardines de infancia es mucho menor que la demanda.
Según un estudio de 2012, un 47% de los padres se reincorporaron a su antiguo empleo mientras un 17% optaron por renunciar por completo al trabajo para cuidar a sus hijos. Las madres que vuelven al trabajo suelen tener solo dos hijos. Si el número de hijos es mayor prefieren dedicarse exclusivamente a ellos porque los costes con la guardería o cualquier tipo de escuela infantil son muchas veces más altos que el sueldo. A su vez, el 80% de los empleadores han declarado que después de la baja maternal las empleadas han vuelto a ocupar la misma posición en la empresa.
No obstante, los especialistas en programas de formación han declarado que poco después de terminada la baja por maternidad se corre el riesgo de entrar en paro, bien porque durante este largo periodo se han redistribuido las tares en la empresa o bien porque el empleador considera que no consiguen adaptarse a las nuevas exigencias. La mayoría de los compañeros sin hijos declaran que los empleados con hijos son igual de puntuales y trabajan igual que los demás. Destacan, sin embargo, que los que tienen hijos piden excedencia o baja por enfermedad con más frecuencia que los demás.
¿Quién cuida a los niños una vez acabada la baja por maternidad? El sociólogo Florian Nițu, uno de los autores del estudio sobre la reinserción profesional de los padres, nos dice que son los abuelos quienes suelen cuidar de niños con edades entre uno y tres años.
Claro que tienen más confianza en los abuelos. La mayoría de las veces, los abuelos cuidan con más atención a sus nietos pero en las guarderías, en las escuelas infantiles, los niños aprenden más cosas. Actualmente, los padres valoran más la componente educativa.
Precisamente por eso a partir de los tres años los abuelos se ven reemplazados por las maestras de las escuelas infantiles.
Este estudio ha puesto de manifiesto que los padres, sobre todo las madres, consideran que en los jardines de infancia los niños se desarrollan mejor. A veces allí los niños comienzan a aprender idiomas o aprenden a dibujar. Aprenden canciones, poesías y bailes, aprenden a socializar. Estas cosas se valoran muy positivamente. La confianza en los servicios de cuidado de los niños depende del tipo de institución. Casi un 80% de los padres tienen confianza en las escuelas infantiles públicas y en las privadas un 50%.
El Ministerio de Trabajo, Familia y Protección social ha desarrollado un proyecto que se llama Equilibrio. Familia y carrera profesional, con el apoyo financiero procedente del programa europeo POSDRU y de sus socios de “Global Commercium”. Con el objetivo de conciliar familia y trabajo, el proyecto tiene varias componentes. La primera es el estudio que acabamos de presentar. Luego se propone crear una red de formadores que participen luego en la formación de las canguros de varias ciudades y de las educadoras de los dos centros piloto de Bucarest y de Brașov creados en el marco del proyecto. Estos centros están concebidos como un complemento de los jardines de infancia, que son insuficientes. Emanuela Manea, coordinadora del proyecto de parte del Ministerio del Trabajo.
Procuramos abrir estos centros para identificar los problemas financieros y jurídicos que puedan aparecer cuando las autoridades locales traten de crear este tipo de instalaciones. Conseguimos fondos estructurales para modernizarlas y acondicionarlas a un nivel adecuado para los niños que recibirán.
Además, en el Centro piloto Prâslea de la capital los pequeños tienen ahora una familia extensa, nos confiesa la educadora Marilena Balacciu.
Aunque llevamos solo un mes y medio trabajando en el centro las cosas van muy bien, sobre todo en lo que concierne a la parte afectiva, digamos. Todos sabemos que cualquier principio es difícil para nosotros, los profesores, para los niños y para sus padres, pero conseguimos acercarnos tanto a los padres como a los niños.
Al mismo tiempo a los niños se les ofrece mejor educación que en sus casas con los abuelos. Este es el caso de Antoaneta, la madre de un niño de cinco años de edad.
Es por su bien, porque aprende más que en casa. Conmigo no quería aprender nada, se portaba como un niño consentido. Ahora es mucho mejor. Se le nota el cambio. Ahora compite con su hermana mayor y dice que escribe mejor que ella.
El hijo de Crina se quedó con sus abuelos hasta los cinco años. A partir de este año va al jardín de infancia. ¿Por qué?
Nosotros teníamos la intención de llevarlo a la escuela infantil antes de esa edad, pero la abuela insistió en cuidarlo ella. Finalmente conseguimos convencerla de que ella necesita descansar y de que a él le va a ir mejor en el jardín de infancia. En casa, por ejemplo, no quería dormir por la tarde. Ahora duerme mejor. Ha aprendido cosas. Presta más atención cuando dibuja algo.
Los autores del proyecto “Equilibrio. Familia y carrera profesional” consideran que este puede ser una respuesta a las necesidades tanto de los padres como de los empleadores.