Artesanía antigua y bienestar comunitario
En un período en que la ecología, la economía social y el renacimiento de las tradiciones rurales son temas ampliamente debatidos, hay también gente que tiene la valentía de mezclarlo todo.
Christine Leșcu, 10.06.2015, 15:35
En un período en que la ecología, la economía social y el renacimiento
de las tradiciones rurales son temas ampliamente debatidos, hay también gente
que tiene la valentía de mezclarlo todo. Es el caso de la familia de los
jóvenes Dana e Ionuţ Georgescu, iniciadores del proyecto El molino de papel
de Comana, una población ubicada a 25 km de distancia de Bucarest. Ahí reciclan
el papel para transformarlo en papel ecológico y luego lo usan para imprimir
con máquinas de imprenta antiguas. Los comienzos del Molino de papel hace
cinco años están vinculados al nacimiento de su hija Elena, como nos cuenta
Dana Georgescu:
Trabajamos en empresas privadas. Cuando nació Elena, me quedé
en casa para cuidarla y sentí que debía hacer algo. A mí me apasiona la
escritura, me gusta lo bello en general. Sentí que quería hacer más de lo que
había hecho anteriormente. Eso ocurría en 2007. Desde entonces hemos
descubierto que queremos hacer algo en el sector de la imprenta. A mi marido
les gustan los mapas y gradualmente las cosas empezaron a cambiar. Más tarde,
en 2009, empezamos a asistir a cursos: yo a un curso de fotografía, y mi marido
de encuadernación de libros.
Una vez diseñado el Molino de papel, el matrimonio Georgescu empezó a buscar un lugar para
emplazarlo. Así llegaron a Comana, una población ubicada en medio de un parque
natural, con bosques y cerca del delta pequeño del río Neajlov. Aquí viven,
fabrican e imprimen el papel, y también exhiben en un pequeño museo la antigua
maquinaria de imprenta. Se trata de objetos de patrimonio, como es por ejemplo,
la máquina construida en Lipsia en 1889, que funcionaba en la imprenta del
diario Universul. Crearon una pequeña empresa que produce cuadernos de notas,
tarjetas de felicitaciones, marcapáginas y, desde luego, papel ecológico. Ionuţ Georgescu nos amplía detalles:
Es una empresa sin fines de lucro, una empresa especial porque
en Rumanía ha empezado a hablarse últimamente de la economía social. Lo que
hemos descubierto viviendo en Comana es que no puedes hacer algo en una comunidad
sin tratar de ofrecer algo a esa comunidad. Trabajamos con los niños de esta
aldea que participan gratuitamente en las actividades que organizamos. También
trabajamos con gente de confianza en el Molino de papel, con personas
responsables que comprenden nuestros sueños y nos ayudan a hacer algo para
nosotros, pero también para la comunidad en que vivimos. No podemos separar el
desarrollo económico y la prosperidad de la comunidad en que vivimos.
¿Cuál es la situación económica de los habitantes de Comana y cómo ha
recibido esa comunidad tradicional la nueva idea de fabricar papel ecológico en
su aldea? Ionuţ Georgescu nos explica:
Hace falta el crecimiento económico de las aldeas. Ahí las
oportunidades de empleo son muy escasas. La mayoría de los habitantes de Comana
trabajan en Bucarest o en otras ciudades cercanas. Sin embargo, nosotros
consideramos que la artesanía puede completar los ingresos de los aldeanos.
Inicialmente no confiaron en nuestras ideas, pero al ver lo que hemos logrado,
se han vuelto más abiertos e incluso participan en nuestras actividades.
Los niños son los que se implican con más entusiasmo en las actividades
organizadas en el Molino de papel. Para ellos, Dana Georgescu organiza
diversos talleres y les muestra cómo se imprime el papel. A continuación nos
describe la reacción de los niños:
Al principio nos miraban curiosos y muy sorprendidos de lo que
veían aquí. A medida que les explico lo que sucede se vuelven muy interesados y
cuando llegamos a la parte en que les explico cómo se fabrica el papel empiezan
a competir entre sí. Están muy encantados de lo que hacen aquí. Los más
entusiasmados son los más pequeños.
Para los años venideros, la familia Georgescu está preparando otro
proyecto en Comana: La aldea de los artesanos, que contará con financiación
noruega para la construcción de casitas tradicionales en las que se practicarán
y se enseñarán diversas técnicas de artesanía: la alfarería, la tejeduría y el
procesamiento de la madera.