Zapatos anti-Covid
Últimamente hemos descubierto todo tipo de respuestas a la crisis causada por la pandemia de COVID-19. Hemos descubierto cómo, al verse obligados a aislarse, la gente ha trasladado casi toda su vida al entorno virtual. Pero para un zapatero talentoso, la pandemia ha sido una oportunidad para crear un tipo especial de zapatos, perfecto para estos tiempos. Desde su taller de zapatos situado en Cluj-Napoca, Grigore Lup ha contado para Radio Rumanía cómo se le ocurrió crear los “zapatos para el distanciamiento social”:
România Internațional, 21.07.2020, 09:43
Últimamente hemos descubierto todo tipo de respuestas a la crisis causada por la pandemia de COVID-19. Hemos descubierto cómo, al verse obligados a aislarse, la gente ha trasladado casi toda su vida al entorno virtual. Pero para un zapatero talentoso, la pandemia ha sido una oportunidad para crear un tipo especial de zapatos, perfecto para estos tiempos. Desde su taller de zapatos situado en Cluj-Napoca, Grigore Lup ha contado para Radio Rumanía cómo se le ocurrió crear los “zapatos para el distanciamiento social”:
“Se me ocurrió esta idea tras el comunicado que anunció la situación de emergencia. Como tengo este taller con 9-10 empleados, vi que de repente parecía que todo se bloqueó y nadie más entró en mi tienda. Y entonces el taller entró en paro técnico. Y como pasaba a veces por el taller, al estar solo, recordé que unos años atrás había hecho calzado de cuero para teatro, unos zapatos un poco más largos. Y vi en la tele que no se respetaba el «distanciamiento social», aunque se repitiera que era necesario hacer eso. Entonces decidí hacer tres pares de zapatos. Pensé enseñarlos en mi página en Facebook, como broma, para ver lo que pasaba. Así que hice unas fotos de los zapatos y los llamé «zapatos para el distanciamiento social».”
Grigore Lup ha contado cómo se hacen estos zapatos:
“Es bastante difícil hacerlos, porque es necesario hacer un modelo especial, y hacerlo manualmente. Después se remacha, se cose a máquina, se acaban los lados, y se tiene que hacer una horma. La horma es también mi invención, porque de dos tienes que hacer una. Tienes que limarla, alargarla. Y les voy a poner un ejemplo. Ghiţă Mureşan de Cluj (n.r. exjugador de baloncesto rumano, el jugador más alto de la historia de la NBA, que mide 2,31 metros) usa la talla 53. Le hice unos zapatos talla 75. El zapato es muy grande. Y todo se hace manualmente. Y tenemos que usar materiales muy ligeros para poder llevarlos.”
Aunque tiene sólo 55 años, Grigore Lup hace zapatos desde hace 39 años, desde que tenía 16 años. Al no poder continuar estudiando, porque procedía de una familia con 8 hijos, fue a aprender un oficio. Por lo tanto, en tres meses, en vez de seis, cuanto duraba normalmente la preparación para ser zapatero, Grigore Lup hizo su primer par de zapatos. Y desde entonces no ha rechazado ningún pedido, según nos ha contado. Grigore Lup ha contado cuánto trabaja para hacer un par de zapatos para el distanciamiento social:
“Un zapato se hace en dos días, porque después de haberlo colocado en una horma normal, de aplicar todo tipo de soluciones, de refuerzos, tiene que secarse. Por ejemplo, ahora, porque la gente ha vuelto al trabajo, podría hacer más pares de zapatos. Tengo muchísimas ideas.”
Grigore Lup ha recibido pedidos para varios conocidos cantantes de música folclórica del país, para grupos de bailes tradicionales, pero ha hecho también zapatos típicos hechos para los extranjeros que vienen a Cluj a aprender bailes rumanos.
Pero la idea de hacer zapatos para el distanciamiento social, una vez que llegó a una red social, hizo que Grigore Lup lograra la fama mundial.
“He llegado donde nunca creí que podía llegar con mis zapatos. Les voy a contar una pequeña historia: hace cien años, mi abuelo se fue a Estados Unidos junto con otros campesinos de Transilvania. Se iba para ganar dinero, volvía a nuestra aldea, compraba tierras, y después de tanto tiempo, la historia de mis zapatos (n.r. también) ha llegado al New York Times, a Estados Unidos. Y a través de varias agencias que me han promovido en todo el mundo, me llaman desde Canadá, Australia, Estados Unidos, donde también tengo sobrinos, desde Rusia, Alemania e Italia. Me han publicado en El Mundo, en España, un periódico muy importante. En el periódico The Telegraph, y ahora, la última agencia que me ha llamado es la mayor de Sudamérica y ya han empezado a distribuirme en Argentina y en Brasil. Es algo increíble.”
Y, evidentemente, con tanta publicidad, para diversión de nuestro interlocutor, también han llegado pedidos de Rumanía, de Canadá y del Reino Unido. Si la mascarilla es ya un elemento de la moda, no veo por qué no llegaría a ser obligatorio llevar también zapatos para el distanciamiento social.
Versión española: Monica Tarău