Una tradición actualizada y reivindicativa: EcoCapra
En Rumanía, las fiestas navideñas vienen cargadas de tradiciones populares como la de cantar villancicos con personajes como el Oso o la Cabra (ursul y capra, en rumano). Esta última se conoce como cerb (ciervo) en Hunedoara, țurcă en Moldavia y Transilvania (debido a una raza de oveja), boriță en el sur de Transilvania (derivado de bour, buey) o, brezaia en Muntenia y Oltenia, de breaz (berrendo), debido al aspecto de la máscara.
Ana-Maria Cononovici, 11.01.2022, 13:33
En Rumanía, las fiestas navideñas vienen cargadas de tradiciones populares como la de cantar villancicos con personajes como el Oso o la Cabra (ursul y capra, en rumano). Esta última se conoce como cerb (ciervo) en Hunedoara, țurcă en Moldavia y Transilvania (debido a una raza de oveja), boriță en el sur de Transilvania (derivado de bour, buey) o, brezaia en Muntenia y Oltenia, de breaz (berrendo), debido al aspecto de la máscara.
Hoy, sin embargo, hablamos de una cabra diferente que han sacado a cantar villancicos: la EcoCapra (ecocabra en español), un proyecto-manifiesto de participación activa a través del arte. La EcoCapra es una cabra reciclada, mediante la cual se adaptan las celebraciones con la «cabra» tradicional a la realidad actual, es decir, a la necesidad de reciclar el plástico de modo responsable. He hablado este proyecto con Alina Tofan, actriz y ecoperformer:
«El año pasado ya puse en marcha este proyecto llamado ecocabra, es una reacción y un manifiesto contra el consumismo exacerbado y el derroche que se producen durante las fiestas. Está hecha de plástico y otros materiales. El año pasado la hicimos con los restos que teníamos de envases usados, mientras que este año hemos optado por envoltorios de regalos navideños. De algún modo, es un happening en sí mismo, vamos cantando villancicos a los socios del proyecto, adaptamos el texto tradicional de los villancicos que se cantan con la Cabra y hacemos que sea más ecológico, como una especie de manifiesto en contra de todas esas cosas.»
Y la cabra reciclada, de envases ella va ataviada», fue uno de los motivos que acompañó al villancico. Alina Tofan nos ha dado más detalles:
«El año pasado también hicimos una performance en vídeo, la grabamos en el mar Negro y fue muy interesante que el primer día del año estuvimos junto al mar. Había mucha gente en el paseo marítimo de Mamaia y Constanza, y nos vieron, por lo que la Capra en sí se convirtió en un manifiesto. Los niños, especialmente, se sintieron muy identificados con esta idea y la entendieron. Dijeron: ¡oh, mira, es de plástico! En otras palabras, ¡consumimos demasiado! Y este año fuimos al mercado de Obor (un gran mercado de la capital) e hicimos fotos en lugares que consideramos emblemáticos para los residuos y la contaminación durante las fiestas, es decir, en lugares donde se venden árboles de Navidad, que están envueltos en plástico, también hicimos fotos en lugares donde se venden muchos objetos de plástico, junto a los compradores que iban al centro comercial o al mercado, junto a los que tenían sus bolsas llenas. Y de alguna manera nos propusimos captar exactamente esta esencia, la cantidad de desechos que cada uno de nosotros deja a la hora de la compra y ni siquiera nos damos cuenta. Y esto se captará a través de la fotografía. También conocimos, por supuesto, a los villanciqueros tradicionales, es decir, al oso y a las personas vestidas de trajes nacionales, que lanzaban buenos deseos o cantaban villancicos, y fue muy interesante que tuviéramos un diálogo yo, mi colega que fotografiaba, Diana Păun, y ellos, que eran los cantantes de villancicos populares. Fue impresionante, algo tipo mira esto está hecho de plástico, cierto, eso es un montón de residuos. Fue un encuentro valioso.»
En el villancico clásico de la cabra, ésta muere y pide algo a los que escuchan el villancico para que pueda resucitar. La EcoCabra, sin embargo, pide que la gente le de deshechos de plástico para que ella pueda resucitar. Básicamente, durante los villancicos también se recoge el plástico de las personas a las que llega la cabra, según nos dijo nuestro interlocutor, quien también nos contó cómo recibió la gente este proyecto:
«Se agradece y se anima mucho. Quiero decir que les parece una idea novedosa. Nos paran por la calle y nos preguntan si no tenemos una cabra de estas para vender, que resulta más interesante ir a cantar villancicos con la cabra ecológica. Muchos, por desgracia, lo consideran sólo una tendencia. Pero es bueno que, de alguna manera, la idea de contaminación, de consumir demasiado, vaya calando en nuestra conciencia colectiva y el mero hecho de ver que está hecha de plástico, de materiales que consumimos, es una señal de alarma que se asimila por todos.»
Alina Tofan también ha agregado que…
«Es sólo una parte de un proyecto más grande que Georgiana Vlahbei y yo estamos llevando a cabo, nuestro colectivo se llama Plastic art performance, operamos bajo la Asociación Macaia y en general nos ocupamos del eco-performance, el eco-arte, las prácticas sostenibles en el arte y tratamos de contribuir de alguna manera no sólo en el cambio de mentalidades, pero para trabajar un poco a nivel de espiritualidad, trabajamos con conceptos como eco-espiritualidad, ecotrofia, conceptos que, por desgracia, están más en inglés, de alguna manera ahora intentamos traducirlos y adaptarlos al espacio cultural rumano.»
El proyecto, cofinanciado por la AFCN (Administración del Fondo Nacional de Cultura), propone un diálogo público y cuestiona las prácticas, representaciones y usos del plástico, tanto individuales como sociales.
Versión española: Víctor Peña Irlés y Valeriu Radulian