Un museo del chocolate en Bucarest
Entramos a un espacio luminoso y acogedor. Lo primero que notamos son las huellas de chocolate del piso, en forma de suela de zapatos, y el olor algo dulce del famoso postre. Estamos en un museo del chocolate. Hoy en día, es un producto muy común, aunque para algunos fue incluido en la lista de los “placeres prohibidos“, porque si lo comes por la noche es posible que no te puedas dormir, si tienes problemas de peso engorda… Sin embargo sigue deleitando los paladares de la gente desde que fue traído a Europa, más exactamente, a la corte del rey de España, 500 años atrás, por el conquistador Hernán Cortés.
România Internațional, 30.04.2019, 09:39
Entramos a un espacio luminoso y acogedor. Lo primero que notamos son las huellas de chocolate del piso, en forma de suela de zapatos, y el olor algo dulce del famoso postre. Estamos en un museo del chocolate. Hoy en día, es un producto muy común, aunque para algunos fue incluido en la lista de los “placeres prohibidos“, porque si lo comes por la noche es posible que no te puedas dormir, si tienes problemas de peso engorda… Sin embargo sigue deleitando los paladares de la gente desde que fue traído a Europa, más exactamente, a la corte del rey de España, 500 años atrás, por el conquistador Hernán Cortés.
La historia del chocolate empieza 2000 años atrás, con el cultivo del árbol de cacao, en Mesoamérica. Cristóbal Colón (1502) fue el primero en tomar contacto con este producto del Nuevo Mundo. Al principio, en Europa no gozó de mucho interés porque se desconocía su utilidad. En 1519, el conquistador Hernán Cortés se enteró de que Montezuma, líder de los aztecas, solía tomar un preparado a base de cacao, llamado «chocolatl». Montezuma solía tomar casi 50 tazas al día. Con motivo de una reunión, el líder de los aztecas le ofreció a Hernán Cortés una taza de este preparado real, pero el conquistador lo consideró demasiado amargo para su gusto. Sin embargo, los españoles, le agregaron caña de azúcar, vainilla y canela para mejorar su sabor. Además, descubrieron que sabía mucho mejor si lo servían muy caliente. Desde aquel momento, los nobles de España empezaron a apreciar este preparado. Durante un siglo no quisieron revelar este secreto a los demás países europeos. Los monjes españoles fueron los que dieron a conocer la receta y este preparado gozó de mucho éxito en las cortes de los reyes de Francia y Gran Bretaña.
Pueden descubrir más detalles acerca del chocolate visitando el museo de Bucarest. Nos amplía detalles el director de dicho museo, el Sr. Augustin Pleşa:
“La idea no me pertenece, no me puedo enorgullecer con esto. Hace cuatro años, viajé a Dublín con mi esposa y dimos con un museo del chocolate. Luego decidimos visitar también el museo de Viena, que está al lado de una fábrica de chocolate. Ayudados por especialistas en ordenadores, hemos realizado un vídeo para presentar a nuestros visitantes el ambiente natural en que crece el árbol de cacao y algunos datos sobre la tecnología utilizada en la fabricación del chocolate. Les hablamos sobre Montezuma, sobre los aztecas, luego contamos cómo trajo Cortés el chocolate a la corte del rey de España. Tenemos estatuas que representan a trabajadores de América del Sur, con los utensilios que utilizaban para la cosecha del cacao. Luego hemos realizado algunas estatuas de chocolate, tenemos el busto del poeta Eminescu, una reproducción de la escultura del artista Jalea. Después de ver el vídeo, después de que un pastelero enseñe cómo se preparan los bombones de chocolate, nos vamos a un punto de degustación.”
El director del museo nos dice qué reacciones tienen los visitantes:
“Los visitantes se llevan una grata sorpresa porque, al igual que me pasaba a mí hace 4 años, desconocen la historia del cacao. Antes, yo tampoco sabía que se trataba de una fruta tan extraordinaria. Por esto tenemos muestras y fotos, para que la vean.”
Augustin Pleşa, director del Museo del Chocolate de Bucarest nos revela algunos de los secretos que tienen que ver con la preparación del chocolate.
“No hay secretos en el verdadero sentido de la palabra. La idea es usar las cantidades correctas de manteca de chocolate y el chocolate en polvo y la masa resultante de esta mezcla es importante que sea muy homogénea. Para lograr esto, tenemos una máquina especial. Enseñamos todo este proceso a nuestros visitantes. El aspecto del chocolate también es importante. Después de poner el producto obtenido en moldes, pasa por un proceso de vibración, para que no haya burbujas de aire. Es un proceso similar al de la producción de ladrillos.”
Debido a que en el museo están expuestas estatuas, inclusive un busto de Eminescu en chocolate, le preguntamos al director cómo se realizan dichas estatuas.
“Solo por fuera hay chocolate. Esto pasa también en el caso de las demás estatuas. Son copias cubiertas de chocolate. Es importante mantener una temperatura de máximo 20 grados para que el chocolate no se funda. Durante varios años las metíamos en refrigeradores enormes porque cobraba un aspecto blanco y pensábamos que estábamos haciendo algo malo. En realidad, no controlábamos bien la temperatura. Es algo que también se aprende en nuestro museo.”
Con esto ponemos fin a la edición de esta semana del programa “Rumanía, mi casa” que, en esta ocasión, dedicamos al Museo del Chocolate, un museo que se propone convertirse en una de las principales atracciones de la capital Bucarest.
Versión española: Valeriu Radulian