¡Sobre los rumanos, desde muchas perspectivas!
Las tradiciones, costumbres y hospitalidad de los rumanos impresionan a los visitantes extranjeros, así como las zonas pintorescas que invitan a descubrirlas.
Ana-Maria Cononovici, 11.06.2024, 15:26
Las tradiciones, costumbres y hospitalidad de los rumanos impresionan a los visitantes extranjeros, así como las zonas pintorescas que invitan a descubrirlas. Recientemente, sin embargo, también ha aparecido un libro, primero en francés y unos años después en rumano, en el que la experiencia de la escritora francesa Christine Colonna-Cesari, afincada en Rumanía, conduce a los lectores a un conocimiento muy profundo de nuestro país. ¡Ils sont fous ces roumains! ¡L’Eldorado Roumain!, o ¡Están locos estos rumanos! El Eldorado rumano, es el libro del que la propia autora nos habla.
Ya se sabe a nivel internacional que Rumanía fue un país de repatriación de muchos europeos en el período de entreguerras. Cómo se presenta el país a los extranjeros que deciden establecerse aquí, lo averiguamos gracias a Christine Colonna-Cesari, que lleva en nuestro país desde su jubilación en 2018:
«En 2018 decidí dejar Francia y retirarme a Rumanía, porque era un país y una cultura que había apreciado y conocido durante mucho tiempo, con la intención de continuar mi vida como escritor y editor de libros en Francia y en Rumanía, porque tengo libros vendidos en Francia y hacía tiempo que tenía la intención de hacer un hermoso álbum en el que mostrar las bellezas de Rumanía, que todavía es poco conocida en Francia, y donde todavía persisten algunos clichés muy estúpidos, así que escribí este libro en 2019, y luego logré publicarlo en rumano».
¿Qué le llama la atención a un extranjero que llega a Bucarest?
«En primer lugar, es sorprendente. Como le decía, lo primero es que la señalización no es para nada la misma que en Francia. Así que nos perdemos con bastante facilidad. No hay nombres escritos en letras grandes, no hay números escritos en letras grandes, en todas partes. Pero veo que para los rumanos no es un problema. Están acostumbrados. Otra cosa que sorprende son algunos detalles, que marcan una gran diferencia. Y puede parecer un detalle la práctica de dar cambio, a la hora de comprar. Si el vendedor no tiene monedas para dar cambio, le parece normal no hacerlo. Y confieso que en Francia esto no existe. Por ejemplo, si quieres comprar algo y te faltan algunas de las monedas que tendrías que dar en el mercado, o los comerciantes no las tienen, las monedas ya no se dan y todo parece normal. En Francia esto no pasa y la primera vez, cuando vi que no daban cambio, se lo pedí y el comerciante realmente no quedó satisfecho. Así que me tomó un poco de tiempo darme cuenta de que esto es parte de las costumbres. Otro aspecto es la gestión del espacio-tiempo de los rumanos, que es completamente diferente a la de los franceses. Aquí vivimos mucho más fuera del tiempo, así que los compromisos adquiridos sobre horarios, horas, días, cambian siempre en el último momento. Y para los franceses que no estamos acostumbrados, es muy desestabilizador y muy molesto, pero nos acostumbramos y aceptamos que aquí es así. Así que estos son los primeros choques principalmente».
Sin embargo, una vez acostumbrada a estos aspectos, nuestra interlocutora no deja de estar encantada con nuestro país, por lo que añade:
«Después de eso, es muy fácil adaptarse aquí. Hablan inglés, y los rumanos son muy buenos en hablar inglés, eso me ayudó mucho. Y luego la gente es amable, la gente es acogedora. En Francia no existe la violencia social, así que no tuve ningún problema en adaptarme aquí. Me gustaría que la gente recordara lo que traté de transmitir en este libro. Las profundidades del alma rumana, las profundidades de la sensibilidad, de la creatividad rumana. Los rumanos, para mí, están más inclinados a lo espiritual que los franceses. También son una nación muy artística. Vemos muchos más colores aquí que en Francia. Hay una relación con la naturaleza, una relación con las flores, por ejemplo, los rumanos tienen una relación fantástica con las flores. Siempre me sorprendo cuando me encuentro con hombres en la calle con enormes ramos de flores, como nunca se ven en Francia. Es una nación también respetuosa, me parece, en la vida cotidiana, son detalles que pueden parecer insignificantes, pero cuando vienes de Francia, te das cuenta de que la gente no te empuja en el metro o en la calle, como en Francia. Los espacios públicos están limpios, lo que no es particularmente el caso en París. Es como si hubiéramos retrocedido un poco a los años 60 en Francia cuando todavía había una dulzura de ayer, una calidad de vida en Francia, un respeto, una civilización que se perdió de vista en Francia y que reencontré aquí».
Le preguntamos a Christine Colonna-Cesari cómo percibieron el libro los lectores francófonos:
«Con mucho asombro y emoción. Todo el mundo me dice: no nos imaginábamos que Rumanía fuera así. Gracias por mostrarnos Rumanía desde este ángulo. En general, hay mucha emoción, mucho asombro y felicitaciones. Es una apertura del corazón y quieren venir a compartir las mismas experiencias, que les habrían hecho venir a descubrir. Además, tengo amigos franceses que me han dicho directamente que les hablo de la Francia de los años 60, donde todavía existía este respeto, esta forma de vida amable y luego, si quieres, todos estos son detalles de la vida cotidiana. Pero este libro es mucho más profundo que eso. Y yo soy una persona que observa mucho, que piensa mucho en lo que está pasando, en la historia. Los que están en Europa Occidental no se dan cuenta en absoluto de lo que es Europa del Este, de cuáles son sus valores, no se dan cuenta, por lo que juzgan en base a sus propios criterios, me gustaría hacer que estos valores traspasaran fronteras, hacerles entender cuáles son los fundamentos de la cultura humana en los últimos siglos».
Más allá de las experiencias rumanas de la autora, el libro también contiene una segunda parte, a saber, reportajes con fotos muy bellas, 220 fotografías, que sorprenden encuentros con personas excepcionales que hacen cosas excepcionales.
Versión en español: Mihaela Stoian