Patrimonio, sabor, Timisoara
Ana-Maria Cononovici, 12.09.2023, 15:09
Pocos saben que en 2016 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 18 de junio como el Día de la Gastronomía Sostenible para reconocer la importancia de la gastronomía como una expresión cultural relacionada con la diversidad natural y cultural del mundo. La celebración de esta fecha promueve unos hábitos alimenticios –que incluyen la producción, preparación y consumición de alimentos– más respetuosos con el medio ambiente y con las tradiciones locales.
En Timișoara, Capital Europea de la Cultura 2023, en el marco de los preparativos realizados para obtener este título, se viene desarrollando desde 2018 el programa LA PAS (A PIE), puesto en marcha por la Asociación CRIES – Centro de Recursos para Iniciativas Éticas y Solidarias, con el objetivo de promover el patrimonio gastronómico respetando los principios del movimiento slow-food. La teoría slow-food/comida lenta significa comer con atención, valorando en especial la calidad, teniendo en cuenta la procedencia de las materias primas, los ingredientes y el modo de cocinarlos.
Hablamos de este programa con Mihaela Vețan, presidenta de la Asociación CRIES:
«“El gusto como patrimonio forma parte del programa “La Pas, slowing down (ralentización), incluido en el programa de la Capital Europea de la Cultura 2023 y es el componente a través del cual queremos llamar la atención sobre el hecho de que la comida es parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial. Hemos explorado el tema en ediciones anteriores en varios tipos de actividades. En 2018 organizamos un concurso de recetas tradicionales, luego hicimos algunos vídeos con youtubers, sobre las recetas tradicionales de la región de Banato. El año pasado dedicamos una edición al contexto social más particular, el de la guerra en Ucrania: el borscht fue incluido en el Patrimonio de la UNESCO como parte del patrimonio inmaterial, en base a una receta ucraniana y organizamos en Timisoara una serie de actividades que trataron este tema. Este año también, dentro del componente El gusto como patrimonio, estamos llamando la atención sobre un aspecto muy importante: el impacto de los alimentos en el medio ambiente».
Mihaela Veţan, presidenta de la Asociación Centro de Recursos para Iniciativas Éticas y Solidarias, aporta más detalles:
«Planeamos una serie de cinco talleres gastronómicos en que participaron cocineros, youtubers culinarios y gente apasionada por la cocina, usando principalmente ingredientes de temporada y productos locales. Empezamos en febrero, cuando las hortalizas de raíz fueron los ingredientes principales. Tuvimos un taller de cocina vegana donde muy demandadas fueron las verduras en diferentes platos. Estos talleres funcionaron durante el verano y el otoño. Luego, al final del año, ofreceremos un abanico de recetas que podemos hacer en casa con ingredientes de temporada».
El programa pretende valorar el patrimonio gastronómico respetando los principios específicos del movimiento slow-food (bueno-limpio-ético), desarrollar habilidades de consumo responsable entre los jóvenes, promover prácticas sostenibles para la organización de eventos culturales, fomentar políticas públicas que favorezcan modelos de desarrollo sostenible y una cultura de la sostenibilidad entre las personas.
Mihaela Vețan declaró:
«Básicamente hay tres elementos importantes que nos proponemos destacar este año: la estacionalidad, el hecho de que es importante ser consciente de que las verduras están disponibles en una determinada época del año y es entonces cuando hay que consumirlas. El cuidado de los ingredientes y los productores y el hecho de que, a través de nuestros talleres, queremos inspirar y animar a la gente a cocinar más en casa porque sabemos que es una práctica cada vez menos utilizada. Cada vez cocinamos menos y optamos más por la comida semipreparada o rápida».
Le preguntamos a Mihaela Vețan qué sabores asocia con Timisoara:
«Hablamos más bien del carácter regional de la zona de Banato, que es una zona de confluencia. Un elemento propio de nuestra zona es la combinación de dulce y salado y de dulce y agrio. En Banato, por ejemplo, tradicionalmente comemos carne asada con compota de cerezas o de ciruelas. Nuestra cocina es una mezcla de cocina serbia y alemana que incluye elementos de la cocina húngara, por eso es muy difícil decir qué es propio de la cocina tradicional de Timisoara. Creo, sin embargo, que esta combinación de sabores y alternancia inesperada es el elemento que sorprendente en Banato».
Y dado que este año Timisoara está de fiesta, Mihaela Vețan nos lanza una invitación:
«El programa “La Pas incluye muchas actividades educativas que se desarrollan en escuelas y liceos en las que participarán más de 650 alumnos, junto con sus familias. Luego, en octubre, tenemos la tercera edición del Festival La Pas, un festival de gastronomía artesanal».
Todos los amantes de los productos locales y del arte culinario están invitados a participar en un rico programa de actividades que pone de relieve la importancia del patrimonio gastronómico en relación con las comunidades locales y el desarrollo sostenible.
Versión en español: Victoria Sepciu