Laberinto a medio camino: Flowers were here
Tiene un nombre llamativo: Laberinto a medio camino (concebido como Labirint, la jumătate en rumano). Se trata de un proyecto perteneciente al denominado arte público independiente, resultado de un periplo bastante largo, en el tiempo, a través de la investigación y las experiencias artísticas comunitarias de tres mujeres de mundos distintos: Roxana Donaldson, artista visual, Ana-Cristina Irian, investigadora en artes visuales, y Cristina Bodnărescu, encargada de transformar las grabaciones y las ideas de las dos primeras artistas en una película, que ha participado también en el festival de cine y vídeos VKRS Bucarest.
România Internațional, 09.02.2021, 19:01
Tiene un nombre llamativo: Laberinto a medio camino (concebido como Labirint, la jumătate en rumano). Se trata de un proyecto perteneciente al denominado arte público independiente, resultado de un periplo bastante largo, en el tiempo, a través de la investigación y las experiencias artísticas comunitarias de tres mujeres de mundos distintos: Roxana Donaldson, artista visual, Ana-Cristina Irian, investigadora en artes visuales, y Cristina Bodnărescu, encargada de transformar las grabaciones y las ideas de las dos primeras artistas en una película, que ha participado también en el festival de cine y vídeos VKRS Bucarest.
Cristina Irian nos lo ha contado:
«Es un proyecto artístico y con una vertiente cívica, a partes iguales, ya que se propone responder activamente a la necesidad de mantener la comunidad unida en un momento de crisis, y salvar flores, simbólicamente, desterradas de los mercados, mediante su incorporación y transformación en objetos de arte. He trabajado directamente con ramos de flores del mercado de Matache, que me dio Roxana, cuya evolución seguí durante más de un mes, construí ocho muñecas a partir de las flores que recibí, a las que llamé Las muñecas de Matache, que han adquirido formas en movimiento. Es como si bailaran. En la segunda parte del proyecto usé las muñecas y sus contornos, sobre las que añadí lo que llamamos versos de flores. Además, he grabado en vídeo todo este proceso de transformación de un ramo de flores.»
A partir de este intercambio de flores, las artistas realizaron una performance. Nos ha contado más detalles Roxana Donaldson:
«Es un proyecto artístico que concebimos como un encuentro de personas con plantas, en zonas urbanas. Queríamos hablar sobre la vida de las personas y las flores, en este período de aislamiento, de la ansiedad que ha generado la pandemia de COVID-19. Así, queríamos ver en qué medida la gente y las plantas viven y sobreviven juntas en las ciudades. La performance se inspiró en el abandono de las flores cultivadas por pequeños productores locales en los mercados en noviembre de 2020. Ese fue el punto de partida, de donde surgió una película, así como la idea de construir objetos artísticos con flores secas. Soy una artista visual interdisciplinaria, siempre me ha interesado el tema del arte ecológico y del arte botánico, y me propuse hacer un arte interdisciplinario y conceptual con y sobre las plantas. Así, gracias a Labirint la jumătate encontré el modo perfecto de formular lo que me interesa expresar en mi arte, es decir, la comunicación entre nosotros, como seres humanos, y las especies vegetales. Partimos de un acto de rebeldía: Ana-Cristina Irian y yo hicimos una performance que consistió en encontrarnos a medio camino entre su mercado y el mío, donde compramos flores el último día en que los mercados estaban abiertos. Nos encontramos a medio camino, que resultó ser la calle Labirint de Bucarest, y allí hicimos el intercambio de flores. Básicamente, nos regalamos flores en plena pandemia, durante el confinamiento, en un momento en que la ciudad era fría, estaba vacía y cerrada y la gente se sentía muy ansiosa. Grabamos todo, también el sonido de la ciudad, ya que queríamos tener un testimonio de esta performance urbana.»
Las flores continuaron su vida en sus casas de adopción, las casas de las artistas, y tras secarse, se reinventaron: Lo ha contado Roxana Donaldson:
«Pinté sobre lienzo, escribí su historia con una pluma, “flores abandonadas, salvadas, y estas palabras se entremezclaron, se volvieron manchas de color; sobre esas manchas de color cosí flores y obtuve un objeto de arte, que expuse en la calle en la segunda performance. La llamé “Flowers were here, ya que las flores volvieron al lugar donde habían estado antes. Las dejé en la calle. Cada una de nosotras dejó una obra: yo dejé un tapiz elaborado con lino y flores, y ella dejó una muñeca hecha de flores secas. Se quedaron en la pared donde las expusimos, como parte de esta performance de arte libre, que precisamente eso es lo que significa: crear un arte puro, con todo el corazón, un arte que no esté sujeto a reglas, para ofrecérselo a la ciudad, a la comunidad, gratis, sin condiciones».
Cristina Irian ha añadido algo más:
«Empezamos el proyecto por la mañana, lo continuamos por la tarde y nos vamos a encontrar una tercera vez en la misma calle, esta vez por la noche, para trabajar de otra forma con los objetos que realizamos. Principalmente, utilizaré la forma del objeto muñeca y las sombras de este objeto, en una fórmula de reactivación del espacio.»
Quedamos a la espera de la tercera parte del proyecto, que tendrá varios componentes: la presentación de la película con la vida de las flores transformadas en objetos de arte, una exposición con obras nuevas, en la que se habrán integrado las flores secas, y una nueva performance en la calle.
Versión en español: Víctor Peña Irles.