La historia como un espectáculo
“Queremos que los niños de hoy en día sigan jugando representando a Miguel el Valiente (Mihai Viteazul) y Vlad el Empalador (Vlad Ţepeş), no solo al Hombre de Acero (Superman) y Batman”. Esto es lo que piensan los organizadores del Festival Histórico de las Puertas de Bucarest desarrollado durante el primer fin de semana de noviembre. El festival recibió a sus visitantes con talleres prácticos, talleres medievales de caballería, tiro con arco, espada, pero también con comida típica y oficios como aquellos que se desarrollan en los ámbitos de la ferrería, la alfarería o la zapatería. Todo esto en el entorno del Palacio Mogoşoaia, situado a aproximadamente 15 kilómetros de distancia de Bucarest. El príncipe Constantin Brâncoveanu puso la piedra angular del Palacio de Mogoşoaia en 1698 y el edificio fue terminado el 20 de septiembre de 1702.
România Internațional, 13.11.2018, 19:21
“Queremos que los niños de hoy en día sigan jugando representando a Miguel el Valiente (Mihai Viteazul) y Vlad el Empalador (Vlad Ţepeş), no solo al Hombre de Acero (Superman) y Batman”. Esto es lo que piensan los organizadores del Festival Histórico de las Puertas de Bucarest desarrollado durante el primer fin de semana de noviembre. El festival recibió a sus visitantes con talleres prácticos, talleres medievales de caballería, tiro con arco, espada, pero también con comida típica y oficios como aquellos que se desarrollan en los ámbitos de la ferrería, la alfarería o la zapatería. Todo esto en el entorno del Palacio Mogoşoaia, situado a aproximadamente 15 kilómetros de distancia de Bucarest. El príncipe Constantin Brâncoveanu puso la piedra angular del Palacio de Mogoşoaia en 1698 y el edificio fue terminado el 20 de septiembre de 1702.
Hemos hecho un recorrido por nuestra historia para conocer la vida medieval recreada en el palacio. Llevando una capa de pelaje y el gorro típico de los boyardos, Răzvan Popescu, uno de los presentadores del acontecimiento, nos dijo cuándo y dónde estábamos:
“En el Palacio Mogoşoaia, en la Edad Media, donde queramos, a donde nos lleve la imaginación. Un poco más tarde vamos a ver un empalamiento y va a haber un estreno, la primera persona empalada que no ha muerto. Esto pasará aquí, en Mogoşoaia.”
Los visitantes pudieron ver varias veces el cambio de la guardia en el palacio. Los guardias de la Ciudadela Neamțu dejaron atrás por un tiempo la Tierra del Bisonte Europeo (Ținutul Zimbrului, en rumano) para participar en el Festival Histórico de las Puertas de Bucarest. Los jóvenes guardias coordinados por el padre Filip fueron los invitados especiales que revelaron algunas partes de la vida y las costumbres antiguas mediante los trajes, las armas, las técnicas de lucha y las tradiciones presentadas.
Los niños asistieron a clases de tiro con arco o a la creación de elementos de heráldica medieval.
El lugar estuvo lleno de música y alegría. Răzvan Popescu nos dijo qué fue lo que presentó durante la última tarde del acontecimiento:
“Están actuando unos artistas de Bielorrusia que cantan música medieval, unos artistas muy conocidos. Aquí hay muchas cosas espectaculares, desde representaciones de circo hasta la reconstrucción histórica que presentaremos. Siguen los gaiteros de Transilvania, el Circo Metropolitano de Bucarest que tiene un momento espectacular junto con el grupo Marinof, ya han preparado la guardarropía. Y por supuesto, Lupii Albi (los Lobos Blancos), junto con Drácula, la reconstrucción histórica de la que ya les he hablado.”
“Drácula, la vuelta” (“Dracula — Reîntoarcerea”) fue el título del espectáculo de reconstrucción histórica organizado por la Asociación Cultural Lupii Albi que tiene por objetivo ofrecer seguridad, conservar y promover la historia y los valores nacionales mediante la recreación de los momentos que nos definieron como país, como nación. Dentro de la asociación, varios actores y especialistas profesionales han unido sus fuerzas para volver a presentar la historia como un espectáculo, según ha afirmado Bogdan Jianu, actor y especialista, uno de los iniciadores del proyecto:
“Lupii Albi (los Lobos Blancos) significa historia mediante espectáculos. De alguna manera, esto ha venido naturalmente. Dios nos ha cogido la mano y nos ha colocado en este camino para recrear momentos de la historia. Mientras tanto se han unido también algunos profesores de historia, expertos del Museo Militar, quienes nos ayudan y garantizan la corrección de los guiones. Por supuesto que los arreglamos, los dramatizamos, añadimos varias historias, para que se cree un conjunto, un espectáculo. Y todo el mundo aprende fácilmente su lección de historia. Es también un ambiente animado y hay adrenalina, porque todas las escenas peligrosas tienen lugar a unos metros delante de ellos, ven explosiones, personas en llamas, caballos que se caen. Es espectacular.”
La Asociación Cultural Lupii Albi realiza este tipo de espectáculos desde 2013 hablando de las personas importantes en la historia de Rumanía a las que no debemos olvidar y animando a los niños a aprender de manera interactiva. Porque nos enteramos de que en los lugares en los que ofrecen representaciones, Lupii Albi encuentran niños y voluntarios locales que participen en sus espectáculos.
En el Palacio Mogoşoaia tampoco faltaron los artesanos. Hubo herreros, gitanos caldereros o gitanas que presentaban trajes típicos, pero también escultores en madera o mujeres que cosían blusas típicas (ii, en rumano) o túnicas de fieltro.
Ion Rodoş es de Nucşoara de Argeş y vino al palacio con unas esculturas de madera:
“Son cucharas talladas de manera tradicional, inspiradas en la historia, los cuentos, la fauna, la flora, son motivos muy antiguos que proceden de los museos. Hay también la Columna del infinito, la Bendición de la casa, que se ponía en los techos de las casas, el Gallo de monte de Nucşoara, es una creación mía que es oficialmente el símbolo de la aldea, colgantes tallados en madera de ciruelo y de nogal, el lobo dacio para colgarlo en el pecho, flores de las nieves hechas de un palo de abeto, con un cuchillo. Tengo trompas como aquellas a las que jugaba yo cuando era pequeño. También he hecho unos silbatos.”
En el palacio hubo también comida y bebidas típicas procedentes de la producción de los participantes en el acontecimiento, quienes vinieron con mucha alegría a una fiesta de este tipo.