La esencia de Dobruja
En Dobruja, región situada entre el Danubio y el mar Negro, conviven catorce minorías étnicas. Aquí se halla la minoría turcotártara más importante de Rumanía, y es que, durante más de cuatro siglos, esta región se encontró bajo la administración otomana. Asimismo, existen localidades con un número elevado de rusos lipovanos y ucranianos.
România Internațional, 18.01.2022, 11:24
En Dobruja, región situada entre el Danubio y el mar Negro, conviven catorce minorías étnicas. Aquí se halla la minoría turcotártara más importante de Rumanía, y es que, durante más de cuatro siglos, esta región se encontró bajo la administración otomana. Asimismo, existen localidades con un número elevado de rusos lipovanos y ucranianos.
La historia que contamos hoy comienza a orillas del lago Golovița, cerca de la costa rumana del mar Negro, donde se encuentra Vişina, un pueblo que empieza a destacar por los eventos culturales que se organizan. Todo comenzó después de que una chica de ciudad decidiera comprar una casa para pasar las vacaciones, tras lo cual, la nueva propiedad despertó su pasión por promover las tradiciones del lugar.
Se trata de Bianca Folescu, quien nos lo cuenta personalmente:
«De algún modo, los eventos se fueron desencadenando, no fue una decisión inmediata. El primer paso fue la compra de la casa en el pueblo de Vişina, con el fin de encontrar ese lugar tranquilo donde pudiera refugiarme los fines de semana con los críos. Y, paso a paso, empecé a enamorarme del lugar, las tradiciones y las costumbres, a entender la vida rural y a darme cuenta de que la sencillez de la vida de aquí contiene una riqueza que justo acababa de descubrir. Así, evidentemente, en aquel momento empecé a plantearme mudarme aquí. Por supuesto, la casa fue creciendo durante todo este tiempo y no solo intervino la voluntad, sino también la necesidad de estar aquí todos los días y trasladarme por completo de la ciudad al campo. No fue una decisión fácil, obviamente, trajo consigo muchos cambios, pero creo que fue una de las mejores decisiones de mi vida.»
Bianca Folescu pasó de las comodidades de la ciudad a la vida sencilla, pero después de aprender los trucos, desde encender la estufa a leña hasta comprar y que te fíen en la tienda del pueblo o pedir productos a los vecinos, nuestra interlocutora empezó a dejar su huella en el lugar. Actualmente, su casa del pueblo cuenta con un sistema de calefacción central, ya que quería la comodidad que a la que estaba acostumbrada. Aun así, su impacto también se ha extendido a la comunidad:
«No era un pueblo con visibilidad, así que entré en una agrupación de danzas búlgaras, que aún conservaba las tradiciones del pueblo, y poco a poco, fue cambiando la composición de la agrupación, y toda su actividad y visibilidad. Todo esto fue tomando una dimensión distinta con el tiempo. Ahora es un grupo excepcionalmente maravilloso. Ciertamente, como el grupo estaba formado por mujeres y niños del pueblo, estábamos interactuando socialmente con una parte representativa de los vecinos.»
Bianca Folescu se ha convertido en promotora de la gastronomía local:
«Participamos en algunos eventos y también hemos creado varios, en los que pretendemos poner en valor la gastronomía local. Sabemos que la población es mixta, es decir, no puedo limitarme solo a la gastronomía de influencia búlgara, por así decirlo, dado que Vișina sigue contando con una pequeña comunidad de búlgaros de Dobruja. Aun así, por supuesto, también disponemos de gastronomía tártara, de Dobruja, rumana…, venida de todas partes. La gastronomía aquí es un abanico muy variado de productos que puedes servir en la mesa. Y, sí, el desafío es encontrar todo tipo de productos, con diferentes nombres, productos que se puedan preparar rápidamente, que puedan servirse en la mesa. No olvidemos que los búlgaros eran buenos cultivadores de verduras, así que aquí, por supuesto, la zacuscă es la reina, así como otros productos elaborados con verduras, como las empanadas de cebolla, por ejemplo. Hay todo tipo de productos de la gastronomía local que he puesto en práctica con frecuencia. No nos olvidemos del pastel de Dobrogea, la estrella de mi casa.»
Para Bianca Folescu, la restauración de la casa que compró, sobre todo del interior, fue un primer paso para desarrollar otra casa cercana que hace las veces de pequeño museo viviente, tal como nos ha explicado:
«Cuenta con cinco salas, cada una con una particularidad en concreto, ya que me propuse representar el pueblo de Vișina. Este está representado en la sala del medio, la sala búlgara, y en las inmediaciones tenemos la sala lipovana, por supuesto, la sala de Dobruja, donde predomina la población rumana, la sala oriental, donde acogemos a turcos y tártaros, así como la sala arrumana. Cada habitación está decorada con el estilo correspondiente, combinando objetos antiguos que encontramos en las localidades con población mayoritaria de las etnias respectivas, pero también con objetos nuevos que imitan objetos antiguos.»
El mobiliario, las cortinas, las toallas bordadas y diversos artículos domésticos provienen de donaciones de gente corriente. Bianca Folescu ha elaborado ella sola los patrones de flores de marquetería y ha disfrutado aprendiendo de los artesanos locales. Además, nuestra interlocutora también ha aprendido sobre los bordados y la artesanía de Dobruja, así como sobre la arquitectura tradicional, por lo que ha comenzado a colaborar con los museos de arte popular de Constanza y Tulcea.
Versión en español: Víctor Peña Irles