¿Hay alguien en casa?
România Internațional, 16.02.2021, 18:19
Estudió fotografía documental en Londres y, al regresar al país, se propuso redescubrir el mundo que había dejado atrás con su cámara de fotos o vídeo. De este modo, Ionuț Teoderașcu, aislado durante dos semanas en un bloque de pisos, inició el proyecto Șantier în pandemie (Obras en pandemia, en español), para inmortalizar las obras del bloque vecino. El siguiente proyecto fue Pandemia la sat (Pandemia en el pueblo), con fotos de la vida en el pueblo, inalterada, de no ser por la mascarilla que llevan sus habitantes. Aunque lo que nos ha llamado la atención es un proyecto por el que Ionuț Teoderașcu recibió el premio de oro en la categoría personas/familia del Concurso Internacional de Fotografía de Budapest (Budapest International Photo Awards 2020): Nu-i nimeni acasă (No hay nadie en casa).
Ionuț Teoderașcu, fotógrafo documental, como se presenta, nos ha hablado sobre los comienzos del proyecto:
«El corto documental Nu-i nimeni acasă apareció en abril de 2019. En aquel momento perfilé la idea. Fui de visita a la casa de mi abuela. Hacía diez años que nadie vivía allí y fui sobre todo por curiosidad, por ver qué había dentro. Una vez dentro, me di cuenta de que todas las cosas de mi abuela estaban intactas. Era una especie de cápsula del tiempo. Luego volví con mi padre, con la idea de pedirle que me contara detalles sobre su infancia, cómo eran sus padres cuando vivían, puesto que yo, por ejemplo, no conocí a mi abuelo por parte de padre, ya que se murió a los 44 años. Más tarde volví con mis tías, les pedí que me contaran más cosas, descubrí una parte del pasado de mi abuela, y pensé que lo mejor sería contar toda esta historia en un corto documental, para combinar la imagen con el sonido de la casa, ya que había grabado los momentos en los que fui a la casa de mi abuela con mis padres o mis tías. Hice este corto documental a finales del año pasado.»
Se trata de una película que tuvo una mejor recepción de lo esperado, tal y como nos ha contado Ionuț Teoderașcu, a lo que añade:
«Lo lancé en Rumanía por primera vez como parte de un takeover y apareció en la imagen de Instagram de la revista Decât o revistă, donde presenté la historia por primera vez, aunque había aparecido antes en Reino Unido, en una plataforma dedicada a la fotografía documental. Allí es donde se lanzó. También participé con este proyecto en un concurso a finales de año, en el que apareció un álbum de fotos con estudiantes, uno de los primeros álbumes que hace Canon, y ahí también apareció el proyecto. Luego participé en un concurso en Budapest, donde gané el Gold Vibe, el premio de oro, con este proyecto. Después se difundió por otros canales aquí, en Rumanía».
Ionuț Teoderașcu nos ha transportado a la trama de la cinta:
«Tienes la sensación de que entras en otra época. Nada más entrar en la casa percibes unas imágenes que te afectan mucho emocionalmente, ves paredes derruidas o unas telas de araña grandísimas. Es una imagen que no te gustaría ver, sobre todo si tienes una conexión personal con la familia que vivió allí, pero es un espacio que conserva muy bien la historia de una familia, ya que el lugar donde vivimos nos define, en definitiva. Todo el tiempo que vivió allí mi abuela —ella fue la que vivió los últimos veinte años— reunió todos los objetos que necesitaba, los ordenó, de alguna manera había preparado su muerte, lo tenía todo preparado y se seguía viendo allí. Encontré pastillas y cartas que mi abuela había guardado. Todos estos elementos cuentan la historia de la persona que vivió allí.»
La película nos lleva hasta Crăiești, en la provincia de Galați, el pueblo donde el autor vivió su infancia, donde visitamos una casa extraordinaria:
«La casa es atípica para la zona, donde las casas son algo más pequeñas, con dos ambientes, pero es que la casa de mi abuela también tiene su historia. Se construyó principalmente con una finalidad administrativa, como prefectura o ayuntamiento, y más tarde se la vendieron a mi abuelo. Tiene unas puertas muy altas, de materiales muy buenos, madera maciza, y está construida sobre una colina, en el pueblo. Tiene unas vistas muy pintorescas del pueblo y es bastante antigua, tiene unos 100 años.»
Ionuţ Teodereşcu también nos ha mandado una invitación:
«Invito a la gente a que vea el cortometraje documental, accesible en mi sitio web teoderascu.com, en YouTube o en mi página de Facebook, ya que considero que este documental cuenta de algún modo la historia de varias familias y nos muestra cómo deberíamos observar el pasado de la familia y entender la idea de que, a veces, aquellos que todavía viven idealizan ese pasado familiar. Se debe a que queremos saber que nuestros padres tuvieron una buena vida. Quizá por eso, después de su muerte, intentamos reconstruir el pasado y romantizarlo. Sobre eso también hablo en el documental, además de contar toda la historia sobre mis abuelos.»
A aquellos que les interese, en Zalău se han reunido fotografías firmadas por Ionuț Teoderașcu, en la exposición «Fețele pandemiei» (Las caras de la pandemia, en español).
Versión en español: Víctor Peña Irles