EL MUSEO DEL ABANDONO
El proyecto «Museo del Abandono» (Muzeul Abandonului, en rumano) es una campaña participativa, llevada a cabo públicamente, que invita a explorar los propios traumas derivados del abandono. Como parte del proyecto se han producido una serie de 21 cortometrajes dedicados al fenómeno del abandono y la forma en que este fenómeno nos ha definido y configurado como sociedad.
România Internațional, 12.10.2021, 18:14
El proyecto «Museo del Abandono» (Muzeul Abandonului, en rumano) es una campaña participativa, llevada a cabo públicamente, que invita a explorar los propios traumas derivados del abandono. Como parte del proyecto se han producido una serie de 21 cortometrajes dedicados al fenómeno del abandono y la forma en que este fenómeno nos ha definido y configurado como sociedad.
Hemos hablado sobre el museo con Simina Bădică, curadora e historiadora:
«El Museo del Abandono es una iniciativa reciente, de este año, un proyecto financiado por la AFCN (la Asociación del Fondo Cultural Nacional), un proyecto que constituye un museo digital que queremos ampliar todavía más. Es una parte difícil y dolorosa de nuestra historia y, en nuestra vida personal, diría que muchas veces optamos por no abordar temas difíciles y dolorosos que se acaban quedando ahí, no van a ninguna parte, y nos siguen oprimiendo y persiguiendo. Aunque se trate de un museo virtual, se sustenta en un edificio muy real. Lo que hemos hecho ha sido escanear digitalmente la Residencia Hospital para Menores Deficientes Irrecuperables de Sighetul Marmației. Esta fue la denominación oficial que se dio a la institución en 1989. Esta institución se cerró en 2003 y se ha quedado como una especie de cápsula del tiempo. Este escaneo digital nos permite recorrer un espacio virtual, de modo que visitantes de cualquier parte del mundo podrán caminar por el edificio, tal y como hicimos en el verano de 2021, podrán descubrir este edificio de la misma forma en que lo descubrimos nosotros, con todas sus historias y dramas. Es un museo virtual situado en un edificio muy real, pero que ofrecemos a los visitantes en formato virtual y en el que organizaremos exposiciones, como en cualquier otro museo. No se trata de un simple paseo por un edificio vacío y embrujado, es un edificio en el que nosotros contaremos la historia del abandono e institucionalización de los niños, que nosotros también descubrimos. Fundamentalmente, tratamos de responder a esta pregunta: cómo llegamos a esa situación en 1989, en los años 90, y a esas imágenes que dieron la vuelta al mundo, de orfanatos rumanos, de esas residencias hospital.»
Se trata de un museo que habla acerca de la historia de los menores institucionalizados en la Rumanía comunista y poscomunista, una historia que muchos hemos elegido ignorar durante muchos años, tal y como nos ha recordado nuestra interlocutora, quien, a continuación, nos ha acompañado por el museo, indicándonos qué nos encontraremos si elegimos visitarlo virtualmente:
«Veremos muchas cosas. Veremos muchos objetos del día a día en esa residencia hospital. Esta se cerró en 2003, pero muchos de sus objetos permanecieron allí: muebles, camas, juguetes, escritorios, dibujos y adornos en las paredes, los nombres de los niños en algunas camas, los nombres de las secciones y una atmósfera y una tensión que también intentaremos transmitirles virtualmente. En cada una de las habitaciones encontrarán un objeto, una historia o un testimonio: esta es nuestra parte como curadoras, recrear una pieza del rompecabezas que tratamos de construir, a partir de la historia de estos niños, quienes no fueron abandonados necesariamente por sus padres, sino más bien por el Estado rumano, por toda la sociedad que debería haberlos protegido. En cada habitación formulamos una historia que se construye en torno a un objeto. Puede ser una prenda de vestir, ya que se dejaron muchas en la residencia hospital, puede ser un juguete, puede ser una cuchara torcida con la que se alimentaba a los niños o un plato de acero inoxidable.»
Le hemos pedido a Simina Bădică que nos cuente una de las historias que ha descubierto y le ha costado elegir un ejemplo:
«Una de las razones por las que me decanté por este formato para el museo es que estas historias son muy difíciles de escuchar. En uno de los documentos que estaban desperdigados por la residencia hospital, había un informe, más bien banal, en el que se explicaba en qué había empleado el taller de lencería los 30 metros lineales de tela que habían recibido. Los habían usado en camisas de fuerza de tres categorías: pequeñas, medianas y sin una talla especificada, ya que probablemente este era el tamaño estándar. Pensamos que, si las habían producido, todavía deberían encontrarse en la residencia hospital, ya que, desde luego, no es algo que alguien se lleve a casa. Al final encontramos las de talla mediana.»
Le hemos preguntado a Simina Bădică si se sabe qué pasó con estos niños, si sabemos dónde se encuentran hoy en día:
«En gran parte se sabe dónde están. Además, en el museo también contaremos con los casos felices. Nosotros los llamamos supervivientes. Son aquellas personas con las que hoy podemos hablar sobre su vida en el hospital, supervivientes de ese sistema de supuesta protección infantil. Aquellos que fueron adoptados o se integraron en hogares de tipo familiar a una edad más temprana lograron superar sus traumas. Así, en el museo contaremos con los testimonios de Robi, quien fue adoptado a los 5 o 6 años, acogido por una mujer que realmente acabó convirtiéndose en su madre, y que ahora tiene algo más de veinte años, se expresa muy bien, tiene un trabajo, puede contar medianamente qué vivió, muy poco, porque era muy pequeño, pero es un hombre al que miras y te cuesta mucho entender cómo pudo llegar a un lugar llamado residencia hospital para menores irrecuperables.»
Los invitamos a conocer, de modo virtual, una realidad que no debemos olvidar, por mucho que quizás nunca la hayamos llegado a conocer.
Versión en español: Víctor Peña Irles