El Museo de la Colectivización
Entre 1949
y 1962, a los campesinos rumanos les confiscaron herramientas agrícolas,
animales y tierras, de modo que les obligaron a inscribirse en explotaciones
agrícolas colectivas. En 1951, 80 000 campesinos que se oponían a la
colectivización forzosa fueron recluidos tanto en cárceles rumanas como en los
campos del canal Danubio-Mar Negro. En total, se encarceló a 800 000
agricultores en prisiones comunistas. Tras trece años de colectivizaciones forzadas, años en los que
la propaganda se vio acompañada de chantajes y terror, el partido comunista llegó
a declarar la finalización «exitosa» de la colectivización de la agricultura en
Rumanía. Se dedicó a esta hazaña una sesión extraordinaria de la Gran Asamblea
Nacional, convocada entre el 27 y el 30 de abril de 1962, ante 11 000
campesinos invitados. Los líderes comunistas de la época afirmaron que «en la
República Popular de Rumania, el socialismo ha vencido definitivamente en
ciudades y pueblos».
Ana-Maria Cononovici, 22.12.2020, 13:32
Entre 1949
y 1962, a los campesinos rumanos les confiscaron herramientas agrícolas,
animales y tierras, de modo que les obligaron a inscribirse en explotaciones
agrícolas colectivas. En 1951, 80 000 campesinos que se oponían a la
colectivización forzosa fueron recluidos tanto en cárceles rumanas como en los
campos del canal Danubio-Mar Negro. En total, se encarceló a 800 000
agricultores en prisiones comunistas. Tras trece años de colectivizaciones forzadas, años en los que
la propaganda se vio acompañada de chantajes y terror, el partido comunista llegó
a declarar la finalización «exitosa» de la colectivización de la agricultura en
Rumanía. Se dedicó a esta hazaña una sesión extraordinaria de la Gran Asamblea
Nacional, convocada entre el 27 y el 30 de abril de 1962, ante 11 000
campesinos invitados. Los líderes comunistas de la época afirmaron que «en la
República Popular de Rumania, el socialismo ha vencido definitivamente en
ciudades y pueblos».
En memoria
de aquellos tiempos, en el pueblo de Tămășeni, del departamento de Neamț, se
han abierto las primeras salas del Museo de la Colectivización, un museo que
alberga objetos domésticos, típicos del pueblo de los años 50, que los
visitantes pueden tocar para transportarse en el espacio y el tiempo. Iulian Bulai, promotor del proyecto, ha hablado para
Radio Rumanía:
«Abrimos las tres
primeras salas del primer Museo de la Colectivización de Rumanía. Siempre nos
hemos hecho ciertas preguntas, por ejemplo, de dónde viene el caos en la
agricultura rumana, por qué la falta de mantenimiento de los espacios públicos en
Rumanía es mayor que en otros países, por qué existe una diferencia enorme de
desarrollo entre las zonas rurales y urbanas de Rumanía y por qué hay una
diferencia tan grande entre el medio rural de aquí y el de Occidente. He
tratado de responder a estas preguntas yo mismo y la colectivización es una de
las respuestas. La colectivización como fenómeno sociopolítico ha afectado
irreversiblemente a los espacios rurales rumanos, en el sentido de que la falta
de propiedad privada y su confiscación han conllevado lo que vemos hoy en día
en la Rumanía rural: un enorme subdesarrollo, en comparación con el entorno
urbano, y un espacio que no encuentra un equivalente en el campo occidental. Y
bueno, tratando de responder estas preguntas, corroborándolas con la historia
de mi familia, profundamente afectada por las colectivizaciones, me di cuenta
de que, para comprender mejor el entorno rural de Rumanía, todo lo que he
comentado antes, así como la colectivización como fenómeno, deberíamos
conocernos mejor como pueblo, hacernos preguntas, encontrar respuestas, conocer
los dramas por los que pasaron millones de rumanos durante la colectivización,
en los años 50, y, a continuación, hacer un museo que refleje la realidad
socioantropológica actual de las zonas rurales.»
Iulian Bulai ha utilizado la casa de sus abuelos
para convertirla en un museo. ¿Qué podemos ver de momento?
«Hay dos casas y un
anexo. Representa un hogar rural clásico moldavo, propiedad de la misma familia
durante cien años, quienes también fueron testigos y víctimas de la
colectivización. Así, se trata de la familia de mis antepasados y mis abuelos,
que vivieron la colectivización y a los que en los años 50 les confiscaron
todas las propiedades agrícolas, herramientas y molinos, así como el puente que
cruza el río Siret. Esta casa es el testimonio de la historia de una familia
como la de otros millones de rumanos, la de las colectivizaciones, de la
entrada abusiva del partido en los espacios privados, ya que se confiscó parte
de esta casa para crear aquí una tienda de la colectivización en los años 50,
hasta el 92, cuando se le devolvió a la familia. Por eso, se trata de un
símbolo en el que muchos rumanos podrían verse reconocidos.»
Constituye un análisis de realidades actuales, pero
también del pasado, como nos ha contado Iulian Bulai:
«Este museo se basará en
menor medida en el inventario de objetos que coleccionó mi abuelo y que muestra
en qué situación nos hemos quedado, como sociedad agraria, casi paralizados
desde los años 50, hasta la actualidad, es decir, recorre los últimos
setenta años. Aun así, el museo se basa más bien en instalaciones que
cuentan historias, así como en otras que exponen una visión científica del
fenómeno. Además, hay objetos puntuales, que tienen una historia que contar.
Las herramientas agrícolas que dejó cuando me hice cargo de la casa tendrán su
lugar en los 17-18 espacios de exposición con los que contará el museo.»
Iulian Bulai emprendió este proyecto animado por un
cambio de convicciones:
«Solo si logramos
afrontar nuestro pasado con mucha sinceridad, con experiencias recopiladas,
analizándolo, podremos comprendernos mejor como pueblo, como nación, como
Rumanía contemporánea. Así, podremos superar acontecimientos tristes de nuestra
historia que, hasta ahora, al no haber sido explotados de manera positiva, no
han podido ayudarnos en este proceso de curación respecto al período comunista.
Se cierran muchos espacios culturales, pero nosotros abrimos un museo. Creo que
es un buen punto de partida para consolidar una actitud general que podríamos
compartir unos con otros en estos tiempos difíciles.»
Este museo crecerá cuando se amplíen sus espacios de
visita y se acojan, asimismo, eventos que se organizarán cuando las reuniones
de gente estén permitidas. (Şt.B)
(Versión en español: Víctor Peña Irles)