República de Moldavia – ¿Cuán cerca está de Europa?
Frágil políticamente y confundido desde el punto de vista geopólitico son los calificativos de la mayoría de los analistas al nuevo Gobierno de la República de Moldavia
Bogdan Matei, 06.03.2015, 18:09
Frágil políticamente y confundido desde el punto de vista geopólitico son los calificativos de la mayoría de los analistas al nuevo Gobierno de la República de Moldavia (exsoviética donde la gran mayoría de sus habitantes habla el rumano). El gabinete minoritario dirigido por el joven empresario Chiril Gaburici depende del apoyo de los comunistas prorrusos, lo que aumenta las incertidumbres sobre el futuro europeo de Chisinau. El Gobierno fue investido en la segunda mitad del pasado mes de febrero, tres meses después de las elecciones legislativas celebradas el pasado 30 de noviembre. Los tres componentes de la coalición gubernamental tripartita declarada prooccidental, los partidos Liberal-Demócrata, Demócrata y Liberal, se habían adjudicado 55 de los 101 escaños de diputados.
La Alianza para la Integración Europea, que llegó al poder en 2009, después de un período de ocho años en que el antiguo gobierno comunista prorruso había sido acusado de corrupción y abusos, parecía obligada a continuar en la misma fórmula. Además, el primer ministro y exministro liberal-demócrata de Exteriores, Iurie Leanca, durante cuyo mandato se firmaron, el año pasado, los acuerdos de asociación y libre comercio con Bruselas, que prometían el ingreso de la República de Moldavia en la UE en 2020, parecía la primera opción para el cargo de jefe del Gobierno moldavo. Pero, al no poder superar las idiosincrasias que los separaban de sus socios, precisamente los liberales, los promotores más decididos de la orientación hacia el oeste, prefirieron quedarse en la oposición.
Creado por la coalición minoritaria integrada por el Partido Liberal Demócrata y el Partido Demócrata, el nuevo gabinete de Leanca fue rechazado por el Parlamento y el equipo ejecutivo de Gaburici necesitó, para poder ser investido, los votos de los diputados comunistas. En la Rumanía vecina, el país que más apoya las aspiraciones europeas de Chisinau, el nuevo presidente liberal Klaus Iohannis no ha ocultado su decepción relativa a esta fórmula así como el deseo de que el Gobierno de Gaburici logre cumplir con los objetivos proeuropeos:
“Espero que este nuevo Gobierno liderado por un primer ministro joven, empresario, logre realizar los objetivos propuestos. Creo que cualquier gobierno responsable se da cuenta de que si una mayoría ha votado por un gobierno proeuropeo y esta posibilidad existe, ésta tiene que ser la dirección predilecta para el futuro.”
Las primeras reacciones del Gobierno y del Ministerio de Exteriores de Bucarest han sido un poco contradictorias. El primer ministro Victor Ponta ha elogiado el nombramiento de un nuevo homólogo en Chisinau. Un poco más prudente, la diplomacia de Bucarest, dirigida por Bogdan Aurescu, ha anunciado también que tomó nota de la instalación del gobierno.
El analista Robert Schwartz, jefe del departamento rumano en Radio Deutsche Welle no ha ocultado su descontento.
“Lo que ahora sucede en Chisinau es una nueva farsa típica del escenario político de la República de Moldavia y me permito decirlo tan francamente porque los electores que votaron el pasado 30 de noviembre en las elecciones parlamentarias se imaginaron totalmente otra cosa. Votaron por los partidos proeuropeos y ahora el Parlamento ha investido el nuevo gobierno con el voto de los comunistas. Es un gobierno contestado por la sociedad civil y la reacción de la UE me parece sintomática. Tampoco los EE UU se apresuraron a elogiar lo que ha sucedido en Chisinau. Es interesante el hecho de que el primer ministro de Rumanía, Victor Ponta, ha elogiado la investitura del gobierno y del nuevo primer ministro Gaburici. Más moderado ha sido el Ministerio rumano de Exteriores. El ministro Aurescu conoce mejor que el primer ministro Victor Ponta la situación de allí y por eso no se lanza a elogiarla. Con otras palabras, Chisinau se queda en una zona gris. ”
Posteriormente, el mismo Ponta ha declarado que, en realidad, no le agrada la situación de la República de Moldavia donde hay un gobierno minoritario que depende de los comunistas y ha recordado que en 2014 trabajó de manera excepcional con el gabinete de Leanca apoyado por los tres partidos proeuropeos. Lejos de compartir el optimismo de su predecesor, el primer ministro Gaburici ha advertido que la República de Moldavia, pobre, mal administrada, socavada por la corrupción y el politiqueo, todavía está muy lejos de los estándares comunitarios :
“Es absurdo hablar de la integridad europea en un país afectado durante muchos años por escándalos y privatizaciones no transparentes. Toda la habladuría sobre la perspectiva europea es una demagogia estéril.”
Sin embargo, Gaburici ha emprendido su primera visita exterior a Bruselas. Tras el encuentro con Gaburici, la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, ha apreciado que la investitura del nuevo Gobierno de Chisinau es una señal que implica asumir de nuevo los compromisos europeos. Confiamos en que el Ejecutivo de Chisinau aumente sus esfuerzos en la realización de las reformas clave, especialmente en los sectores judicial y financiero, así como en el campo de la lucha contra la corrupción, para redundar en beneficio de todos los ciudadanos de la República de Moldavia, ha añadido la señora Mogherini.