Los efectos del referéndum en Turquía
La idea de organizar un referéndum que modifique la Constitución de Turquía para concentrar todo el poder en manos del actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, surgió después del intento fallido de golpe de Estado del verano pasado.
Corina Cristea, 21.04.2017, 18:17
La idea de organizar un referéndum que modifique la Constitución de Turquía para concentrar todo el poder en manos del actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, surgió después del intento fallido de golpe de Estado del verano pasado. De hecho, es un complemento de la política iniciada con aquel motivo y que consistió en la depuración del aparato administrativo estatal que iba desde el Ejército hasta el sector universitario. A pesar de las advertencias formuladas por Bruselas sobre el hecho de que un referéndum constitucional destinado a reforzar los poderes del presidente Erdogan podría afectar aún más las relaciones entre la UE y Turquía e incluso corría el riesgo de poner fin al proceso de adhesión de este país al espacio comunitario, el pasado 16 de abril el referéndum tuvo lugar y los turcos con derecho a voto fueron llamados a las urnas.
El resultado de esta consulta popular, cuestionada por la oposición, ha sido favorable a Erdogan y a sus seguidores. Han sido sometidas a votación y aprobadas 18 enmiendas constitucionales que contemplan en primer lugar las prerrogativas del poder ejecutivo y del legislativo. Esta reforma incluye cambios como la eliminación de la figura del primer ministro, la asunción por parte del presidente de todo el poder ejecutivo, la pérdida de capacidad de escrutinio del poder ejecutivo por parte del parlamento, la potestad por parte del presidente de proponer los presupuestos, nombrar ministros sin necesidad del refrendo parlamentario, de disolver el parlamento y de nombrar a más de la mitad de miembros del Tribunal Constitucional.
Se trata del cambio político más importante desde la declaración de la República de Turquía en 1923. Andrei Ţărnea, director del Instituto Aspen de Rumanía, habla sobre las consecuencias del referéndum turco en un contexto demográfico y cultural muy específico, reflejado en una sociedad que siempre ha estado muy dividida. Se refiere también al hecho que la actual ley fundamental de Turquía es resultado de un golpe de Estado militar de los años 80 y por eso siempre ha sido discutida por una parte de la sociedad. Andrei Ţărnea:
“No solo la sociedad tradicional conservadora islamista ha considerado siempre que este documento no es democrático, sino también la extrema izquierda turca, la que representa a una parte importante de los votantes de las grandes ciudades. La sociedad turca ha evolucionado como estructura demográfica y cultural. La voz de esta parte anatolia, más rural, más conservadora, seguramente más islamista, más orientada hacia los valores religiosos ha conseguido mucha influencia en la sociedad turca durante los últimos 10 años de la administración de Ergodan.”
Conviene mencionar también el éxito económico notable que ha coincidido con la administración de Erdogan. Los logros económicos no se deben en primer lugar a esta administración sino a las relaciones entre Turquía y la UE, al Acuerdo de asociación y al aumento de las inversiones extranjeras. ¿Cómo ven estos cambios la otra parte de la sociedad, que pasará con las dos Turquías? Andrei Ţărnea considera que es de esperar que continúen las tensiones existentes:
“Esta élite urbana educada y no siempre exenta de lo que normalmente llamaríamos corrupción, la cual ha venido acaparando todo el poder económico de Turquía y ha sido criticada tanto por la izquierda como por el sector más tradicional de la sociedad, se ve hoy en día deslegitimada. Hablamos de familias económicas, integradas verticalmente, con relaciones en el sistema militar y civil, en la política, en la justicia turca. Aparte de esta división clásica aparece una nueva división entre la Turquía progresista, la Turquía moderna y una Turquía conservadora, islamista. Esta fractura cubre opciones diferentes de política exterior, opciones diferentes del papel de la política en el Estado y del papel de las instituciones y del futuro cultural de Turquía. Y para que las cosas sean aún más complicadas, en un contexto regional difícil, con una Europa en crisis, entre la numerosa comunidad turca del extranjero hubo la misma división. La comunidad turca de los países escandinavos y de los países del sur de Europa han votado preponderantemente a favor del no en el referéndum, mientras que los turcos de la nueva generación procedentes sobre todo de Anatolia y radicados en Alemania, Holanda y parte de Austria han votado a favor del sí.”
Los analistas creen que este referéndum fue más bien un voto de confianza a Recep Erdogan y al país que él desea. Un país sobre el cual, el actual presidente acaba de conseguir el control total, a pesar de la escasa diferencia entre el número de seguidores y opositores. De aquí en adelante, existe el temor de que el resultado de este referéndum pueda alentar a Recep Erdogan a avanzar con otros cambios constitucionales prometidos y anunciados como la reintroducción de la pena capital.