Los efectos de la enseñanza en línea
Una de las medidas tomadas para limitar la propagación de la COVID-19 ha sido la de desarrollar la enseñanza en línea.
România Internațional, 16.04.2021, 08:19
Una de las medidas tomadas para limitar la propagación de la COVID-19 ha sido la de desarrollar la enseñanza en línea. En Rumanía, esta medida se puso en marcha el 11 de marzo de 2020, y desde entonces se han aplicado varias fórmulas y los escenarios se han adaptado a la situación epidemiológica que había en cada momento. Pensada como una solución de crisis, esta decisión ha tenido consecuencias bastante difíciles de cuantificar y fuertemente afectadas por las condiciones de vida de cada estudiante. Por supuesto, los más afectados son los niños de los entornos desfavorecidos, los que de todas formas formaban gran parte del 44% de los analfabetos funcionales que había en Rumanía antes de la pandemia. Un estudio realizado a principios de este año por la fundación World Vision Rumanía ha confirmado la convicción que había en la sociedad de que un 40% de los estudiantes de los entornos desfavorecidos no han tenido acceso a la enseñanza en línea. Y esto por varias razones, según ha explicado en Radio Rumanía Mihaela Nabăr, directora ejecutiva de la World Vision Rumanía:
“Bien por causas financieras, las familias no han podido asegurar los medios técnicos necesarios y la infraestructura, es decir ordenador, portátil, tableta, bien por falta de conexión a internet, y sabemos muy bien de otro estudio de la World Vision Rumanía que en uno de cada tres pueblos en los que trabaja la World Vision Rumanía la señal es muy débil o inexistente, o los profesores no han sido preparados para dar clases o para examinar a los estudiantes en línea. Es extremadamente importante que todos los niños tengan acceso a la educación, porque la educación es un derecho y esto significa que nosotros tenemos que hacer todo lo que podamos para que ellos puedan ejercer y puedan tener acceso a este derecho. Las situaciones son muy distintas en cada vivienda, en el caso de cada niño. Durante este período no han tenido acceso a la educación en línea de calidad, pero también ha habido situaciones en que los profesores han ido a cada casa para llevar hojas de trabajo que los niños tenían que rellenar y contestar las preguntas. En otros casos, han sido enviados mensajes en WhatsApp a los móviles de los padres a los que los niños tenían acceso de vez en cuando. Hay muchas maneras en que los niños han podido llegar a sus profesores de una manera u otra, pero no podemos hablar de acceso a la educación y sobre todo a la educación de calidad.
Aunque Rumanía esté entre los países en los que internet funciona bien, las cifras presentadas a principios de este año mostraron que 237.000 estudiantes no tenían acceso a esta red, y 287.000 estudiantes no tenían equipos adecuados para la educación en línea. Aproximadamente un 40% de estos estudiantes estaban en las dos categorías. Más allá de estas cifras respecto a los niños que no han tenido acceso a la educación, el hecho de no haberse encontrado una manera adecuada para ellos ha hecho que las cifras superen a las que muestran las carencias educativas, ha afirmado Mihaela Nabăr:
“Un 91% de los niños o de los padres han afirmado que se han visto afectados psicológicamente. Y más de un quinto de los niños, es decir un 23%, niños que viven en los pueblos, opinan que nunca son felices. Es decir que todas estas cosas seguramente afectarán a su reintegración incluso en la educación presencial, y la decisión de desarrollar nuevamente las clases presenciales debe ser acogida con satisfacción, porque ahora es la única manera de que los niños de las comunidades más vulnerables se beneficien de la educación.
Un 50% de los profesores que han participado en el estudio de la World Vision Rumanía han afirmado que sus estudiantes necesitarán recuperar la información, porque se quedaron atrás y no podrán hacer frente a las próximas evaluaciones, ha afirmado Mihaela Nabăr:
“Además, a través de las evaluaciones que realiza la World Vision Rumanía, con toda la labor realizada, vemos que hay niños cuyos resultados han empeorado. Es decir que todas estas cosas, todos estos factores, son predictores del índice de abandono escolar y de la manera en que el abandono escolar aumentará en este período.
Aunque los datos oficiales sobre el abandono escolar se podrán conocer cuando finalice el año escolar, en verano, no hay pocos estudiantes de 14 o 15 años que, en el contexto de una fractura en el proceso de educación, decidieron dejar de estudiar. Y esto bien porque temen no poder hacer frente a las evaluaciones, bien porque, en el entorno rural, han empezado a trabajar en la vivienda junto con sus padres. Por otro lado, algunos estudiantes de instituto decidieron trabajar durante el período en el que las cases se desarrollaron en línea, dado que no tenían acceso a este proceso, y cuando se reanudaron las clases presenciales, el 8 de febrero, no todos volvieron a la escuela. A nivel mundial, las estadísticas muestran que casi mil millones de niños se han visto afectados por la enseñanza en línea. Frente a Rumanía, algunos países han tenido experiencias mejores, y otros peores, ha afirmado Mihaela Nabăr, de la World Vision Rumanía, organización que trabaja en 92 países:
“Hay países que no se han visto tan afectados por la pandemia, y esto porque sus sistemas han estado mejor preparados, han sido más resistentes. Seguramente que nosotros también seremos más resistentes y nos podremos adaptar mejor, y espero que no sea necesario, a muy largo plazo o incluso a medio plazo, pero sí, hay países que han sido mucho más capaces que nosotros de hacer frente a esta pandemia, y países han tomado medidas mucho más inapropiadas respecto a la educación durante la pandemia.
Más allá del nivel de formación de cada país, hay algo en común: la enseñanza en línea ha empezado a afectar a los niños, y también a los padres. La ansiedad, la depresión o los problemas de visión causados por el hecho de permanecer durante muchas horas delante de las pantallas son algunas de las consecuencias. La falta de socialización ha dejado huellas, los pequeños son más inseguros, y muchos de ellos empiezan a cometer errores gramaticales.
Versión española: Monica Tarău