Las tarjetas prepago y el terrorismo
Una Europa que invierte grandes cantidades de dinero en el intento de combatir el terrorismo y que, al mismo tiempo, se ve obligada a defenderse a través de las medidas tomadas y limitar, a veces, derechos y libertades. Todo esto crea polémicas.
Corina Cristea, 09.04.2016, 06:55
Pese a los esfuerzos hechos a nivel internacional, aún no se ha logrado combatir el fenómeno terrorista que no ha dado ningún paso atrás en los 15 años de lucha coordinada contra este azote. Por el contrario, una vez radicalizada la guerra contra los extremistas, dicho fenómeno se ha intensificado. DAESH, el autodenominado Estado Islámico, es una organización cada vez más fuerte que consolida sus posiciones y que continúa reclutando adeptos y organizando atentados en Europa. Una Europa que invierte grandes cantidades de dinero en el intento de combatir el terrorismo y que, al mismo tiempo, se ve obligada a defenderse a través de las medidas tomadas y limitar, a veces, derechos y libertades. Todo esto crea polémicas.
Por un lado se trata de los que afirman que el objetivo de la protección de los ciudadanos ante algunos agresores imprevisibles justificaría ciertas medidas de vigilancia. Por otro lado, se trata de los que declaran que atentar contra la vida privada es algo inaceptable. Tal polémica ha generado también el caso de las tarjetas prepago en Rumanía, uno de los pocos países europeos que no pide ningúna identificación del comprador. El tema ha vuelto a ser debatido después de que el primer ministro Dacian Ciolos declarara en un programa de televisión que en la preparación de algunos atentados se utilizaron también tarjetas prepago compradas de Rumanía.
Flavius Dumbrava, analista de inteligencia ha destacado en un programa de Radio Rumanía lo importante que es conocer los datos del comprador:
“No se trata sólo del terrorismo. La gente tiende a juzgar de modo simplista este asunto diciendo que en Rumanía no hay terroristas. Se trata de varios asuntos tales como el narcotráfico, la trata de personas y la corrupción. Las tarjetas prepago no deben convertirse en un arma. En general, los medios electrónicos de comunicación no deben convertirse en un arma ni para el terrorismo, ni para la corrupción, ni para la trata de personas, sino que debe ser algo normal en un país democrático”.
La falta de reglamentación de Rumanía permite que las organizaciones terroristas puedan comprarse tarjetas anónimas, según declaran los que piensan que los datos de identificación son necesarios. Adoptada por el Parlamento de Bucarest a comienzos del verano de 2014, la ley de las tarjetas prepago compradas al presentar sólo el DNI fue declarada inconstitucional tres meses más tarde. En opinión de los jueces, esta ley no hace más que completar la ley “Big Brother” según la cual los datos de carácter personal pueden guardarse por seis meses, ley que también fue declarada inconstitucional.
Georgiana Iorgulescu, directora del Centro de Recursos Jurídicos, afirma que el proceso de debate sobre el tema de la legislación antiterrorista no tiene transparencia y necesita varias consultas:
“El hecho de que existan algunos actos terroristas no significa que nuestros derechos esten suspendidos. Debido a este peligro, que de cierto modo afecta también a nuestro país, entramos en una zona grave, es decir llegar a atentar contra la vida privada del ciudadano y violar el secreto de la correspondencia, sin recibir ninguna explicación.”
Georgian Pop, jefe de la Comisión parlamentaria de control de la actividad del Servicio Rumano de Inteligencia, argumenta la necesidad de relacionar la legislación rumana con las medidas antiterroristas en el ámbito de la Unión Europea:
“Tenemos que apoyar todas las instituciones que se encargan de la prevención porque el objetivo no es arrestar a un terrorista después de haber cometido un atentado sino prevenir los atentados. En el marco de los delitos relacionados con el terrorismo deben figurar los entrenamientos, el reclutamiento o la financiación del desplazamiento de un ciudadano europeo a un campamento de entrenamiento de los terroristas. Además, hay que fortalecer más los controles del tráfico de armas, de materiales explosivos o de materiales con los cuales se pueden confeccionar bombas artesanales.”
Según afirma Georgian Pop, un guardabosques en Rumanía por ejemplo tiene la posibilidad de pedir los documentos de identidad a un cazador furtivo y controlar su mochila. Sin embargo, un oficial antiterrorismo del Servicio Rumano de Inteligencia, del Servicio de Inteligencia Exterior o del Ejército no está autorizado para pedir los documentos de identidad a un sospechoso de terrorismo que se encuentra cerca de un aeropuerto de Rumanía y que supuestamente tendría una bomba en su mochila.