La carne cultivada, ¿una solución?
La idea de producir carne en el laboratorio no es nueva, comenzó hace más de dos décadas como una misión práctica: la NASA financió entonces un estudio para encontrar soluciones con las que alimentar a los astronautas.
Corina Cristea, 02.08.2024, 13:31
La idea de producir carne en el laboratorio no es nueva, comenzó hace más de dos décadas como una misión práctica: la NASA financió entonces un estudio para encontrar soluciones con las que alimentar a los astronautas. ¿El resultado? Entre 2001 y 2002, la NASA experimentó con la producción de carne cultivada, creando la primera muestra comestible de carne cultivada en laboratorio: un filete de pescado hecho a partir de células de peces de colores.
Cuestionada por muchos, hoy en día, tras años de investigación y pruebas, la carne cultivada se ha convertido en un producto viable que poco a poco se abre paso en el consumo comercial. La primera hamburguesa hecha de carne artificial apareció en 2013 y fue creada por un equipo de investigadores de la Universidad de Maastricht (Países Bajos). Preparada y degustada en Londres, la hamburguesa pesaba 142 gramos y su creación costó 250 000 euros.
Estados Unidos y Singapur figuran entre los primeros países que permiten la venta de carne cultivada. El primer restaurante que la vende abrió en 2020 en Tel Aviv (Israel). Países europeos como Alemania, España y los Países Bajos ya están invirtiendo mucho en investigación y desarrollo, preparándose para el momento en que la carne cultivada llegue a los consumidores.
A nivel mundial, en los últimos diez años han surgido más de 150 empresas que han invertido en total unos 2800 millones de dólares en investigación y ensayos. Por su parte, la UE ha invertido 25 millones de euros en financiar la investigación sobre proteínas sostenibles, entre ellas este tipo de carne. El profesor Petru Alexe, de la Facultad de Ciencia e Ingeniería de los Alimentos de la Universidad «Dunărea de Jos» de Galati (este), habló con Radio Rumanía sobre lo que hace diez años era solo una curiosidad presentada como solución futurista para satisfacer las necesidades alimentarias de la creciente población del planeta. ¿Es la carne cultivada una solución? ¿Y qué es, en realidad, la carne cultivada o artificial como se llamaba originalmente? El profesor Petru Alexe aporta más detalles:
«Inicialmente apareció en el mercado la idea de la carne artificial, luego se hizo la corrección necesaria porque se trata de un tipo de carne que supone una multiplicación de células musculares fuera del cuerpo animal. Es decir, se extraen determinadas células madre de animales y se transfieren a un biorreactor en el que se multiplican y del que se obtiene esta carne. Como procede de una fuente viva, de una fuente animal, no podemos llamarla carne artificial porque no es producida enteramente por el ser humano, sino a partir de células existentes en el animal. Es solo tejido muscular y, eventualmente, se ha avanzado en la parte del tejido adiposo. No se reconstituye el animal, no hay ese tipo de desarrollo de la ciencia, simplemente se multiplican las células musculares para obtener esta masa cultivada de tejido muscular que se puede consumir sin ningún problema, como lo demuestran las autorizaciones que ha obtenido».
En el biorreactor, las células madre se sumergen en un líquido que contiene sales, vitaminas, azúcares, proteínas y factores de crecimiento. El entorno, rico en oxígeno y con temperatura controlada, permite que las células se multipliquen a gran velocidad. A continuación, las células madre se diferencian en fibras musculares que se fusionan y la carne puede estar lista para procesar o cocinar en pocas semanas. De nuevo, el profesor Petru Alexe:
«La carne puede ser de cualquier tipo, puede ser pescado, pollo, cerdo o ternera. Es solo cuestión de multiplicar. No cabe duda de que el sabor de la carne suele estar directamente relacionado con la dieta. Se trata de la influencia de los nutrientes que introducimos en el biorreactor. Porque, si hacemos una analogía, al fin y al cabo, el animal también es un biorreactor, solo que él se abastece de nutrientes o nosotros le ayudamos de vez en cuando. La cuestión es que lo que pongamos en ese biorreactor, lo encontraremos en la carne. De momento, no tenemos una consistencia compleja, tampoco los surtidos son muy variados, pero sin duda, como en cualquier investigación, las cosas irán avanzando».
La humanidad consumió 364 millones de toneladas de carne el año pasado y, según las últimas proyecciones, la demanda mundial de carne aumentará al menos un 50 % de aquí a 2050. En el contexto de la ganadería tradicional, esto supondrá una enorme presión sobre el medio ambiente. Así, la carne cultivada puede convertirse en una alternativa respetuosa con el medio ambiente, afirman sus defensores: podría tener un impacto medioambiental significativamente menor que la carne producida de forma convencional. Eso porque requiere un 90 % menos de tierra, produce un 94 % menos de contaminación atmosférica y reduce potencialmente los gases de efecto invernadero en un 92 %. Además, añaden, a diferencia de la carne procedente de la ganadería intensiva, la carne cultivada no requiere antibióticos para controlar enfermedades causadas por bacterias como la Salmonella o la E. coli. Esto reduciría el alarmante fenómeno de la transferencia de antibióticos al cuerpo humano a través del consumo de carne y el desarrollo de la resistencia a los antibióticos, considerada por la OMS una amenaza mundial para la salud pública.
Por otro lado, Italia es el único país del mundo que ha prohibido la producción y venta de la carne cultivada en noviembre de 2023 con el pretexto de proteger las tradiciones culinarias. La comunidad científica y las organizaciones ecologistas han criticado la ley por considerarla contraria a las tendencias mundiales. Si la UE aprobara la venta de productos cárnicos que provienen de carne cultivada, Italia (y Rumanía, si la prohibición ya aprobada por el Senado es ratificada también por la Cámara de Diputados), no podrían frenar las importaciones de otros países de la UE.
Versión en español: Victoria Sepciu