El declive del deporte rumano
“La crisis ha afectado mucho al deporte rumano por la falta de dinero. Con los fondos insuficientes que las federaciones reciben ahora, el deporte rumano solamente puede sobrevivir.
Florentin Căpitănescu, 24.11.2013, 20:26
En un país como Rumanía, donde se invierte demasiado poco en la educación, sanidad o investigación, es decir, en su futuro, hablar sobre recursos importantes asignados al deporte puede parecer, según el caso, una ingenuidad, una broma o una pretensión exagerada a pesar de que, en los últimos decenios, en Rumanía el deporte de alta competición cuenta con una tradición incontestable. Es cierto que muchos de los logros importantes de los campeones rumanos en los estadios mundiales se registraron hace 20, 30 o incluso 40 años, cuando el deporte aún estaba en su época romántica, cuando el talento era suficiente.
Sin embargo, el deporte ha evolucionado, al igual que otros campos, y el talento, por más grande que fuera, ya no garantiza la excelencia porque, en primer lugar, las inversiones en el éxito deportivo de alto nivel han venido aumentando muchísimo, desde los gastos en infraestructuras y métodos de entrenamiento sofisticados, hasta las recompensas financieras concedidas al deportista y a su personal. Precisamente por eso, hoy por hoy, las grandes naciones del deporte son, ante todo, grandes potencias económicas que se permiten reservar al deporte grandes cantidades de dinero.
Las perspectivas del deporte rumano no son muy alentadoras dado que los fondos recibidos han venido bajando significativamente sobre todo después del impacto en la economía nacional de la crisis global. Una realidad que no hace más que ahondar el declive del deporte, según afirma el periodista deportivo Răzvan Boldis:
“La crisis ha afectado mucho al deporte rumano por la falta de dinero. Con los fondos insuficientes que las federaciones reciben ahora, el deporte rumano solamente puede sobrevivir. No se puede hablar de un resurgimiento. Sin dinero, no existe infraestructura, motivación y no hay manera de retener a los entrenadores experimentados que, en los últimos años, han decidido irse del país. Hoy en día, el deporte de alta competición es un negocio caro. Desafortunadamente, Rumanía ya no se permite invertir en este negocio.”
Sin embargo, no solo el aspecto financiero ha contribuido al declive. La disminución del área de selección y la falta de promoción en la prensa son otras causas del gran paso atrás.Răzvan Boldiș
:
“Los datos finales del censo de 2011 indican que, en dos decenios, la población estable de Rumanía ha venido disminuyendo en tres millones, situándose en poco más de 20 millones. Por eso, el área de selección viene disminuyendo. No es un factor decisivo, pero contribuye al declive del deporte rumano. Otra causa sería la débil promoción de los demás deportes, incluso de los olímpicos, en comparación con el fútbol.”
En realidad, los buenos resultados obtenidos en los demás deportes no logran ocupar la primera página de las publicaciones especializadas dado que el fútbol es considerado un amplio fenómeno social en Rumanía, no por sus resultados positivos en las competiciones internacionales sino debido a los asuntos colaterales como las aventuras en la justicia de los así llamados hombres del fútbol o los deslices de los jugadores en su vida privada. En un ámbito tan hostil donde la mediocridad se propaga, no debe extrañarnos que solamente la gimnasia y la esgrima logren mantenerse en la élite mundial. Desafortunadamente, deportes como el atletismo, el balonmano, el boxeo, el remo o la halterofilia, que en total trajeron a Rumanía casi 180 medallas olímpicas, han dejado de llevar el paso de las naciones líderes en estas disciplinas. Aunque parece gris, el porvenir puede traernos soluciones.
Nuevamente ante los micrófonos de RRI, Răzvan Boldiş :
“La asociación pública-privada como fuente de financiación en el deporte es una solución aplicada con éxito en otros países. Puede ser una solución excelente para salvar los deportes de equipo, que prácticamente en Rumanía no existen. Otra idea sería conceder el dinero disponible a las disciplinas que tienen oportunidades de ganar medallas. Claro que esta solución condenaría definitivamente a varios deportes, pero nos ayudaría a mantener las élites. Sin embargo, antes de todo creo que debemos pensar en una estrategia a nivel nacional que incluya la organización de varias competiciones. No olvidemos que la competición nos motiva, nos educa. Sobre todo a los más pequeños”.
En la Olimpiada más reciente de Londres, en 2012, Rumanía se clasificó en la posición 27ª, lejos de sus pretensiones habituales, pero cerca de su débil potencial financiero actual. Aunque ya hayan pasado 30 años desde que Rumanía ocupó la segunda posición por naciones en los Juegos Olímpicos de 1984 de Los Ángeles, parece que nuestro país no ha dejado de seguir a pie de la letra el lema olímpico: “¡Lo importante es participar, no ganar!”