Vacaciones de invierno en Buzău
Hoy llegamos a una zona situada en la parte oriental de Rumanía, fuera de la curvatura de los Cárpatos, en la intersección de las provincias históricas de Muntenia, Moldavia y Transilvania.
Daniel Onea, 09.01.2025, 14:02
Los lugareños la nombran con orgullo la pequeña Rumanía, debido a la diversidad de formas de relieve que se encuentran aquí. Es una zona pintoresca, pero también llena de leyendas que recuerdan a tiempos pasados. Además, las atracciones naturales son únicas y nos propusimos descubrirlas con la ayuda de Ruxandra Cernat, guía turística. La primera parada, los Volcanes de Barro.
«Son un fenómeno raro, porque la lava es fría y negra. Incluso tuvimos turistas que lo probaron por sí mismos, literalmente, metiendo el dedo en esta lava negra y se sorprendieron de que estuviera fría. La forma es la de un cono volcánico. Es un fenómeno natural propio de esta zona de Buzău. Las emanaciones de gas de las profundidades de la tierra empujan el agua subterránea a la superficie, y estas, almacenando arcilla de las rocas que encuentran en el camino, dan lugar a volcanes de barro. Son las zonas llamadas Pâclele Mari, Pâclele Mici y Fierbătoarea, donde el agua realmente burbujea. Es bueno que esta tierra de Buzău, que fue declarada Patrimonio de la UNESCO en 2022, también sea muy accesible por la carretera nacional con un coche alquilado desde Bucarest, si no hay un coche personal de un amigo. Bucarest es obviamente un centro importante, que tiene el Aeropuerto Internacional Henri Coandă, por lo que es fácil llegar desde cualquier rincón del mundo».
En la zona montañosa del distrito de Buzău, también hay algunas cascadas muy hermosas. Entre ellas, la cascada de Cașoca fascina a los turistas independientemente de la temporada.
«Una de las cascadas más hermosas de todos los Cárpatos rumanos, la cascada de Cașoca también aparece bajo el nombre de Pruncea en algunos documentos. Las aguas se hunden en una cuenca profunda desde una altura de ocho metros y hay un umbral vertical de areniscas de Tarcău. El lugar tiene un encanto especial en cualquier época del año. Es fácilmente accesible porque el camino ha sido asfaltado, y para los turistas también hay un punto de atracción con puestos de venta de productos tradicionales de la zona, mermeladas y jarabes naturales, cremas con valor cosmético así como terapéutico. También hay una carpa donde se puede practicar el tiro, y el lugar es muy querido no solo por los fotógrafos, sino también por las parejas jóvenes que quieren tomar fotos allí con recuerdos de la boda».
Muy cerca de la cascada de Cașoca se encuentra el lago y la presa de Siriu, con un mirador absolutamente fantástico, como nos cuenta la guía turística Ruxandra Cernat.
«Es la segunda presa de Rumanía y está construida íntegramente con materiales naturales que se encuentran en esta zona. La construcción duró casi 20 años. La carretera nacional también se desvió un poco y los asentamientos de la zona se reubicaron, pero este proyecto pretendía proporcionar, en la práctica, la fuente de agua para las localidades situadas río abajo. Los viaductos y la carretera sinuosa construida son de una belleza extraordinaria. La presa tiene 122 metros de altura y 570 metros de largo, y el lago se extiende a lo largo de 11,5 kilómetros. No se recomienda nadar en él, porque tiene una profundidad de 120 metros».
Y del agua, pasamos al fuego:
«También desde las profundidades de esta tierra, las emanaciones de gas producen, esta vez, cuando entran en contacto con el aire, cuando salen a la superficie, llamas que arden todo el tiempo. Quizás más espectaculares por la noche, son, de hecho, gases encendidos por los rayos del sol. Estas llamas se pueden ver brotar del suelo y se elevan en el viento. A veces son más altas, otras veces, apenas parpadean: depende de la presión de los gases en el interior y también del clima. Probablemente en una temporada muy lluviosa se pueden extinguir temporalmente, pero en un período corto de lluvias se puede ver como el agua burbujea en aquellos lugares donde los gases salen a la superficie. Toda el área donde ocurre este fenómeno tiene una superficie de 25 metros cuadrados».
También en el distrito de Buzău se encuentra un museo único en Rumanía. El Museo del Ámbar de Colți está dedicado a la resina de 40 a 60 millones de años de antigüedad. No se lo puede perder ningún turista que llegue a la zona, dice Ruxandra Cernat, guía turística.
«En el territorio de Rumanía, el ámbar se explotó durante mucho tiempo, aunque ahora ya no hay explotación industrial. Es una joya muy bonita y valiosa, porque en esta resina de varios colores, que van desde un amarillento hasta un marrón rojizo, se pueden ver plantas e insectos que han quedado perfectamente incrustados a lo largo de estas decenas de millones de años. Se dice que cuando llueve mucho, los lugareños todavía pueden encontrar trocitos de ámbar en los lechos de los ríos. El museo nos muestra todas las formas a través de las cuales se explotaba el ámbar en Rumanía, así como raras colecciones de joyas. También hay una sala muy bonita para los apasionados de las rocas minerales y los cristales, una exposición con muestras de esta zona».
Por último, pero no menos importante, si el clima no es precisamente agradable para nosotros, podemos hacer un recorrido por los monasterios, como nos propone Ruxandra Cernat, guía turística. Los monasterios no eran solo puntos religiosos, también eran puntos de defensa. Por lo tanto, tienen una historia fascinante y rica. El monasterio-fortaleza de Bradu sería la primera propuesta.
«Se dice que, desde aquí, Mihai Viteazu, el que hizo la primera Unión de los Principados Rumanos en 1600, habría partido hacia las batallas de Şelimbăr. También en esta zona se encuentra el Monasterio de Măgura, atestiguado en el siglo XVI y que tiene una riqueza extraordinaria debido a que los iconos reales están pintados por el gran Gheorghe Tătărăscu, un pintor de renombre para los rumanos, que fue el maestro de Nicolae Grigorescu. Y junto al monasterio, en sus terrenos, se organizó el Campamento de Escultura de Măgura. Lleva el nombre de la localidad de donde se trajo el material para las esculturas. Las esculturas están etiquetadas con códigos QR y se puede ver exactamente quién, cuándo y qué título se les dio. También es un lugar muy bonito donde se puede hacer un picnic porque todo sucede en las colinas de nogales, donde reina el silencio y el canto de los pájaros. En invierno también se puede pasear por allí».
Buzău también se ha dado a conocer en los últimos años a través de un proyecto llamado Slow Food Buzău, que promueve la gastronomía artesanal y el turismo culinario sostenible en el Geoparque de la UNESCO del distrito de Buzău.
Versión en español: Mihaela Stoian