Viaje a Perú de la mano del autor rumano Marius Chivu
Irina Calin, 06.07.2019, 19:35
El viaje es disfraz y olvido de sí mismo. Viajamos porque queremos ser otra persona. La curiosidad de lo que podrías ser, de lo que eres en otro lugar. .
Así escribe el autor Marius Chivu en su libro Tres semanas en los Andes publicado en 2016 después de su viaje a las dos ciudadelas más fastuosas de los incas: Choquequirao y Machu Picchu, a las alturas del nevado Mismi (5597 m) donde nace el Amazonas o a la caleta de pescadores Cabo Blanco ,a la orilla del Pacífico, pasando por ciudades peruanas tan famosas como Cuzco , Arequipa o Trujillo.
Tres semanas en los Andes se titula este libro de viaje de Marius Chivu en que publica unas 200 fotos de las casi cinco mil que ha sacado junto con su compañero de viaje, Marius Radoi.
Un breve fragmento traducido del rumano:
Durante estas casi tres semanas hemos hecho todo lo posible para merecer nuestro viaje, para elevarnos al nivel de la gente del lugar y, sobre todo, para no dejar huellas de nuestro paso. Preguntamos a los vecinos más que leímos las guías de viaje; comimos lo que había en los mercadillos, no elegimos de las cartas de restaurantes; tomamos el té hecho en la calle, no las bebidas carbonatadas de los supermercados; dormimos mucho más en sus camas y bajo sus mantas que en nuestros sacos de dormir…No buscamos la comodidad, buscamos conformarnos; quisimos el conocimiento directo, no la información procesada; preferimos la imperfección hecha a mano a las reproducciones fieles. Quisimos las cosas naturales y auténticas, aunque sucias; lo vivido, no lo museificado; la ruina, no lo acabado. Me imagino que el estado ideal del viajero es el que se acerca a lo invisible. Un viajero verdadero no pervierte, no cambia, no interviene, no deja huellas ni señales. I’m not here but I was there! es el mantra del verdadero viajero. Su paso debe ser discreto, no perturbar el orden, la tranquilidad, las costumbres del lugar. Un viajero observa y conserva. Quiere asemejarse a lo distinto, no sembrar la variación. Él va como si se escondiera: quiere ver, no ser visto. El senderista, el pasajero, el caminante, el viajero, son salamandras que se confunden con los lugares por donde pasan, se disminuye a sí mismo. El viaje es disfraz y olvido de sí mismo. Viajamos porque queremos ser otra persona. La curiosidad de lo que podrías ser, de lo que eres en otro lugar. Exploración de las potencialidades de sí mismo. Viajar para librarse de parte del lastre, para ser una carga más ligera a nosotros mismos. ¡Alejarse! ¡Quedarse! ¡Volver! ¡Partir! Toda la mecánica social cabe en estas palabras dice Vallejo
( Trei săptămâni în Anzi, autor Marius Chivu, editado por Humanitas, 2016)