Día Nacional de Rumanía y la Gran Guerra
Irina Calin, 30.11.2020, 17:35
¿Qué celebramos?
El 1 de diciembre de 1918, Transilvania se unió con Rumanía a través de la Resolución de la Gran Asamblea de Alba Iulia y así se creó la Rumanía Grande. Esta unión fue posible en el contexto de la Gran Guerra. Rumania entró en la guerra con el objetivo de completar la «unión nacional» mediante la obtención de los territorios con población de lengua rumana, fundamentalmente Transilvania y Bucovina. Antes de la guerra Rumanía estaba integrada por las provincias de Valaquia y Moldavia que habían conseguido la unión en 1859.
Rumanía en la Gran Guerra
El 14 de agosto de 1916, el Reino rumano entra en guerra tras dos años de neutralidad (1914-1916). La firma, el 4 de agosto de 1916, del Tratado de alianza con Rusia, Francia, Reino Unido e Italia fue acogida favorablemente por gran parte de la opinión pública de Rumanía y, de acuerdo con la Convención militar anexa al Tratado, Rumanía declaró la guerra al Imperio austrohúngaro. El Rey Fernando I de Hohenzollern-Sigmaringen, alemán de origen, decidió que «la dinastía seguirá el destino del país, vencedora con él, o vencida con él» y, junto al Gobierno dirigido por Ion I. C. Brătianu, tomó la decisión de entrar en guerra, consciente de que era un paso decisivo en el camino hacia la unificación nacional del Estado rumano, independientemente de los peligros.
Tras las primeras victorias, Rumanía sufrió, en el otoño-invierno de 1916, fuertes derrotas así como la ocupación germanobúlgara-turca de la capital y de una gran parte del país. El refugio en Moldavia, en el este del país, supuso el culmen de la desgracia del Estado rumano. Huyendo del ejército alemán, llegaron allí: la Familia Real y el Gobierno, el ejército en desmoronamiento, pero también una numerosa población empobrecida y asustada. La hambruna, el frío y la miseria llevaron a la aparición de la fiebre tifoidea y del tifus exantemático, segando la vida de decenas de miles de personas, tanto soldados como civiles. En el contexto de la victoria de la Revolución Bolchevique del 7 de noviembre de 1917, la nueva dirección en Rusia concluyó un armisticio con las Potencias Centrales en diciembre de 1917, seguido del Tratado de Paz de Brest-Litovsk 3 de marzo de 1918. (nota publicada por el Instituto Cultural Rumano de Madrid)
Rumania, completamente aislada en el frente oriental y enfrentada al desorden provocado por las tropas bolcheviques rusas en el frente moldavo, se vio obligada a concluir un armisticio, seguido de un acuerdo de paz preliminar firmado el 5 de marzo de 1918 en Buftea, de ahí el nombre genérico de Paz de Buftea-Bucarest.
La Entente no estuvo de acuerdo con el acuerdo de Paz de Bucarest, aunque reconoció la difícil situación de Rumania. El tratado fue ratificado por el Parlamento rumano, pero nunca fue promulgado por el rey Fernando I, quien confiaba en que la situación militar en el frente occidental iba a cambiar, tras la entrada de Estados Unidos en la guerra.
Las disposiciones del tratado entrarían en vigor seis meses después de la firma, pero cuando la situación de las potencias centrales comenzó a deteriorarse, el gobierno rumano se negó a respetarlas, volviendo a entrar Rumanía en la guerra, junto con la fuerza expedicionaria francesa, liderada por General Henri Berthelot.
Asi, El 10 de noviembre de 1918, Rumania volvió a entrar en guerra al lado de los aliados, a tiempo para recoger los frutos de la victoria y convertirse en el país más ganancioso gracias a la aplicación en su favor del principio de las nacionalidades, por el que se reconoció la voluntad de unirse al núcleo independiente rumano de la población de etnia rumana de Besarabia, por una parte, y de los territorios del Imperio Austrohúngaro (Transilvania y Bucovina) en que era mayoritaria, aun englobando enclaves numerosos de alemanes y magiares en esta última región. La Gran Rumanía quedó así asegurada como Estado común para la inmensa mayoría de los rumanos.