Vasile Luca
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta 1989, el Ejército Rojo impuso regímenes de partido comunista en los países de Europa Central y Oriental.
Steliu Lambru, 14.10.2024, 16:13
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta 1989, el Ejército Rojo impuso regímenes de partido comunista en los países de Europa Central y Oriental. Los líderes obedientes a Moscú los dirigieron y no dudaban en eliminar a sus camaradas de ideales cuando se convertían en competidores. Especialmente hasta la muerte de Stalin en 1953, el patrón de comportamiento era el mismo en todos los países comunistas: la democracia en el partido significaba resolver las disputas personales con una bala en la nuca o encarcelarlos. Este fue también el caso de Vasile Luca, un activista comunista ilegal e importante líder desde 1945. Después de una disputa con Gheorghiu-Dej y su grupo, Vasile Luca terminó en la prisión de Aiud en 1963.
Vasile Luca nació en 1898 en Covasna, una provincia con una población mayoritariamente húngara, que entonces formaba parte de Austro-Hungría. Hay controversias sobre su origen étnico: algunos historiadores y memorialistas afirman que era de etnia húngara, otros que era de etnia rumana hungarizada. El caso es que Luca hablaba húngaro con fluidez y en 1919, durante la República Soviética Húngara liderada por Bela Kun, ya era comunista y un gran partidario de la Unión Soviética. Después de que la revolución comunista húngara fuera liquidada por el ejército rumano, Luca se convirtió en trabajador ferroviario y se involucró en las actividades ilegales del Partido Comunista Rumano y en la organización de huelgas obreras, como la huelga de los mineros en Lupeni en 1929 y en el valle de Jiu en 1933.
También ocupó cargos en la jerarquía del partido, secretario de las organizaciones en Brașov e Iași. Por sus acciones subversivas lo arrestaron varias veces, pero lo liberaron después de cumplir breves condenas. Después de que la Unión Soviética ocupara Besarabia y el norte de Bucovina en junio de 1940, lo liberaron, recibió la ciudadanía soviética e incluso se convirtió en diputado en el Soviet Supremo durante la guerra. Recibió el grado de comandante en el Ejército Rojo y llevó a cabo una actividad intensa entre los prisioneros rumanos en la URSS para unirse a la división Tudor Vladimirescu, una división con un papel esencial en la sovietización del ejército rumano después de 1945.
Después de la derrota de la Alemania nazi, Rumanía será ocupada, al igual que los demás países de Europa Centro-Oriental, por los soviéticos y el Partido Comunista Rumano se convertirá en el agente de unos cambios mayores en Rumanía. Vasile Luca, parte del llamado grupo de Moscú, junto a Ana Pauker y otros comunistas llegados de la URSS, serán los favoritos para ocupar un alto cargo en el Estado. Será nombrado el 5 de noviembre de 1947 ministro de Finanzas en el gobierno encabezado por Petru Groza. En el discurso pronunciado en la víspera de Año Nuevo de 1947-1948, el propio Petru Groza señaló la cooptación de la pareja Pauker-Luca en el nuevo equipo de gobierno.
«La llegada de Ana Pauker al Ministerio de Asuntos Exteriores, de Vasile Luca al Ministerio de Finanzas y, recientemente, de Emil Bodnăraş al Ministerio de Defensa, han permitido el desarrollo más rápido de nuestra democracia popular. Los cambios en el gobierno contribuyeron al establecimiento de una política económica y financiera justa del régimen democrático y a la consolidación de la moneda nacional».
Pero el grupo liderado por Dej, de comunistas que habían cumplido muchos años de prisión en Rumanía, abrió hostilidades contra los moscovitas. En mayo de 1952, según los típicos juicios estalinistas, en el pleno del Comité Central del Partido Obrero Rumano, Luca fue acusado de desviacionismo de derecha y actividades contra el partido y expulsado. En agosto de 1952 lo detuvieron y lo juzgaron, y en 1954 lo condenaron a muerte por traición. Posteriormente, se le conmuta la pena por cadena perpetua. Vlăduț Nisipeanu era, en ese momento, un joven comunista. En 1999, entrevistado por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Nisipeanu recordó el famoso pleno.
«Recuerdo mejor aquel pleno de 1952 en el que Vasile Luca y Ana Pauker fueron desenmascarados, destituidos de la dirección del partido y detenidos. Yo no fui al pleno, entonces era pequeño, tenía 19 años. Era demasiado joven, pero me interesaba esto. También tenía curiosidad por saber qué estaba pasando, por lo que tuvimos que quitar las pinturas de las paredes. Uno las recogía y otro las ponía. No las tiré, las volvía al revés contra la pared, porque si tal vez volvíamos a necesitarlas. Alguien me preguntaba qué estaba haciendo con los cuadros y yo le decía que los había llevado al desván. Me decían que tuviera cuidado con ellos, y los guardaba. Fue entonces cuando el primer secretario nos hizo un trámite. Nos dijo que había sido el pleno de la dirección del partido el que había desenmascarado la desviación de derecha, o de izquierda en otros casos, de este grupo que quería destituir a Gheorghe Gheorghiu-Dej, nuestro querido líder. Pero la verdad, si lo buscabas de alguna manera, lo podías encontrar en el medio, en el centro. Pero, ¿quién buscaba el centro? Nadie estaba buscando esta cosa. Tiraron sus cuadros, les detuvieron y los castigaron».
En 1968, Nicolae Ceaușescu, en su intención de resolver las antiguas disputas internas del partido, también rehabilitó a Vasile Luca, junto con los otros comunistas liquidados por Dej. Pero la historia se vengó merecidamente de uno de los que había contribuido plenamente al crimen y a la injusticia.
Versión en español: Mihaela Stoian