Testimonios de Auschwitz
Cuando se cumplen 70 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, que se producía el 27 de enero de 1945, la Radiodifusión Rumana selecciona varios testimonios de los supervivientes.
Steliu Lambru, 27.01.2015, 13:59
Para los judíos de Europa, el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau significó su eliminación sistemática a través de un programa ideado por la ideología nazi. Es difícil estimar el número de los que murieron allí pero las cifras que proponen varios especialistas varían entre 1 y 1,5 millones de judíos. Las autoridades húngaras del Norte de Transilvania enviaron a Auschwitz unos 150.000 judíos. Cuando se cumplen 70 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, que se producía el 27 de enero de 1945, la Radiodifusión Rumana selecciona varios testimonios de los supervivientes.
Eva Berger de Cluj pasó junto a su madre por más de diez campos de concentración. En Auschwitz se quedó sólo tres días, tiempo más que suficiente para entender lo que pasaba allí. La siguiente grabación es de 1996.
”A la derecha la vida, a la izquierda la muerte. Yo estaba con mi mamá y a pesar de que nos parecíamos, nos colocaron a la derecha. A lo mejor no se habían dado cuenta de que éramos madre e hija. En aquel entonces no conocíamos el significado de esa repartición y los demás miembros de la familia fueron colocados a la izquierda. Los que tenían hijos pequeños no servían y por eso eran exterminados. Lo primero que observé era que allí no había pájaros, pese a que había bosque. Estábamos en mayo o junio y no se oía ningún pájaro. ¿Un bosque sin aves? Luego me di cuenta que allí estaban ubicadas las cámaras de gas, que el viento esparcía el humo y el gas, y probablemente por eso los pájaros y los animales no podían vivir. En la puerta de entrada al campo se podía leer el lema “Arbeit macht frei” («El trabajo os hará libres»), y al leerlo pensé que todo iba a salir bien. Si trabajábamos, íbamos a ser libres. Nos metieron en barracas y nos cortaron el pelo de modo que ya no podía reconocer a mi mamá aunque estaba cerca. Sólo le reconocía la voz porque sin pelo parecía un hombre. Nos cogíamos de la mano para no separarnos. Tuve suerte porque sólo me quedé tres días en Auschwitz. Eso significa que después de tres días me libré del hambre, de la misería y de todo lo que había allí, cosas que ni siquiera puedo contar.”
En mayo de 1944, durante la ocupación horthysta del Norte de Transilvania, Mauriţiu Sabovici de Sighetu Marmaţiei fue llevado al gueto de Vişeu. En 1997, él contó cómo era la vida en el campo de concentración de Auschwitz.
”Así era un día normal: a las 5 nos levantábamos, tomábamos rápidamente una ducha y luego, en grupos, íbamos a comer: 100 gramos de pan, té o café negro y margarina. A las 6 nos llevaban a la fábrica de Gleiwitz, a un kilómetro o dos de distancia. Hasta llegar allí a los de ambos lados nos daban una buena paliza, por eso todos queríamos estar en el centro. En la fábrica nos golpeaban los civiles y los nazis vigilaban la fábrica para que no nos fugáramos.”
El electricista Otto Şarudi de Baia Mare contaba en 1997 cosas similares. En junio de 1944, los judíos de Baia Mare fueron recogidos y llevados en trenes de mercancías a Auschwitz.
”De Auschwitz nos llevaron a Birkenau, donde se encontraba el campo de exterminio. En Birkenau yo estuve en un campamento de gitanos, unas mil personas víviamos como en un establo. Allí nos quedamos una semana. Luego vinieron los nazis y dijeron que necesitaban personas que supieran trabajar en la construcción: albañiles, carpinteros, mecánicos, electricistas. Nos llevaron a Auschwitz. Allí nos repartieron por profesiones y nos llevaron a los talleres. Luego nos seleccionaron. De 16 electricistas, escogieron dos. Uno de ellos fui yo y mi responsabilidad era controlar las alambradas electrificadas.”
Pocas ideologías han logrado sintetizar en una sola palabra la esencia del crimen como el régimen nazi. Auschwitz es esta palabra y cualquier ser humano se estremece al escuchar su nombre.