Stalin y la Región Autónoma Húngara
El 1 de diciembre de 1918, al final de la Primera Guerra Mundial, Transilvania, un territorio de Austria-Hungría habitado principalmente por rumanos, pero con una cantidad notable de población húngara, pasó a formar parte del Reino de Rumanía.
Steliu Lambru, 30.05.2022, 16:18
El 1 de diciembre de 1918, al final de la Primera Guerra Mundial, tras la votación celebrada en Alba Iulia, Transilvania, un territorio de Austria-Hungría habitado principalmente por rumanos, pero con una cantidad notable de población húngara, pasó a formar parte del Reino de Rumanía. La guerra entre el Reino de Rumanía y la República Soviética de Hungría, que continuó durante 1919 y terminó con la ocupación de Budapest por el Ejército rumano, reafirmó el acto del 1 de diciembre. El Tratado de Trianón, firmado el 4 de junio de 1920, consagró el colapso de Hungría. El país perdió dos tercios de su territorio: Eslovaquia, Transilvania, Maramureș, Banat y Croacia. La mayor parte de este territorio pasó a formar parte de Rumanía. De acuerdo con sus compromisos con las grandes potencias y con la política de protección de las minorías nacionales de la Sociedad de Naciones, Rumanía garantizó a estas minorías los derechos previstos en los tratados internacionales.
Durante el período de entreguerras, entre 1918 y 1940, las relaciones bilaterales entre Rumanía y Hungría estuvieron prácticamente paralizadas. El revisionismo promovido por Hungría alcanzó su punto álgido en 1940 cuando, tras el arbitraje de Viena del 30 de agosto de 1940, Alemania e Italia obligaron a Rumanía a ceder la zona septentrional de Transilvania a Hungría, casi la mitad del territorio de la región. Como aliados circunstanciales en la Segunda Guerra Mundial, Alemania, Rumanía y Hungría contemplaban las perspectivas de futuro de las relaciones bilaterales. El 23 de agosto de 1944, Rumanía abandonó la alianza con Alemania y se sumó a la coalición de las Naciones Unidas. La razón principal sería la recuperación del norte de Transilvania, tal y como muestran los documentos diplomáticos. Stefano Bottoni, profesor de la Universidad de Florencia, es autor de El legado de Stalin en Rumanía. La Región Autónoma Húngara 1952-1960» En una conferencia pública celebrada en el Ateneo Rumano en Bucarest, Bottoni contó cuál era el papel de Stalin en la disputa rumano-húngara por el norte de Transilvania.
«Stalin tenía la idea, ya en 1944, de que entre Rumanía y Hungría no se debía premiar a ninguno de los dos países. Ambos se habían portado mal. El desarrollo de la guerra para los dos países había sido un error, por decirlo de forma suave, en su confrontación con la Unión Soviética. Rumanía tenía una gran ventaja porque había conseguido salir de la guerra cuando cambió de bando. El 23 de agosto la situación cambió de modo objetivo. No se trata de un mérito moral, es el mérito de la capacidad política de toda la clase dirigente política y militar rumana, que comprendió la situación. Estos eran los mismos líderes militares que habían cometido masacres en el frente oriental y que ahora se sometían, disciplinadamente, a la nueva dinámica de alianza con los soviéticos.»
En el Tratado de Paz de París de febrero de 1947, Rumanía tenía al menos una gran ventaja: el cese de la lucha contra los soviéticos y su incorporación a la ofensiva contra los ejércitos germano-húngaros. Liberada el 25 de octubre de 1944 por el Ejército rumano, el norte de Transilvania permaneció, aun así, bajo ocupación soviética. A las autoridades rumanas se les permitió regresar a la zona solo después de que el rey Mihai sucumbiera al chantaje soviético y designara a Petru Groza, cercano a Moscú, para que formara un nuevo gobierno controlado por comunistas. Pero la situación no estaba nada clara. La nueva diplomacia rumana hacía grandes esfuerzos con los soviéticos para defender su propia causa, en dura competición con la húngara.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, la frontera rumano-húngara volvía a situarse en los mismos puntos que en 1920. Pero la epopeya del norte de Transilvania aún no había terminado. La URSS había mostrado su acuerdo con los argumentos de Rumanía, pero quería contentar a los comunistas húngaros. De este modo, en el centro de Rumanía se creaba la Región Autónoma Húngara, formada por tres provincias: Covasna, Harghita y Mureș. Stefano Bottoni explicó con detalle la nueva fórmula de Stalin para acabar con el conflicto rumano-húngaro.
«Stalin, ya en 1944-1945, razona siguiendo la lógica de una gran potencia, de un bloque. Por ejemplo, sabía que Hungría se vería obligada a aceptar entre 2 y 2,5 millones de habitantes de los países vecinos, y que, desde el punto de vista social, político y económico, colapsaría. Y esto habría tenido un impacto muy negativo en el Partido Comunista Húngaro, directamente en Mátyás Rákosi. Los húngaros habrían dicho que era un incompetente, que era responsable de todo aquello, que era judío y que no podía ayudarlos. Luego estaba la cuestión de no premiar a Rumanía. Se tenía que recompensar a Rumanía con Transilvania por la pérdida de Besarabia y Bucovina. Se le dio Transilvania, pero no en su totalidad. Aquí ya vislumbramos una pista que nos lleva a la Región Autónoma Húngara. A los húngaros se les dijo: podéis quedaros aquí, pero portaos bien. ¡Se ha acabado el revisionismo, se ha acabado Horthy, se ha acabado el arbitraje de Viena, se ha acabado recibir ayuda de otras partes, se ha acabado la época en que la madre patria vendrá a ayudar! A los rumanos se les dijo: sabemos cómo os comportasteis en las dos guerras mundiales y no estuvo bien. No habéis hecho nada para integrar las minorías. Es más, les habéis hecho vivir como ciudadanos de segunda.»
La Región Autónoma Húngara funcionó hasta 1956, cuando la revolución anticomunista de Hungría conllevó la pérdida de apoyos de Moscú. Tras reformarla en 1961, la Región Autónoma Húngara fue abolida en 1968, con la reforma administrativa de Nicolae Ceaușescu.
Versión en español: Víctor Peña Irles