Radio Cairo
Los bloques militares de la II Guerra Mundial buscaban las ondas de radio para confundir al enemigo en su idioma. Una de las estaciones de radio que también tenía un servicio en rumano era Radio Cairo, una estación establecida por el gobierno británico.
Steliu Lambru, 10.04.2023, 18:41
La guerra es una amenaza permanente para cada uno de
nosotros, más o menos lejana, más o menos justificada. Ya sea que recordemos
experiencias personales, ya sea que nos hayan contado otros sus experiencias o
que hayamos visto documentales o escuchado sobre ella en las noticias, la
guerra no ha desaparecido del imaginario de nuestra sociedad. Aunque las
actuales estructuras de seguridad colectiva como la OTAN dan una mayor garantía
a los países miembros, la guerra sigue siendo una posibilidad para que la
humanidad degenere en animalidad. Y la Segunda Guerra Mundial sigue siendo un
recuerdo vivo, 78 años después de su final.
Durante las guerras, no solo son importantes las
batallas reales, sino también la información que circula. Los especialistas
dirían que es tan importante como los equipos militares. Por eso los medios de
comunicación existentes durante la Segunda Guerra Mundial libraron su batalla
específica contra el enemigo. La radio no fue una excepción, con feroces
batallas de información y desinformación que se libraron en las ondas de radio.
En la Segunda Guerra Mundial, Rumanía formó parte de la alianza con Alemania,
Italia y Japón contra los EE. UU., Gran Bretaña y la URSS. Los dos bloques
militares buscaban las ondas de radio para confundir al enemigo en su idioma.
Una de las estaciones de radio que también tenía un servicio en rumano era
Radio Cairo, una estación establecida por el gobierno británico. La rumana
Livia Deakin-Nasta, que traducía y escribía noticias en rumano, trabajó allí a
partir de 1941.
El padre de Livia Deakin-Nasta
era el jurista Liviu Nasta que formaba parte del séquito de la embajada
británica en Bucarest y que había dado información al embajador británico en la
capital rumana, Burton Berry. Nacida en Bucarest en 1916, se graduó en la
Facultad de Lenguas Romances. Entrevistada por el Centro de Historia Oral de la
Radiodifusión Rumana en 1998, Livia Deakin-Nasta recordó cómo comenzó su
aventura como periodista radiofónica.
Salí de Rumanía en febrero de 1941. Habían arrestado a mi padre y con
la ayuda de los franceses y los estadounidenses salí del país y fui primero a
Budapest, después a Belgrado. De Belgrado, cuando entraron los alemanes, fui a
Grecia, y de Grecia no podía ir a ningún otro lugar que no fuera El Cairo,
donde estaba el Segundo Mando Militar Aliado. Uno era Londres y el otro El
Cairo.
En Egipto, Livia Deakin-Nasta se
dedicó ardientemente al servicio de aquellos a quienes su padre había informado
de los movimientos de los ejércitos alemán y soviético. Vivía en un apartamento
con otras 4 jóvenes de otras nacionalidades. Radio Cairo se había establecido
en abril de 1941, poco después de que Livia llegara al norte de África, con
Lord Runciman como director de la emisora. Se le otorgó el rango de teniente y
se presentaba en la radio con el nombre en clave de teniente Jane Wilson.
Recordó que Radio Cairo tenía, además del servicio rumano, un servicio
italiano, uno búlgaro y uno griego.
Hablaba a las 11 y media de la noche, los italianos hablaban después de
mí, eran demasiado perezosos para escribir el texto. Tenía 10 minutos de
noticias de guerra y 5 minutos de noticias generales. Los italianos venían a la
oficina y estaban conmigo y tomaban notas de mi rumano al italiano. Y había
alguna palabra que no entendían, pero al final hablaban rumano mejor que los
demás. Más tarde vino una señorita, porque yo me puse muy enferma y ya no podía
mantenerme en pie, que se llamaba Elena. Era tres cuartas partes rumana y una
cuarta parte suiza. Era una mujer muy agradable, no recuerdo su nombre
completo. Cuando los alemanes estuvieron muy cerca de El Cairo en 1942, todos
fuimos evacuados al Líbano y hablamos desde allí. Y también hablé desde
Jerusalén, donde estuve más tarde, en la primavera de 1943.
Livia Deakin-Nasta recordaba con
bastante claridad cómo preparaba sus boletines de noticias, tal y como venían
de la oficina de relaciones con la prensa del ejército británico.
El Cuartel General Militar nos
daba las noticias, las escribíamos, cortaban todo lo que pudiera ser peligroso
para los movimientos de tropas, y después de eso nos sentábamos en un cine de
verano, es decir, afuera, y de rodillas traducíamos el texto del inglés al
rumano. Ni siquiera tenía tiempo de escribir a máquina. Los materiales se
quemaban al instante. Y especialmente en 1942, cuando llegaron los alemanes,
casi quemamos todos los archivos. Era una locura increíble porque la guerra no
es fácil.
Pero el trabajo de un oficial que
también se desempeñaba como periodista no era solo traducir y leer noticias,
según cuenta. Sus funciones también estaban relacionadas con el envío de
mensajes en código Morse a grupos de agentes en Rumanía. La evolución de la
guerra, sin embargo, significó la desaparición de la estación Radio Cairo en
1944, y la guerra en las ondas entró en otra época.