Pro Memoria: Naturaleza y política en la Rumanía del siglo XIX
La naturaleza es una presencia fundamental en la existencia humana: básicamente el hombre, tal y como es, no podría existir sin la naturaleza.
Steliu Lambru, 28.11.2022, 12:50
La naturaleza es una presencia fundamental en la existencia humana: básicamente el hombre, tal y como es, no podría existir sin la naturaleza. Es el mundo físico o el mundo material, y el ser humano se explica la naturaleza como una presencia tanto irracional como racional. La relación entre el hombre y la naturaleza siempre ha estimulado el pensamiento, y con ella se relacionan, de una forma u otra, todas las ideas y ciencias. El mundo moderno que comenzó en la segunda mitad del siglo XVIII equiparó la naturaleza con la divinidad, en comparación con la Edad Media y el período premoderno que se basaba en la idea de lo sobrenatural. La naturaleza pasa así a formar parte de los debates políticos y las ideas transformadoras o conservadoras toman en cuenta su significado.
La naturaleza como parte de los debates políticos también aparece en el espacio rumano, importada desde Francia. Los intelectuales rumanos francófilos retoman la idea de naturaleza en la política y analizan su papel y relaciones con la política en las actitudes que debería tener el hombre. La naturaleza se vuelve esencial para explicar el mundo desde un punto de vista político y la profesora Raluca Alexandrescu de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bucarest explica el origen de la discusión política sobre la naturaleza en el espacio rumano.
Podemos ya ver estas tendencias en la lógica europea en el discurso político y en la narrativa política europea después de 1850. Un autor que tomé como referente precisamente porque representa en muchos aspectos una inspiración y un modelo, aunque dudo en utilizar la palabra «modelo», es Jules Michelet. Él mismo tiene un cambio radical de discurso y campo de investigación de la historia y la política después de 1851.
Uno de los primeros intelectuales en introducir la naturaleza en la política fue el ingeniero, geógrafo y escritor Nestor Urechia. Raluca Alexandrescu redescubrió sus escritos y ahora está tratando de ponerlos nuevamente en circulación.
Nestor Urechia es hijo de V.A. Urechia. Es un autor que, por lo que he notado al hablar con colegas historiadores, politólogos y antropólogos, llama muchísimo la atención, diría yo. Al no haber sido muy estudiado hasta este momento, él mismo revela buena parte de las múltiples caras que posee. Es un ingeniero formado en la Escuela Politécnica y la Escuela Nacional de Ponts et Chaussées de París, es el director principal o jefe de obra de la Carretera Nacional núm. 1, la famoso DN 1, que él monitoriza y construye entre 1902 y 1913, el tramo Comarnic-Predeal. Es, por otra parte, un filofrancés declarado. Su familia también está compuesta por su esposa, que era francesa. Es un amante de la montaña y la naturaleza. Y todas estas cosas de alguna manera envuelven una reflexión que es extremadamente estimulante para cualquiera que le lea hoy.
Las ideas de Urechia estimulan al lector a reflexionar sobre la relación entre territorio, naturaleza, democracia, soberanía. Esta es una primera idea del trabajo de Urechia que Raluca Alexandrescu quería señalar.
Observa que la tierra es interesante, especialmente a través de su relación con la gente. Ese es el tema principal del que parte. La relación con las personas significó no solo los aspectos que hoy miraríamos desde una perspectiva activista ecológica, es decir, cómo cuidamos el medio ambiente, qué podemos hacer para protegerlo, sino más que eso. El pensamiento e intención de Urechia es construir una propuesta más teórica. Su propuesta tuvo en cuenta esta relación cada vez más móvil, más dinámica, más fluida de la sociedad, de los grupos e individuos que la componen, con diversas formas de manifestación de la naturaleza, esa forma de convivencia. Y esto es interesante porque esa idea de convivencia pacífica con la naturaleza, que hoy domina el discurso sobre el medio ambiente en general, no aparece muy a menudo en ese período. Así, el hombre y la naturaleza son actores con los mismos derechos en un escenario que los reúne en un régimen político armonioso.
¿Cómo se forma la pertenencia nacional? Raluca Alexandrescu resume la respuesta de Nestor Urechia.
“Otra idea no tan original, pero que vale la pena seguir en Urechia, es la forma en que traza la construcción de la expresión moderna de la nación en la retórica sobre la naturaleza. Aquí podemos referirnos más bien a sus novelas, que no son más que unos relatos propiamente dichos. Se trata de varios tomos que publica a principios del siglo XX, en Bucegi, Vraja Bucegilor, un poco más tarde Robinsonii Bucegilor, todas ellas tienen como escenario a Bucegi. En estos intentos literarios se ve muy clara, diría yo, la intención de construir la retórica de una identidad, incluso nacional, referida a la forma en que se fusionan naturaleza y política.
La naturaleza y la política están hoy, como lo estaban hace casi 150 años, presentes en lo que las personas piensan que es importante para ellas y para la comunidad en la que viven. Y Nestor Urechia es un nombre en el que los rumanos pueden reflexionar cuando hablan sobre ellos.