Petru Groza
Petru Groza fue una de las más complejas personalidades de la historia de Rumanía, más exactamente de la segunda mitad del siglo XX.
Steliu Lambru, 28.10.2019, 16:11
Petru Groza fue una de las más complejas personalidades de la historia de Rumanía, más exactamente de la segunda mitad del siglo XX. Nacido en 1884, en el distrito de Hunedoara, Transilvania, Groza estudió Derecho y Economía Política en las universidades de Budapest y Leipzig. En 1907 hizo su doctorado también en Leipzig. Entró en la política en 1918, cuando se unió al Partido Popular y, más tarde, al Frente de los Labradores. En los años 30, se volvió antifascista y colaboró con el Partido Socialista. Al mismo tiempo empezó a acercarse a los comunistas, lo que fue definitorio para su futura carrera política.
El 6 de marzo de 1945, los soviéticos le impusieron al rey Miguel I de Rumanía que formara un Gobierno encabezado por Petru Groza, elque iba a destruir completamente la democracia rumana. Los demás partidos políticos fueron aniquilados, la monarquía fue apartada y los políticos, los intelectuales y muchas personalidades fueron condenadas a muchos años de prisión por delitos imaginarios. De esta forma, Groza desempeñó un papel esencial en la instauración y el buen funcionamiento del régimen comunista en Rumanía.
Después de 1989, los historiadores trataron de esbozar un perfil de Petru Groza, lo más cercano posible a la realidad. La hija del líder comunista, Maria Groza, trabajó como su secretaria y era su gran confidente. En 1995, en una entrevista al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Mia Groza recordó los esfuerzos de su padre por mantenerse en el poder.
«Había muchas tendencias en la época, muchas de las mismas, contradictorias. Se planteaba la necesidad de realizar una reforma agraria, asunto que le preocupaba de modo especial. No estaba a favor de la colectivización, porque se daba cuenta de la importancia de la tierra para los campesinos rumanos. Pero las circunstancias le obligaron. Otro tema que le preocupaba de modo especial era la relación con los países vecinos. Solía decir que por muy amigos que fuéramos de fulanito y sutanito, era muy importante mantener buenas relaciones con los vecinos. Por esto decidió emprender varios viajes a los países que rodeaban Rumanía, inclusive a Moscú. Estuve con él, pero no vi a Stalin. A mi padre le encantaba la opera. Aprovechamos el viaje a Moscú para ver un espectáculo ofrecido por el teatro Bolshói. Se nos acercó una persona que nos invitó a ver a Stalin. El aceptó, se fue a ver a Stalin y estuvieron hablando un buen rato. En aquella ocasión fueron decididos muchos aspectos sobre el futuro de Rumanía.”
El diplomático Pamfil Ripoşanu fue miembro del Partido Nacional Campesino, encabezado por Iuliu Maniu, uno de los partidos más afectados por la represión comunista. Este diplomático fue amigo de Groza desde la infancia, pero no compartían las mismas opiniones políticas.
Ripoşanu nos contó en 1995 cómo llegó al poder su amigo, en el mes de marzo de 1945.
”Recuerdo que el mes de marzo de aquel año estaba yo en la sede del Gobierno. Se celebraban negociaciones para formar un Gobierno de coalición. Groza me llamó para ver por la ventana los tanques rusos que había en Calea Victoriei. Me preguntó qué era lo que deberíamos hacer. Justo entonces llegó Vâşinski, un emisario de Moscú que le transmitió a Groza que Stalin quería que formaran el Gobierno. Condicionó la recuperación de la región del Ardeal con la formación de aquel Gobierno. Groza se puso rojo y no podía contener sus emociones.”
Las decisiones tomadas en aquellos momentos bastante tensos cambiaron el futuro de Rumanía. Vuelve con detalles Pamfil Ripoşanu.
”La Rumanía de aquella época vivía una tragedia por la fragmentación de la región de Ardeal, a través del pacto Ribbentrop-Mólotov. La mitad de Ardeal la tenían los húngaros. Groza me aconsejaba que fuera con el rey para decirle que él iba a aceptar el trato. Yo le dije que lo consultara también con Maniu, el presidente del partido. Al final, decidimos hacer un alto en casa de Maniu, quien vivía cerca del parque Cişmigiu. Groza le pidió a Maniu que no lo dejara solo, que formaran juntos el Gobierno. Maniu se negó y le aconsejó a Groza que hiciera lo mismo. Groza le replicó que si podía servir a su país nada más importaba, ni su reputación y lo que iban a pensar sus propios hijos de él. Y así fue como ocurrieron las cosas.”
Petru Groza murió en 1958, a los 73 años de edad, pero el régimen que había instaurado y consolidado iba a sobrevivir 31 años más.
Versión española: Valeriu Radulian