Peste y tratamiento en el espacio rumano del siglo XIX
La peste fue sobre todo una enfermedad de las ciudades y hoy en día las medidas tomadas por las autoridades pueden ser consideradas represivas
Steliu Lambru, 04.03.2019, 17:11
Durante
mucho tiempo la peste fue el mayor temor de Europa causando decenas de millones
de víctimas. En los siglos XVIII-XIX, la peste era conocida como la epidemia
del Levante, la epidemia valaca o la enfermedad pegajosa y era considerada
una de las enfermedades más peligrosas debido al gran número de decesos y a la
falta de tratamiento. La peste se transmitía mediante las pulgas de los
roedores siendo la peste bubónica la más frecuente y se caracterizaba por
fiebre alta, bubones o llagas, vómito, hemorragias y alucinaciones que
eventualmente llevaban a la muerte.
Sin embargo
la peste no fue una presencia constante en los Principados Rumanos. La plaga
siempre fue traída a los Principados Rumanos por los comerciantes, soldados,
peregrinos y otros viajeros de Oriente que llevaban pulgas en su ropa y
mercancías o por las ratas presentes en caravanas y barcos.
El
historiador Sorin Grigoruta del Instituto de Historia A.D. Xenopol de la
ciudad de Iasi escribió un libro sobre la peste y su tratamiento. Él se refirió
a las percepciones de la enfermedad que ilustraban el pensamiento de la época.
Los siglos anteriores al siglo XIX estuvieron marcados por conceptos
según los cuales las epidemias de peste eran consideradas una consecuencia de
varias modificaciones de las condiciones naturales determinadas por una serie
de factores astronómicos como la conjunción de los planetas, los eclipses, los
cometas así como los terremotos o las inundaciones. La peste era percibida como
una sanción por parte de la divinidad debido a la multitud de pecados cometidos
por el hombre. Al comienzo del siglo XIX, los habitantes de Valaquia y las
autoridades se dieron cuenta de que también el factor humano era responsable
por la propagación de la peste. Con el paso de los años y después de la aparición
de las múltiples olas epidémicas, una serie de constataciones empíricas
contribuyó a la formación de un conjunto de acciones antiepidémicas. Los únicos
métodos eran huir o llevar a los enfermos fuera de las localidades.
La peste
fue sobre todo una enfermedad de las ciudades y hoy en día las medidas tomadas por
las autoridades pueden ser consideradas represivas. Sorin Grigoruta:
Ya que las aglomeraciones humanas no hacían más que aumentar el
riesgo de propagación de esta enfermedad, las autoridades tomaron medidas
severas para limitar el contacto interhumano. Se suspendió la actividad de los
tribunales, los colegios, las iglesias, las cafeterías y también se prohibió la
circulación por las calles sobre todo durante la noche. Alrededor del año 1785
se cerraron todas las cafeterías pero el café se podía vender por la ventana.
Se prohibió la circulación por las calles durante la noche porque entonces se
transportaban a los enfermos y muertos fuera de la ciudad. No era una imagen
agradable y se intentaba disminuir el efecto emocional que ésta producía en las
demás personas.
La segunda
medida contra la peste fue el aislamiento. Más detalles al respecto nos amplía
Sorin Grigoruta:
Aislar las casas de las personas infectadas era la segunda medida
tomada por las autoridades. La primera forma de aislamiento suponía mantener a
los enfermos en la casa. Menciono que este método no se aplicó solo en Valaquia
sino en toda Europa. La segunda forma de aislamiento era sacar tanto a los
enfermos como a las personas sanas de las casas para desinfectar su hogar. La
desinfección significaba ventilar y lavar la casa o quemarla parcial o
totalmente. Stefan Episcupescu, en cuya opinión la peste era un espíritu de la
muerte, escribía en 1824 que el agua, el vinagre y el fuego representaban el
tratamiento más fuerte contra la peste.
El método
más eficiente para combatir la peste en occidente fue la cuarentena. La ciudad
puerto de Ragusa fue la primera en excluir y aislar temporalmente a las
personas sospechosas de portar la
peste. En la tierra, el cordón sanitario austriaco fue muy eficiente,
organizado según la estructura de las fronteras militares. Sin embargo, la
cuarentena rusa tenía lugar solamente durante la epidemia y en gran parte era
ineficiente. La cuarentena se instaló también en el espacio rumano pero fue igual
de ineficiente.
Sin referirse de manera consciente al factor que causaba la
propagación de la peste, gradualmente todas las medidas que tenían que ver con
el aislamiento de los enfermos o de los sospechosos de peste resultaron eficientes.
Así pues, el siguiente paso fue verificar y aislar por algunos días a los que
venían de zonas afectadas por la plaga. Los viajeros sanos tenían que presentar
una nota médica que certificaba que llegaban de zonas que no se vieron
afectadas por la peste. Así nacieron las cuarentenas internas y externas. Estos
lugares de aislamiento se organizaron en los principales puntos de entrada de
las grandes ciudades o pueblos.
La peste
desapareció de Valaquia a mediados del siglo XIX una vez aparecido el Estado y
las fronteras fuertes.