Misiones militares francesas en Rumanía
El director del Museo Nacional de Historia de Rumanía nos habla del papel crucial que tuvo la ayuda de Francia a Rumanía en los dos últimos siglos.
Steliu Lambru, 14.11.2022, 10:21
La Rumanía de hoy es una creación de Francia; para cualquier conocedor de la historia rumana desde el siglo XIX, esta afirmación no puede ser rebatida. La fuerza de modernización que ofrecía Francia al mundo era abrumadora, y el espacio rumano no podía permanecer indiferente. La influencia del Hexágono en Rumanía fue total, desde los préstamos culinarios, las modas de vestir y las buenas maneras, hasta incluso el lenguaje hablado. En los grandes momentos de la historia, sin embargo, se necesitaba algo más que modas y préstamos, se necesitaban la presencia física y la autoridad. El afrancesamiento de los rumanos también se realizó a través de las misiones militares francesas que llegaron al espacio rumano para garantizar la estabilidad.
La presencia de las misiones francesas se honra en el Museo Nacional de Historia de Rumanía a través de una exposición organizada por la institución. Ernest Oberländer-Târnoveanu, director del museo, quiso repetir el papel crucial que tuvo la ayuda de Francia a Rumanía en los dos últimos siglos:
Normalmente, decimos que una imagen vale más que mil palabras. Yo suelo decir que una obra vale más que un millón de palabras y esta exposición está dedicada a las obras de Francia, un viejo, firme e importante amigo de Rumanía. Prácticamente, desde mediados del siglo XIX, no hay ningún evento importante en el que Francia no haya estado con el Estado y la nación rumanos. Aunque seamos amigos, aunque seamos cercanos, de vez en cuando debemos recordar a nuestros conciudadanos y a nuestros amigos y socios franceses y europeos que esta amistad se basa en hechos. Esta exposición acerca al público y a los especialistas las obras de las misiones militares francesas. A partir de 1855, es decir, hace casi 150 años, el ejército francés estuvo presente aquí en uno de los momentos más dramáticos de nuestra historia, en 1916 y otra vez en 1918; la misión militar francesa jugó un papel esencial en la reorganización del ejército rumano y en el salvamento de la existencia del Estado nacional rumano independiente y soberano. Nuestras relaciones con Francia no terminaron en el momento de la Primera Guerra Mundial, sino que continuaron en las décadas de 1920 y 1930 sobre una nueva base. Rumanía fue uno de los aliados importantes de Francia en el Sudeste y el Este de Europa y junto con Polonia representa los pilares de una estructura y arquitectura europea antirrevisionista y contra el debilitamiento de las sociedades democráticas por la subversión totalitaria.
Durante la Guerra de Crimea, en 1855, Francia envió una misión a Dobrogea para la construcción de una carretera desde Constanza a Rasova. La misión fue dirigida por el ingeniero de caminos Léon Lallan, e incluía también al ingeniero Jules Michel, a los geólogos Blondeau y Gaudin, a la doctora Camille Allard, al topógrafo rumano Aninoșeanu y una guardia de ocho soldados. En 1857, los primeros oficiales franceses comenzaron a entrenar al ejército en Moldavia.
La primera misión militar francesa propiamente dicha llegó a Rumanía en 1860, enviada por el emperador Napoleón III a petición del príncipe rumano Alexandru Ioan Cuza. La misión estaba formada por oficiales y suboficiales de intendencia y administración y fue dirigida por el subintendente Guy Le Clerc. En 1861, llega al frente de la misión el coronel de caballería Zenon Eugène Lamy, quien, junto a oficiales y suboficiales del Estado Mayor, de las tropas y de artillería e ingeniería, se ocupa de la instrucción del ejército rumano equipado con armamento francés. La primera misión militar francesa permaneció en Rumanía hasta 1869. Y la ley sobre la organización del ejército rumano de 1867 fue de inspiración francesa.
Mucho más conocida fue la segunda misión militar francesa que llegó en el otoño de 1916, en un momento extremadamente difícil para Rumanía, cuando las Potencias Centrales habían conquistado dos tercios de su territorio. Dirigida por el general Henri Mathias Berthelot, la misión tenía el objetivo de reconstruir la moral del ejército rumano, pero también de entrenar a las nuevas divisiones rumanas equipadas con armamento enviado por la Entente. La habilidad del general Berthelot fue decisiva y se vio en las grandes victorias obtenidas por el ejército rumano en el verano de 1917 en Mărăști, Mărășești y Oituz. Junto a la misión militar francesa, también operó la misión sanitaria francesa.
La tercera misión militar francesa es la misión AIGLE y comenzó en el verano de 2022 en Cincu, cerca de Brașov. La apuesta de la tercera misión militar francesa en Rumanía fue señalada por Ernest Oberländer-Târnoveanu:
En este momento crítico, tras la invasión y tras el inicio de una guerra de agresión contra Ucrania, Francia volvió a demostrar que es un socio, un aliado y un amigo de confianza. Envió soldados y recursos militares importantes en una misión a Europa del Este, en el área del Mar Negro, para proteger no solo a nuestro país de las posibles consecuencias de un acto imprudente por parte de Rusia, sino para proteger a Europa y a todo el mundo democrático. La misión francesa defiende a los rumanos, defiende a los europeos de Europa del Este, aunque en realidad defiende el orden mundial basado en reglas, en derechos, y defiende la democracia.
Las misiones militares francesas en Rumanía son capítulos esenciales de la historia rumana de los últimos dos siglos. Y son signos de una amistad inquebrantable por el paso del tiempo.