Magia y gastronomía en los Principados Rumanos del siglo XVIII
Los folcloristas, los antropólogos y los historiadores siempre han considerado que la gastronomía incluye un componente mágico y no han vacilado en buscar los significados culturales de éste
Steliu Lambru, 05.06.2017, 16:27
Los folcloristas, los antropólogos y los historiadores siempre han considerado que la gastronomía incluye un componente mágico y no han vacilado en buscar los significados culturales de éste. La dimensión mágica de las especias y los secretos de la gastronomía tampoco faltaban en las cocinas del final del siglo XVIII y comienzos del XIX de los Principados Rumanos. Como la simple presentación de los condimentos no despierta un interés especial, la vamos a acompañar de unas breves historias con valor literario.
Doina Rusti escribe ficción histórica. Su último libro “El Gato del Viernes habla de historia, magia, mentalidad colectiva y gastronomía entre los siglos XVIII y XIX, y se basa en una seria investigación de los archivos. Escuchemos a Doina Rusti:
“He descubierto en los archivos un documento del tiempo del príncipe de Valaquia, Constantin Hangerli, en que se mencionaba a un famoso cocinero. Era un gitano al servicio de una mujer de noble linaje, Ecaterina Greceanu. Este siervo gitano que se llamaba Vasile sin Andreica, pasó al servicio del príncipe que se lo arrebató a Ecaterina a través de falsas declaraciones.
El talento de este cocinero era tan grande que el príncipe decidió mantenerle a su servicio para siempre, mientras que la noble Ecaterina llegó a iniciar un proceso para recuperarle. Doina Rusti nos amplía detalles:
“Ecaterina Greceanu se había quedado sin cocinero y estaba juntando dinero para recuperarle. Por ello empecé a pensar qué clase de comida podía preparar el gitano. Ocurrió que me encontrara con un autor que había escrito un libro sobre los insectos, acompañado de unas recetas del naturalista Conrad Gessner, y me di cuenta de que estas recetas las conocía ya de mi abuela y decidí escribir el recetario de cocina que está en la primera plana de mi libro, <
El libro de cocina más antiguo se conserva en los Archivos Nacionales y data del tiempo del príncipe Constantin Brancoveanu, del comienzo del siglo XVIII. Doina Rusti se inspiró en la gastronomía de aquellos tiempos. Escuchémosla:
“Abundaban los platos basados en carne picada, así como los pasteles con nueces y miel de abeja. En tiempos del príncipe Brancoveanu se comían muchas albóndigas incluso preparadas de cangrejos, salpicadas de vinagre de ciruela o de rosas, un plato llamado “musaca, de carne picada con lonchas de berenjenas o calabacines, pollo y pato rellenos. Para preparar el asado, la carne se bañaba en un almíbar de miel y canela porque esta mezcla de agridulce y picante era representativa de la cocina rumana influenciada por la fanariota, es decir de la élite griega del Imperio Otomano.
El personaje de Doina Rusti es el resultado de las propias lecturas, recuerdos de la autora que de esta manera se transforma en maestra de la gastronomía, narradora y bruja a la vez:
“El protagonista es una mujer que se acuerda de un episodio de su juventud y sus memorias van acompañadas por su cultura. Quise crear un personaje culto de los siglos XVIII y XIX, hablaba latín y griego antiguo. Con esta cultura ella se inicia en un tipo de magia, la magia de Sator, y empieza a escribir un libro sobre los platos peligrosos que pronto enloquecerá a toda Bucarest. El cocinero que había sido raptado por el príncipe valaco entra en posesión de este libro de gastronomía y pronto todos los habitantes de Bucarest empiezan a cocinar lo que el chef del palacio cocinaba. Y así llegó a preparar la torta de rosas que incitaba a reír y que pronto causaría una enfermedad que enloquecería a todos. Es en esta atmósfera eufórica cuando empiezan a flotar todas las recetas del <
“El Gato del Viernes es un libro situado en la encrucijada entre la ciencia la magia y la ficción. Es la fórmula a través de la cual el ser humano cumple su destino y también descubre su pasado.